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Pande el cúnico

Luego de la toma en Atocha, el secretario general de AMET manifestó que los jóvenes del nivel secundario no tienen la capacidad de discernir lo bueno y lo malo, por ende no deberían tomar ninguna institución. Asusta al conservadurismo local la importación de estas costumbres porteñas de tomar colegios.
La toma del rectorado en la unas tuvo sus repercusiones, una de ellas fue la toma de un colegio secundario por integrantes del Centro de Estudiantes quienes denunciaron que se tomó la escuela en tanto hay profesores “que no están de acuerdo con la gestión” de Ana Alberstein, y por lo tanto, hicieron numerosas denuncias. Esto sucedió en Atocha.
Ante estas dos instancias el secretario general de la Asociación del Magisterio de la Enseñanza Técnica (AMET), Vidal Eloy Alcalá afirmó: “Yo creo que en el caso del nivel medio o secundario no se justifica que un alumno tome una institución educativa porque no está en condiciones de decidir qué es lo que se tiene que hacer en esa Institución. A otro nivel por el nivel de conocimiento que tiene el alumno es diferente y ahí sí puede discernir en cuanto a su formación”. A pesar que en las últimas elecciones fue la primera vez que la edad requerida para participar de ella se redujo a los 16 años, edad de una adolescente que asiste a la secundaria. Al respecto, Alcalá también dio una repuesta, bastante retrógrada, pero respuesta al fin: “A esto hay que agarrarlo con pinzas en el caso de la formación específica y la formación técnica nosotros evitamos que esto suceda si podría darse el caso. Porque en el caso de Buenos Aires que es donde ocurrieron tomas, fueron porque no se dio espacio no se abrió a la participación a docentes para trabajar en nuevo diseños curriculares, en cambio en Salta trabajamos en forma conjunta, es de amplia difusión y participación y con muy buenos resultados”.
Y para ponerle la frutilla al postre del descreimiento en la juventud y en su capacidad organizativa, cuando fue consultado por la apertura de diferentes centros de estudiantes en Salta, respondió, como quien intenta quedar bien, pero al final la pifia: “Yo creo que se trata de discernir con conocimiento y con propiedad y eso está bueno. Pero cuando hay un trasfondo político en una de esas decisiones de tomar una escuela, es preocupante. Porque hay un trabajo serio y profundo respecto a la transformación educativa y no habría motivo para tomar estas medidas. El centro de estudiantes esta bueno pero hay que trabajarlo y reglamentarlo y fijar bien cuáles son los objetivos del centro de estudiantes en una institución de nivel secundario”.