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Parlamentarios: Hijos sanos del patriarcado

Mujeres con estudios en género explican que la teoría de la mujer-marsupial y el cementerio de fetos no son delirios, más bien son expresiones lógicas para cualquier homus-machistus. Además, el silencio de Leavy, David y Kosiner, con un voto antiderecho, no distó demasiado de las expresiones de los otros legisladores.  (Claudia Álvarez Ferreyra)

Este 13 y 14 de junio, en la Cámara de Diputados de Nación tuvo lugar un debate histórico sobre el proyecto de Ley para la Interrupción Legal del Embarazo. Obtuvo la aprobación de la Cámara Baja. Los siete legisladores por Salta votaron en contra. Además sólo hablaron Alfredo Olmedo (Salta Somos Todos), Andrés Zottos (Partido Justicialista), Martín Grande (Cambiemos) y Miguel Nanni (UCR- Cambiemos). Mientras los otros tres: Javier David (PJ), Pablo Kossiner (PJ), Sergio Leavy (Partido de la Victoria), se llamaron a silencio. Profesionales salteñas especialistas en género aportan sus puntos de vista sobre los argumentos esgrimidos por estos diputados para votar en contra de la legalización del aborto.

Macarena Villena es Médica de Familia. Integrante del Observatorio de Violencia Obstétrica de Salta y de la Red de Profesionales Por el Derecho a Decidir. Señala que los diputados “no han sabido estar a la altura de las circunstancias, no han podido separar lo que son cuestiones personales o religiosas, o de sus creencias, con un problema real de salud pública que nos interpela a todos como sociedad. Algunos pueden o no estar de acuerdo con interrumpir los embarazos pero es un tema de salud pública. Es un hecho que las mujeres que deciden abortar lo hacen y lo van a seguir haciendo, lo hicieron desde siempre. Lo único que se pide con esta ley y con este paso que hemos dado afortunadamente es que se den las condiciones para que esas situaciones de interrupción del embarazo sean seguras, que estén al alcance de todas las mujeres, y no haya más pérdida de vidas de mujeres que han decidido tomar esa decisión y que por supuesto no sean penalizadas por esa decisión sobre sus cuerpos”.  Además menciona “estos señores diputados no nos representan a las mujeres feministas salteñas”.

Maru Rocha Alfaro es licenciada en Ciencias de la Comunicación, integrante de la Red PAR,  trabajó 12 años como prensa política y parlamentaria en la Cámara de Diputados de la Provincia. Y en la actualidad integra la comisión directiva de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UNSa. Para la comunicadora, un discurso puede ser informativo al brindar datos concretos de una realidad, estadísticas, conceptos y luego sumar análisis y reflexión para sostener la argumentación del pensamiento, de una postura. Sostiene que este “no fue el caso de los legisladores nacionales por Salta que tomaron la palabra en el debate del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo”. Desde su mirada, los discursos de Alfredo Olmedo, Martín Grande, Andrés Zottos, y Miguel Nanni fueron: “Prejuiciosos, mentirosos, desinformados, irresponsables y evasivos […] con  “expresiones plagadas de ignorancia, machismo e impunidad”.

Ana Pucci es Antropóloga, egresada de la UNSa. Tiene una Diplomatura sobre Violencia de Género e integra Género Trueque-Colectiva Feminista. Desde su mirada, Salta no es una aldea, ni está parada en tiempo medieval: “Estos hombres, estos diputados que hablaron, son la actualidad salteña. Son  hijos sanos del sistema patriarcal, pertenecen a una élite terrateniente como en el caso de Olmedo, también son católicos a rajatabla y esto marca una hipocresía terrible. Más allá de todas las cuestiones sociales, políticas  y económicas, lo que tienen específicamente en este tema es hipocresía.  Al estar tan enraizado el machismo en la sociedad no entienden y no pueden visualizar que las mujeres somos personas y tenemos los mismos derechos. El aborto es un derecho básico de las mujeres. Es parte integral de la plena ciudadanía. El hecho de que se vulnere el derecho a elegir sobre nuestro propio cuerpo- es algo de lo que- se tiene que hacer cargo el estado”.

Los diputados salteños no estuvieron a la altura de las circunstancias, no lograron separar cuestiones personales o religiosas, con un problema real de salud pública que nos interpela a todos como sociedad.

Uno a uno

Según el análisis de Maru Rocha Alfaro, el diputado Martín Grande “se destaca por utilizar la estrategia discursiva que lo caracteriza también en su praxis periodística: la tergiversación de la información, generando confusión y en este caso, sobre la impracticabilidad de un aborto en el sistema de salud público de Salta”. El legislador dijo: “Tenemos un sistema digital para poder pedir el turno pero, por cualquier operación de rutina, hay que esperar seis meses. No lo podemos hacer, simplemente, no hay forma de llevarlo adelante».

Sobre esas palabras de Grande se expresa la médica Villena: “Supongo o quiero creer que cuando habla de cirugía de rutina que se refiere a cirugías de baja complejidad porque en condiciones de personas sanas no debería haber cirugías de rutina jamás […].  Además destaca que se evidenció un desconocimiento del funcionamiento de la salud pública y del protocolo IVE”.

