En la Feria Internacional del Libro de Puerto Madryn, la autora presentó su nuevo libro y reflexionó sobre el origen del feminismo, aprender de las más jóvenes, una maternidad distinta y qué tipo de hombres están invitados a esta revolución
Con el auspicio del programa Festejar y una nutrida programación, visitantes de distintas regiones se acercaron a esta cuarta edición que celebra las letras y el pensamiento. Participaron la ilustradora de Harry Potter, Dolores Avendaño; la escritora y periodista Luciana Peker; la socióloga y conductora Eugenia Zicavo, entre otras personalidades y artistas locales.
“Durante mucho tiempo, no habíamos logrado que nos escuchen. Por eso, estar acá y ser escuchada es una emoción”, disparó Luciana Peker, en la presentación de su nuevo libro, La revolución de las hijas (Paidós). En el patio de la Escuela N.° 84, y como parte de la programación de la Feria del Libro Internacional de Puerto Madryn, apoyada por el programa FESTEJAR, una gran audiencia de mujeres, niñas y también varones, se acercaron para escuchar a la autora, quien se presentó junto con la socióloga y conductora del programa de televisión “Bibliómanos” (Canal de la Ciudad), Eugenia Zicavo.
Allí, reflexionaron sobre la nueva ola feminista que pone en jaque, una vez más, no solo la violencia de género, sino también los prejuicios, estereotipos y construcciones que, histórica y culturalmente, se perpetuaron en relación con los distintos modos de ser mujer y de ser hombre. Y, además, qué fenómenos se producen en el seno de las políticas y economías mundiales.
Sobre el origen del feminismo argentino
Peker comentó cierta génesis que desencadenó la actual revoluciónverde:
“El origen del feminismo argentino, que hoy es hablar de un feminismo y revolución mundiales, tiene que ver con los encuentros nacionales de mujeres a través de la historia. Se trata de encuentros que son horizontales, colectivos y autónomos. Para mí, que sean autónomos es la gran razón de la resistencia del feminismo, sobre todo, en épocas cuando no hubo otras resistencias en los últimos años”, expresó.
Estos encuentros de mujeres, ya grandes y actuales movilizaciones, continúan resquebrajando cada vez más los mitos fundacionales sobre las nociones de sexo, género e identidad que, a lo largo del tiempo, configuraron las maneras de percibirnos a nosotros mismos y a los demás. Por ejemplo, Peker se refirió al episodio histórico de la Conquista del Desierto, por la idea que se tenía de que allí “no había nadie” y, entonces, se podía conquistar lo que “no existía”.
Es decir, la idea de la inexistencia de pueblos en la Patagonia no solo permitió un genocidio, sino también otras inexistencias: “El desierto sobre los cuerpos de las mujeres y trans; ese lugar de no lugar; esas personas que no llegamos a ser personas”, destacó. Siempre, como sostenía Foucault, mediante ciertas relaciones, operaciones y discursividades, creadas e impuestas por determinados sectores sociales de poder, en pos de promover y sostener sus propios intereses.
Pero, además, hay otra revolución que es la que le da nombre al libro de Peker. En este sentido, la escritora y periodista especializada en género comentó que las adolescentes o mujeres más jóvenes son las que abrieron un camino de comprensión al que, luego, se sumaron los padres y madres.
Sobre la revolución de las hijas
“Hay algunas razones por las que yo digo ‘la revolución de las hijas’. Una revolución, obviamente, porque es un cambio radical. Y de las hijas, porque de las marchas del silencio pasamos a la palabra, y de la palabra al glitter verde, al color. Pero no es solamente la energía de la juventud lo que hace que en la Argentina exista este fenómeno, que es único en el mundo y que, además, tiene un efecto enorme en América Latina; sino que realmente hay un componente en la palabra ‘hijas’”.
