El senado nacional transfirió al municipio el edificio de la Palúdica que ahora será Museo folclórico. El intendente Gustavo Sáenz deberá restaurarlo aunque nadie sabe con qué, mientras los trabajadores del lugar pasaron de dueños a arrimados.

Tal como los trabajadores de la Palúdica lo sospechaban, el Senado nacional aprobó por unanimidad la transferencia del predio a la Municipalidad que deberá restaurar el edificio y permitir que las dependencias del Ministerio de Salud de la Nación comparta el espacio aunque no ya como dueños del mismo sino como inquilinos.

De ese modo quedó allanado el camino para la creación de un Museo del Folclore que no luchara contra los rebrotes del dengue en la provincia aunque sí podría ayudarnos a morir telúricamente mientras los delirios de la fiebre y los dolores desgarradores en el cuerpo van consumiendo una vida, como ocurrió entre abril y mayo con diez personas en el departamento de Orán.

El diario El Tribuno, propiedad de Juan Carlos Romero que fue uno de los impulsores del proyecto, celebró la noticia y trató de llevar calma a sus lectores asegurando que el cambio de jurisdicción del edificio en nada afecta el funcionamiento de los organismos dependientes del Ministerio de Salud de la Nación que funcionan en la provincia ni a la estabilidad laboral de los empleados que se desempeñan en el lugar. Incluso, dice el matutino “una parte de las instalaciones seguirá afectada a funciones del área de salud”.

Lo que nadie explica aun es con qué dinero la municipalidad costeara las refacciones del edificio que padece un avanzado deterioro del edificio transferido. Lo que sí aclara el diario de Romero es que “la Municipalidad deberá ahora abocarse a lograr el financiamiento para la restauración” con lo cual ya puede preverse la pronta participación de agentes privados.

Las gestiones fueron impulsadas por el propio Sáenz, quien se reunió con el titular del Senado, Federico Pinedo, con el radical santacruceño Alfredo Martínez y con Romero para viabilizar la iniciativa. El intendente había encomendado a sus funcionarios que llevaran tranquilidad a los trabajadores, que temían por su fuente de empleo, dado que el cambio no afectará el funcionamiento de los organismos que allí operan.