Los levantaron de la calle, por donde caminaban. No habían hecho nada, pero igual los golpearon.

La historia de siempre: pitufos ultraviolentos. Según informó el sitio Tartagalense.com dos hermanos adolescentes sufrieron la violencia totalmente gratuita de la policía, el sábado a la noche.
Fue a la salida del boliche Maracatu: fueron detenidos violentamente y arrastrados hasta el móvil policial, en frente de decenas de personas que gritaban insultos a los “efectivos de seguridad” al ver la brutalidad del procedimiento. La saña.
El hecho sucedió al rededor de las 5:20 de la madrugada. Todo parece indicar que a la salida hubo algunos empujones. La policía pescó al azar, como para decir que habían hecho algo: se llevaron a dos chicos que sólo intentaban salir del tumulto para ponerse a salvo.

Después vino el calvario de los familiares. La madre deambuló por las comisarías sin tener novedades de donde se encontraban sus dos hijos. Hasta que de alguna manera, varias horas después, se entera que los chicos todavía estaban arriba del móvil policial N° 1843 (del 911). Los vio: todavía esposados, las caras ensangrentados por los golpes. Uno de los chicos no podía ponerse de pie producto del dolor en su rodilla izquierda, que se le corrió de lugar por las patadas.
La madre pidió hablar con el encargado del operativo, que fue identificado como el Oficial Principal Fernando Ahumada. El oficial dijo que tuvieron que reprimir porque habían ocasionado disturbios. Atinó a pedir que los llevaran al hospital.
Pero en el hospital, el médico de guardia no los revisó, lo que para la madre demuestra una complicidad entre la policía y el nosocomio.