Y explicó:
“Hay una posibilidad de las madres de aprender de las hijas. Escucho a muchas mujeres que dicen: ‘Yo aprendí de mi hija’. Esto es algo que también viene a cambiar la idea de maternidad, como si se tratara de una sabiduría conservadora. Eso no quita el rol de adulta o el de protectora. Pero sí abre la posibilidad hermosa de que las hijas enseñen. Entonces, hay un cambio real que pasó con los padres y madres, a partir de las más jóvenes. El amor por sus hijas hizo que las escuchen, como no escuchaban a las escritoras, periodistas, novias, esposas, compañeras. Fue un deseo marcado por el amor el que comenzó una transformación histórica”.
Luego de la presentación, Luciana compartió un momento con los periodistas para charlar un poco más, sobre los alcances del feminismo y la lucha cultural, social y política que representa:
-Comentaste que “lo que jode es el deseo”. ¿Por qué creés que, en algunos sectores de la sociedad, molesta tanto el goce de la mujer?
En muchos sectores de la sociedad, incluso en aquellos que se dicen “progresistas”, sigue molestando el goce de la mujer. Esa es la base de la violencia machista más retrógrada, o más extrema, como son los femicidios, y llega hasta otras violencias o micromachismos. Y no importa de qué se trata el deseo: no importa que haya mujeres maquilladas o sin maquillaje; mujeres que quieren tener muchos hijos y mujeres que quieran abortar; mujeres que quieran ser trans, o varones que quieran ser mujeres. Lo que molesta es ese deseo, molesta indudablemente que el deseo de las mujeres llegue a buen puerto. Creo que porque muchos varones están disputando, realmente, ese monopolio del deseo y quieren seguir teniéndolo para ellos.
-¿Se trata, entonces, de privilegios más que de derechos?
Exactamente. Se convierte en privilegios. Pero además hay una diferencia entre quienes tiene privilegios y están dispuestos a escuchar, a cambiar, a leer, y los que ejercen el machismo y micromachismos, y no quieren ceder sus privilegios, reaccionando y ejerciendo con más violencia, frente a un feminismo que se para, escribe, lee, se moviliza y disputa poder. Acá, el factor de la cultura es esencial. Por eso, que las mujeres hayamos llegado a los libros no es un hecho menor; que seamos convocadas por ferias de libros, que seamos escuchadas, y que un gran público se interese por acercarse y leer. Se trata de una cultura viva y movilizada, que no solo queda en los libros y que, ahora, circulan de otra manera. Entonces ahí sí, creo que los varones que quieran cuestionar sus privilegios son bienvenidos. Creo en un feminismo inclusivo de los varones. Pero quienes quieran tener y quedarse con ese monopolio del privilegio, sí quedan excluidos de esta fiesta que ya es una gran revolución.
-¿Existe una política del goce para tomar el feminismo como chivo expiatorio y, a partir de ahí, perpetuar cierta economía capitalista?
Yo creo que sí. Así como el feminismo no es solo una agenda de género, con el que no solo se defiende el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, sino que también se promueve una serie de cambios, creo también que el neofascismo y el capitalismo buscan en el feminismo un enemigo. Porque es funcional para decir que, quien te saca tus derechos laborales, quien te saca el empleo, quien te hace ganar menos no es el capitalismo, sino que son estas mujeres que ahora vienen a pedirte que compartas tu trabajo, que ganen más, etc. Entonces, el feminismo también es puesto como un enemigo funcional para la subsistencia del sistema capitalista.
-En ese sentido, hay ciertos sectores que luchan contra la ampliación de derechos, como la educación sexual integral, el aborto legal. Hasta levantan consignas como: “Que el Estado dé vacunas. De mis hijos me ocupó yo”. ¿Qué opinás?
En Lima (Perú), como comentaba en la presentación, vi en una marcha carteles que decían: “No a las familias democráticas”. Entonces, creo que la revolución de las hijas es la antítesis de todo eso. Sin lugar a dudas, los grupos antiderechos tiene un proyecto económico de un Estado mucho más chico. Y, por lo tanto, de una justicia social mucho más mínima. Entonces, creo que hay una lucha enorme contra los derechos sexuales, para sostener un plan económico con Estados más manipulados y menos presentes.