El viernes 18 de octubre estalló una rebelión popular en la Ciudad de Santiago, y durante el fin de semana se propagó a lo largo de todo el país. Las manifestaciones se iniciaron debido a las alzas del precio del transporte público. Sin embargo, la magnitud del conflicto hizo que aquella demanda pase a segundo plano. Se realizarán movilizaciones en las embajadas chilenas en diferentes puntos del país.

En estos momentos existe un descontento generalizado contra todas las políticas neoliberales y la represión que ha vivido por años el pueblo hermano. Mientras se informa de 9 muertos, la militacion recrudece. Suenan las consignas «No + AFP», «fin a la mercantilización de la educación, salud, vivienda, transporte y recursos naturales», sumándoles el derrocamiento de la Constitución redactada por la dictadura de Pinochet. La constante indiferencia de los gobiernos, frente a los reclamos populares durante 30 años de supuesta democracia, ha dejado en claro que la única forma de terminar con el experimento neoliberal es llevar a cabo un proceso de transformación de raíz. Lamentablemente, no hay salida por vía pacífica, no hay final para el conflicto con militares en las calles y no hay marcha atrás sin la dignidad del pueblo trabajador.

La situación de agotamiento del sistema neoliberal en Chile no es un proceso aislado del resto de la región y el mundo. Tal como ocurrió en Ecuador y en diversos lugares, los pueblos se están cansando de los abusos de las clases dirigentes capitalistas.

Protestas mundiales llaman a levantarnos contra el Plan de dominación del FMI y de los Estados y gobernantes de turno. En el norte de Siria el terrorismo del Estado turco y yanqui se refleja a fuerza de bombardeos y ocupación, para contrarrestar la vida comunitaria y la propuesta socialista de los cantones liberados por las milicias del YPG y el pueblo kurdo. En Cataluña, hace seis días se toma masivamente las calles a favor de la libre determinación, la independencia y en repudio al fallo que encarcela a lxs que luchan. Vimos como en Ecuador pueblos indígenas y trabajadorxs organizaron una revuelta que frenó un paquete de medidas de Ajuste (Decreto 883). Así como en Chile la juventud radicalizó las medidas de presión contra el aumento del costo de vida reflejado en el transporte.

Sin masividad y acción directa no hubiese sido posible pararnos frente a quienes nos oprimen. En Argentina es importante que avancemos sobre el carril que coarta nuestra libertad. No esperemos que el cambio de dirigentes políticos transforme nuestras condiciones de vida. Porque, mientras tanto, el endeudamiento con el FMI se profundiza y se crean alianzas entre todas las gestiones de gobierno para hacer pasar el Tarifazo, el aumento de la pobreza, las condiciones precarias en los laburos, y la falta de políticas públicas reales para combatir la violencia machista y patriarcal.

Tenemos que solidarizarnos con les compañeres de Chile y de toda Latinoamerica. Estan marcando el camino de la lucha en contra de los estragos que provoca sobre la clase trabajadora el proyecto neoliberal, como modelo actual de acumulación del sistema capitalista. No hay solución posible desde el Estado. El freno lo tiene que poner el pueblo trabajador, en la calle.

Fuente: Acción Socialista Libertaria