No sé si se les ocurrió estratégicamente o les salió de chiripa, pero transformar las PASO en la primera vuelta electoral del año es de una astucia singular. ¿Por qué?

Por Alejandro Saravia para Cuarto Poder

   

Porque de esa manera, de hecho, introducen un ballotage en el territorio definitivo que no lo tiene, la provincia de Buenos Aires. Me explico: a diferencia del ámbito nacional, en la provincia mencionada no existe la segunda vuelta, el ballotage, para elegir gobernador, de modo que si Kicilloff, el 27 de octubre, el día de la elección provincial junto con la primera vuelta de la elección nacional, saca un voto más que María Eugenia Vidal, se consagra como gobernador de la susodicha provincia.

Eso no le causaría ninguna gracia a tres sectores fundamentales: María Eugenia y Cambiemos; a los intendentes justicialistas de esa provincia; y, por fin, a los peronistas, en general, de la misma. Por qué?, porque por fuera de lo obvio, es decir Cambiemos y compañía, el peronismo surgió de un pacto expreso o tácito entre Iglesia y Fuerzas Armadas para evitar la irrupción, precisamente, del comunismo. Y el comprador de naranjas de San Pedro es un PC. Es decir, viene del partido comunista, respecto del cual, como decíamos, los pejotistas tienen anticuerpos genéticamente inoculados. Y, así como los conservadores decían que preferían votar a un peronista antes que a un radical, los peronistas prefieren votar a un supuesto conservador antes que a un “bolche”. Son cuestiones de la genética política, como decíamos, sin carga valorativa alguna. Además, ya comprobaron que la convivencia con Heidi no es tan desagradable. Peor les iba con la madrastra, ya que estamos en el mundo de los cuentos de niños…

Por esa misma razón es que el candidato estrella de Cambiemos, Miguel Angel Pichetto, proveedor de contenido político del sector, les descerrajó a los compañeros de la provincia inviable (Asís dixit) que los peronistas nunca votarían por un PC. El dedo en la llaga.

Pero, ¿qué otra cosa se elige el afamado 27 de octubre? Pues, a los legisladores nacionales respecto de los cuales tampoco hay ballotage. Transformando las PASO de agosto en la primera vuelta, fabrican, respecto de ellos, uno. Es decir, que de ese modo Cambiemos optimiza su proveeduría de legisladores, materia en la que está corto y ámbito en que va a quedar más necesitado, no sólo cuantitativamente sino fundamentalmente cualitativamente, por la pérdida de algunas espadas.

En este campo, otra torpeza de Cristina: lo sembró de Camporistas. Que en provincia de Buenos Aires encabece la lista Sergio Massa no cambia nada. Ya perdió virginidad. No sirve ni tan siquiera de biombo, o de disfraz, si prefieren. Ya, oportunamente, hablaremos de la oferta en nuestra provincia.

Y, por fin, un tercer efecto virtuoso de la avivada de convertir las PASO en una primera vuelta: los efectos financieros y cambiarios que podrían derivarse de una paliza del cristinismo sobre el macrismo. La fuga de capitales que habría entre agosto y octubre sería homérica. Ni Patoruzú podría poner orden. El dólar volaría y Dujovne también.

Es decir, es una jugada astuta y a tres bandas la de convertir las PASO en una primera vuelta. Habría, sí, que ajustar algunos detalles: El pretenso tercer sector de Lavagna-Urtubey; el de Espert y el de Gómez Centurión. Se trata de capítulos para siguientes entregas…

Ahora bien, recordemos lo que decía el enorme escritor francés Víctor Hugo, el de Los Miserables y Nuestra Señora de París, entre otros monumentos: “allí donde sólo hay astucia, hay meramente pequeñez”. Es decir, está bien la viveza para ganar una elección. Han demostrado ser duchos en esa materia. Eficacia. Pero aún no lo han demostrado en el arte de gobernar. Son, desde ya, dos cosas absolutamente distintas. Y, si piensan sólo en hacer lo mismo pero más rápido, están errando el tiro. Acá no resisto citarlo a Moldavsky: si piensan sólo en hacer eso, ¿por qué no se demoran un poquito?…

En otras palabras, hay desafíos externos e internos que no se resuelven con la receta, ni con los protagonistas, utilizados hasta ahora. Hay acuerdos fundamentales que están esperando, adentro y afuera. Y no alcanza con más de lo mismo y mucho menos haciéndolo más rápido. Hay que cambiar el chip.

Por último, una aclaración dirigida a Pichetto y a Alberto Fernández: el tratado con Irán sí constituye un delito: el de Traición a la Patria, artículo 214 del Código Penal, que dice que incurre en tal figura toda persona que  por razón de su empleo o función pública prestare cualquier ayuda o socorro a los enemigos de la Patria. Cualquier persona que adopte tal conducta incurre en ese delito. Y acá hubo dos actos terroristas terribles, abominables, en contra de nuestra Patria. Quienes los llevaron adelante son nuestros enemigos. El propio Fernández dijo que tal firma fue un encubrimiento. Y encubre quien ayuda a los autores del hecho a sustraerse de la acción de la justicia. Hay una traición a la Patria aunque quieran ahora disfrazarla. Al menos se la debe investigar. Con fueros o sin fueros.

Alguna otra vez hablaremos de los denominados actos políticos no justiciables y del modo en que son utilizados, por algunos políticos, para mantener su impunidad, con la aquiescencia de una justicia timorata…