Por Mily Ibarra

Cada 28 de mayo, el Día de los Jardines de Infantes y de las y los docentes de Nivel Inicial invita a reflexionar sobre la importancia de una etapa educativa que suele ser subestimada, pero que constituye el primer eslabón del sistema formativo argentino. Celebrar esta fecha no es solo una ocasión festiva, sino también un acto de reconocimiento a la niñez y al trabajo pedagógico que se construye, día a día, desde la ternura, el juego y el respeto por los tiempos infantiles.

La licenciada Susana Payne, miembro de Forum Infancias y excoordinadora del profesorado público de Nivel Inicial N° 6006, lo explica con claridad: “Es importante que la celebración del Día de los Jardines de Infantes mantenga su característico colorido porque representa la visibilización del Nivel en el Sistema Educativo. La historia del jardín de infantes, desde que surgió como guardería hasta ser considerado el primer nivel educativo, no ha sido lineal. Celebrar este día es reconocer, primero, a los niños y niñas como sujetos de derecho, y también al trabajo docente que respeta la naturalidad del niño, que es jugar”.

“Es importante que la celebración del día de los Jardines de Infantes mantenga su característico colorido porque representa la visibilización del Nivel en el Sistema Educativo… Es sabido que la historia del Jardín de Infantes, desde que surgió como guardería hasta ser el Primer Nivel del Sistema Educativo, no ha sido un camino lineal y celebrar este día es reconocer en primera instancia a los peques como sujetos de derecho y por otra parte el trabajo de los docentes que nos formamos para trabajar con y para los niños de 45 días a 5 años con una modalidad muy diferente que respeta la naturalidad del niño que es jugar… Lo que surja en relación a documentos y resoluciones ministeriales debe estar redactado por Docentes de Nivel Inicial en ejercicio ya que somos los únicos que conocemos nuestras realidades y como así también deben sumar a la didactica específica del Nivel”, dijo Pablo Vidaurre maestro y psicopedagogo.

Para Mónica Flavia Lena, exdirectora de Nivel Inicial y de profesorados en Rosario de la Frontera, celebrar es también una forma de preservar el espíritu infantil en una sociedad que lo va perdiendo: “Los niños y niñas hacen de cosas simples una fiesta: jugar con un amigo, cantar en familia. A medida que crecemos, eso se diluye. Por eso las celebraciones nos dan identidad y nos visibilizan. Festejar el Día de los Jardines pone en valor la educación inicial y promueve el trabajo colaborativo. Es necesario y saludable”.

Lena también destaca el legado de Rosario Vera Peñaloza, figura clave en la historia educativa argentina, cuyo fallecimiento en 1950 dio origen a esta conmemoración. “Honrar su historia es aprender de sus aciertos y errores para mejorar nuestro camino en la educación. Los docentes, junto a las familias, forman a los futuros ciudadanos que definirán la calidad de vida de nuestra sociedad”.

Desde su aula en la escuela 25 de Mayo, la docente Rocío Machuca, a cargo de una salita de 4 años, insiste en que la celebración debe conservar su esencia lúdica: “Es importante festejar el jardín de infantes con cosas de niños: canciones, juegos, obras de teatro. No debemos perder esa esencia. Los niños ingresan al mundo escolar a través del nivel inicial y hay que celebrarlo jugando, cantando, visitando un teatro. Que los papás también colaboren, que se sumen”.

El Día de los Jardines de Infantes no es, entonces, una fecha más. Es una oportunidad para revalorizar la educación temprana como derecho y como cimiento de ciudadanía. Y también para recordar que jugar, imaginar y crear son formas esenciales de aprender.