Reseña y entrevista a las autoras de la localidad de Embarcación, Juana Molina y Edy Pintos, miembros del grupo literario Taller de Libre Vuelo, que se realiza con modalidad virtual desde Córdoba (Argentina) y participantes de la antología “Senderos” (Ediciones del Callejón, 2022).

Escritura bilingüe y reivindicación de lo regional. La poesía de Juana Molina, oriunda de Embarcación, toma elementos propios del naturalismo regional (la pertenencia, la tierra y lo ancestral) para conformar nexos con una perspectiva social actualizada, en donde aparecen la muerte, el paisaje convaleciente del NOA y una profunda conciencia ecológica. En este punto, su estructura poética añade una dimensión bilingüe, ya que conjuga la lírica en español con vocablos en lengua wichí, y es este ejercicio de escritura el que plantea un compromiso con el legado de los pueblos originarios y sus causas. El poema “Kajianteya, Fortaleza” (un texto en homenaje a Octorina Zamora) es un claro ejemplo: “Somos marchantes escupiendo semillas cardinales / en el territorio del cuerpo y del destino vulnerado”, dice Molina a la hora de denunciar la violencia sistemática y la actualidad de los pueblos del Chaco Gualamba.

En tu poesía existe una clara convivencia entre el respeto por la tierra y el lenguaje ancestral, así como una visión actualizada de lo social ¿Cómo se unen ambos mundos en los versos?

Fue una construcción literaria paulatina desde mi realidad. Crecí en el centro del pueblo y me formé en el mundo blanco con toda su idiosincrasia, con padres respetuosos de las diferencias culturales. Por el amor que los unía decidieron criarnos afrontando diversas dificultades por pertenecer a la etnia criolla (padre) y wichí (madre). No hablo el idioma materno. Cuando cursé el nivel terciario tuve acceso a otros tipos de lecturas y luego por mi actividad docente disfruté el honor de enseñar (35 años) en poblaciones escolares criolla, coya, ava guaraní y wichí. Dos de mis hermanos son artistas plásticos y juntos nos propusimos ahondar sobre nuestras raíces originarias. Aunque escribía versos adolescentes mis escritos tomaron tímidamente un rumbo conciliador entre culturas. Creo que nuestros estudiantes son valiosos y sostengo que se llega mejor a ellos y a muchos mediante el arte. Tal vez con la ilusión o la certeza de despertar curiosidad, me sitúo en la frontera del bilingüismo deslizando algunas palabras en wichí con su traducción inmediata mediante guiones y palabras en castellano para rastrear significados por su escaso uso coloquial.

¿Cuáles son las particularidades del proceso de escribir, corregir y publicar en un contexto colectivo como un taller literario?

Para mí es un prodigio pertenecer al Taller de Escritura Creativa De Libre Vuelo, coordinado por Estela Maris Ramírez. En él aprendo a compartir mis textos leyendo en voz alta, acepto sugerencias desde otras miradas, respeto las producciones de mis colegas, adquiero confianza y afianzo mi potencial poético, aunque haya ingresado con la finalidad de formarme en narraciones. Escribir es un trabajo que pide disfrute, responsabilidad, investigación, bucear en la magia de las palabras, pensar en cómo presentarlas, llegar de la mejor manera al lector es fundamental. Un texto espontáneo de acuerdo a un tema planteado es el inicio de todo un recorrido de lectura, relectura, reestructura, correcciones textuales, gramaticales y ortográficas, uso de recursos, lo compartimos en clases virtuales semanales hasta definir el escrito final. El año lectivo se inicia en abril y concluye en septiembre, entre octubre y noviembre pasa a editorial y se presenta en marzo del año siguiente. Cuando somos productivos llegamos a contar con veinte o más textos. Se nos indica que seleccionemos cuáles de nuestras producciones queremos que se publiquen y la cantidad se define de la división entre autores participantes. De acuerdo a los vaivenes económicos, la coordinadora solicita presupuesto en editoriales, deciden la tirada, páginas que contendrá el libro y cantidad de textos de cada autor. Finalmente el costo es compartido entre todos.

La construcción poética de los sentidos. Edy Pintos reside actualmente en Gualeguaychú, pero su escritura está íntimamente conectada con aquellos sonidos que remiten a su origen. Si bien los tópicos de su poesía se identifican como los universales (el amor, la infancia y la muerte, los avatares de la vida y el tiempo), hay una búsqueda por recuperar la verosimilitud en un sujeto lírico cuya voz se mantiene fiel a su colorido local. En “Certero desconcierto”, todo el texto está escrito según los modos de habla propios del noroeste, un trabajo de escucha atenta. En “Resurrección”, en cambio, existe una búsqueda por hilvanar lo clásico con lo contemporáneo, aludiendo a Eurídice y Orfeo. “Una luz azul desgarra las fronteras de la oscuridad descubriendo un portal, me arrastro hacia el otro lado, malherida, conservando aún en la mirada el eco del infierno de los sobrevivientes”, dice Pintos, con una potencia que no escapa de lo oscuro sino que lo transmuta.


Entre las imágenes protagónicas de tu poesía, están la travesía de lo humano y la palabra, así como la naturaleza y hasta lo mitológico ¿Cómo es escribir sobre lo mortal y lo imperecedero pero manteniendo un tono de pertenencia local?

Si bien escribir es un oficio donde las palabras son la materia prima de nuestra producción, se tienen en cuenta las percepciones propias, priorizando la originalidad, resaltando sensaciones y emociones. Muchas veces eso significa salir de nuestra zona de confort lo que, por lo regular, incluye investigar, sondear buscando nuevos términos que representen acertadamente lo que pretendemos exponer. Generalmente lo local existe en nuestro interior, como lo vivido o por vivir, y si a esa vivencia terrenal, mortal, le agregamos ilusión, fantasía e imaginación, entonces se transforma en imperecedero.

¿Cuáles son los pasos que llevaron tu escritura a su forma final y qué proyectos hay a futuro?

Desde adolescente siempre tuve la inquietud de plasmar por escrito mis vivencias: diarios personales, cuadernitos Gloria o en papeles sueltos a veces. Hasta que llegó a mi vida el Taller de Libre Vuelo, a principios de 2020. De esta manera el hobby se transformó en oficio haciendo realidad el sueño de participar en libros publicados, en este caso varias antologías. En cuanto a proyectos futuros, pienso seguir aprendiendo, me gustaría incursionar en el género cuento, y continuar planificando y trabajando en la elaboración del sueño mayor que es publicar un libro propio.