En cuanto a la difundida comparación entre mujeres y marsupiales que hizo el diputado del PRO, Villena cuestionó: “La comparación es muy fuera de lugar”. Pucci, por su parte, evalúa: “Llegan a decirnos no son personas como nosotros…llegan a pensarnos como animales y no seres humanos, nos ponen en ese lugar”.

El diputado Andrés Zottos, a su turno, entre otras palabras argumentó lo siguiente para fundamentar su voto en contra de la legalización del aborto: «Y yo me pregunto, los que conocen la salud pública que la conocemos muy bien, ¿cómo hacemos en la puna? Mire, la Argentina comienza o termina en Salvador Mazza, Pocitos, si alguien no conoce que muchos hablan de la droga y la frontera. Pero yo le puedo decir que no hay clínica, hay un hospital público y ¿sabe qué? No tenemos anestesista. Cuando vaya una mujer, si se aprueba esta ley, vaya a hacerse el aborto ¿Cómo vamos a hacer? Perfecto, tenemos el protocolo, hemos firmado para hacer la derivación, pero entonces este proyecto tendría que haber pasado también por la Comisión de Hacienda y Presupuesto porque no es gratis”.

Para Villena, Zottos ignora  “las técnicas que son inherentes a los médicos”.  Dice la profesional: “También habla del costo, de que no va a ser gratis, como si eso fuera algo malo. Cuando hablamos del protocolo IVE la idea es que alcance a mujeres con diferentes posiciones económicas y sociales, de ahí que es un problema de salud pública”.

“Los costos económicos de las complicaciones de mujeres por abortos clandestinos en terapia intensiva, por complicaciones que son inherentes a la clandestinidad  y a la falta de condiciones cuando se realizan son sumamente mayores y van a ser siempre más altos que el costo de una práctica en condiciones adecuadas”, dice Villena.

Alfredo Olmedo en su exposición llegó a pedir  “un cementerio para la víctima del aborto o cremar a los chicos para que no hagan negocios con los muertos”. En opinión de Rocha Alfaro, utiliza un “discurso efectista y por supuesto nada fáctico y mucho menos teórico para hacer referencia a la complejidad del tema que se está abordando”.

Según sus observaciones: “También utiliza la espectacularización de los hechos para generar impacto en quienes lo escuchan, hacer que hablen de él, de lo que dijo… Se puede notar la ignorancia, la negación de la realidad expuesta en las audiencias sobre lo que ocurre a las miles de mujeres que mueren por la práctica del aborto clandestino”.

Para Villena, Olmedo “habla de que el aborto es un fracaso de valores, de respeto, de ética. Nombra más de una vez el tema de tener en cuenta al hombre de que no se lo deje de lado, patriarcal absolutamente, sin tener en cuenta que el feminismo no apunta a tachar al hombre sino a darle a la mujer un lugar digno al lado del hombre […] Me resulta  machista porque hay un montón de mujeres que están solas, que quedan solas. En ciudad judicial hay filas de mujeres que van de una punta de la ciudad hasta ahí para que reconozcan a los hijos con juicios de filiación, con juicios de alimentos, a veces persiguiendo a hombres que no sólo no se hacen cargo sino que ponen sus cosas a nombre de otros, renuncian a trabajos en blanco y un montón de cosas para no darle de comer a sus hijos, para no pagar alimentos. De esos hay de sobra para que ahora nos venga a echar en cara de que los dejamos de lado”.

Olmedo cree que las mujeres y otras personas con capacidad de gestar que son pobres no abortan. En la Cámara dijo: «Quieren sacar una ley amparándose en los pobres, pero que en realidad es para los ricos»; «La gente humilde tiene valores y no aborta, no está en la clandestinidad, valora la vida de sus hijos».

La antropóloga Pucci analiza que Olmedo enfrenta dos partes, “una que valora la vida, que tiene buenos valores y la otra, la gente que no es humilde y no tiene valores, tan falto de información. Olmedo afirmó que hay una clínica preparándose para facturar con los abortos y mencionó un  supuesto encubrimiento del tráfico de células. Pucci agrega  que de hecho estas clínicas privadas existen “y ahí sí, los médicos no tienen objeción de conciencia […] Son las pobres las que se mueren, no las que pueden pagarlas”.  Al no tener dinero, “si pueden buscan las pastillas de misoprostol sino recurren a las agujas de tejer, a lo que sea, y así se mueren desangradas y seguimos en lo mismo”.

Miguel Nanni  hizo mención a que se plantea un dilema moral entre “el derecho a la vida y en tensión con este el derecho a las libertades individuales de la mujer”, según él “nadie puede decir que hay una verdad absoluta”. Sostuvo que “una cosa es despenalizar el aborto y otra es abrirlo irrestrictamente”. La médica Villena lo refuta: “         Hay que ir avanzando en que la mujer pueda decidir sobre su cuerpo”.