Con tan sólo unos días de oficializadas las nóminas que presentan a los beneficiaros, se evidencia el ajuste en la beca. Estudiantes de varios estamentos quedaron fuera de la convocatoria por no cumplir con los requisitos. El trasfondo del problema, los requisitos para renovar la beca y la hegemonía del discurso de la meritocracia en la educación. (Jesica Aparicio)
Desde marzo la incertidumbre cubrió las expectativas de los beneficiarios del Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina. Luego de que la ANSES y el Ministerio de Educación recibieran múltiples preguntas respecto a la aprobación del beneficio, y estos informaran que se encontraban en “período de evaluación”, finalmente los datos de los beneficiarios se conocieron.
Quienes quedaron fuera del beneficio en esta primera tanda, y les figura “estado de solicitud en evaluación”, deben acercarse a ANSES a validar datos socioeconómicos hasta el 31 de mayo, sin turno. Fuera de esta situación, cientos de estudiantes quedaron fuera del beneficio. A nivel nacional, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) informa que el país sufrió una reducción de 360.000 beneficiarios.
Quienes quedaron desaprobados o no pudieron inscribirse, deberán esperar a postularse en la próxima convocatoria.
De mala educación
La beca PROGRESAR premia al alumno que se destaque en su rendimiento académico y prioriza a quienes sigan carreras de áreas estratégicas para el desarrollo del país. Los montos de las becas pueden llegar incluso a los 4.900 pesos. Para el resto de las carreras universitarias, el monto mayor posible es de 2.300 pesos mensuales.
Para obtener el beneficio se debe aprobar la mitad más una de las materias del plan de estudios. Quienes aprueban todas las materias estipuladas para el año, con promedio mayor a ocho, reciben la “Beca a la excelencia”: un pago equivalente a la totalidad del dinero que recibieron por su beca en el año.
Por otro lado, quedan fuera quienes no cumplen con la mitad de la carrera; quienes hayan repetido en el año el ciclo lectivo 2018; si en el hogar superan los tres sueldos mínimos y si asiste a una institución privada. La mayoría de estos requisitos se impusieron durante la gestión de Cambiemos y dan cuenta de la modificación de pensar PROGRESAR como beca, más que como programa.
¿Programa o Beca?
El año pasado ya el Programa sufrió cambios en su formato pasando a ser una beca y estableciendo criterios de esfuerzo para acceder a la misma. Esta modificación ya implicó un fuerte ajuste para la educación superior. Muchos estudiantes que antes podían contar con ese dinero para solventar los múltiples gastos que implica estudiar, durante el 2018 no pudieron renovar y muchos otros ni siquiera llegaron a ser beneficiarios.
Se perdió lo que motivó la creación de esta política pública. El objetivo de la misma estuvo orientado a respaldar a estudiantes en sus trayectorias educativas, a fin de reducir la deserción estudiantil y evitar que los jóvenes dedicaran parte de su tiempo de estudio a trabajar para costear la supervivencia. La mirada de este gobierno acompaña a quienes más se esfuerzan y se lo merecen, desconsiderando las realidades económicas y sociales.
En estos cambios subyace una idea de meritocracia, la cual podría ser válida, pero en un país donde los puntos de partida de cada individuo no son los mismos, con una economía devastada, un Estado debilitado, un mercado laboral fragmentado y un sistema educativo cada vez más ajustado, la idea de que el mérito propio es sinónimo de salvación, es irrealizable para las mayorías.
La pesada herencia…
PROGRESAR fue un instrumento más que dispuso el Estado, en el año 2014, para generar mecanismos redistributivos orientados a cohesionar la sociedad y generar inclusión. Con el cambio de mando, se modificaron varios criterios y formas de abordar el programa.
El 1 de febrero de 2019, el gobierno nacional informó a través del Boletín Oficial, que los montos para este año, destinados a PROGRESAR serían congelados, de manera que quedaron en los mismos valores de 2018. Teniendo en cuenta que INDEC demostró una inflación que arañó el 50%, esto implica una pérdida en el valor adquisitivo de la beca.
No sólo eso, sino que disminuyó la partida destinada, lo que implica el desmantelamiento del Programa y de la coordinación territorial que lo llevaba a cabo. Además, para los beneficiarios, se redujo el apercibimiento del mismo de doce a diez meses.
Un gobierno que recibió casi un millón de jóvenes estudiantes amparados por PROGRESAR, logró que el monto de la beca para terminar estudios obligatorios –primaria y secundaria– cayera en términos reales un 94 por ciento, y para los universitarios un 70 por ciento, lo que representa un recorte de 400 mil becas desde que gobierna Mauricio Macri, según informó Lucía Cirmi Obon, economista y ex coordinadora del programa. .
PROGRESAR pasó de ser un derecho, cuya finalidad era equiparar el acceso a la educación de los jóvenes de menores ingresos, a ser un sistema de rendimiento académico. ¿Es un progreso pensar la educación como competencia, donde llegan unos pocos? ¿O retrocedimos pensando que, primero nos deben mostrar las notas, para después recibir acompañamiento desde el Estado?
¿Acaso no debería ser al revés?