Podrán molestarse por nuestra columna de verdades ocultas por una u otra razón, pero jamás podrán decir que faltamos a la verdad.

                                                                                                          Por Lola Mento

En números anteriores hacíamos referencia a la producción de una revista local que recurre a la necesidad de “aparecer”, de algunos políticos, para disfrazarlos y hacerlos revolver en el fango del ridículo, a cambio de una foto de tapa que solo se limita a posar tímidamente en alguna revistería ya que quien ve a los personajes en cuestión, en vez de comprarla, sale huyendo.

Poder en el Cuarto: En campaña todo vale, Javier David y Cristina Fiore se disfrazan https://cuartopodersalta.com.ar/poder-en-el-cuarto-en-campana-todo-vale-javier-david-y-cristina-fiore-se-disfrazan/

Y en esto de adelantarnos, habíamos anticipado la producción a la que se sometió la circunspecta y multi ideológica senadora nacional Cristina Fiore para personificar a la mismísima Juana de Arco, condenada a morir en la hoguera reafirmó sus convicciones. Algo de lo que a todas luces, carece Fiore y se ha visto plasmado en una infinidad de mensajes en redes sociales que alcanzan desde la ira, la burla y hasta el insulto, bajo conceptos irreproducibles en esta columna. 

Lo cierto es que Fiore, hasta ahora consiguió una sucesión de carguitos, bajo el único mérito de pertenecer al combo oficialista, y ahora que culmina una etapa donde su patrocinador no seguirá definiendo los destinos de la provincia sino que aspira a un cargo nacional, se le viene la noche. 

Su vanidad, no le permite todavía percibir los efectos demoledores en la credibilidad y el prestigio, y es por eso que todavía se da el gusto de perder el seso en una producción que mas bien representa una burla para sus representados, que lo pasan verdaderamente mal y cada día pierden derechos y dineros. La lógica de la decencia representativa impondría lo contrario: que Fiore diera ejemplo y mostraran su solidaridad con la renuncia al oropel, y a veces a las prácticas que se han ido relajando hasta caer en zona pantanosa, hedionda por naturaleza.