Tiene 40 años, vive en el Interior y está haciendo el primer contacto con su familia biológica. Sus padres fueron secuestrados por la Policía Federal y su madre lo tuvo en la ESMA en julio de 1977.
El hijo de Iris Nélida García Soler, nacido en la ex Escuela de Mecánica de la Armada durante la última dictadura militar, separado de su madre y apropiado, ayer recuperó su identidad y se convirtió en el nieto 122 de la historia de búsqueda y lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y los familiares de desaparecidos.
El joven es hijo de García Soler, una joven mendocina, y Enrique Bustamante. Según informa Abuelas de Plaza de Mayo en su registro de nietos buscados, Soler y Bustamante eran militantes de Montoneros y fueron secuestrados por personal de la Policía Federal en enero de 1977 en la pensión en la que vivían, en la ciudad de Buenos Aires. Ella estaba embarazada de tres meses. Fueron vistos en el centro clandestino de detención Club Atlético, que funcionó en el cruce de Paseo Colón y San Juan. A Iris su familia la llamaba “Tita” o “Pajarita”, pero durante su cautiverio su apodo cambió. Sus compañeros de encierro comenzaron a llamarla “la lobita” por su vínculo con Enrique, a quien en la militancia se lo conocía como el “Lobo”.
En julio de 1977 el embarazo de Iris llegó a término y entonces fue llevada a la Esma. Dio a luz a un varón que de inmediato se transformó en uno de los 400 niños y niñas apropiados durante en dictadura y buscados por Abuelas de Plaza de Mayo hasta. La madre, al igual que Enrique, permanece desaparecidos.
Ese hijo tiene hoy 40 años, dos hijos porpios y no vive en la ciudad de Buenos Aires. Por el momento, está en proceso de recuperar su identidad y el contacto con su familia biológica, algunos de cuyos miembros supieron ayer de la noticia y la celebraron. “Quiero compartir esta emoción e indescriptible alegría que acabo de vivir al conocer la noticia que ha sido encontrado mi sobrino apropiado”, escribió Alicia, prima hermana de Iris. “Imaginarán la enorme felicidad de toda la familia al saber que pronto este joven de 40 años, padre de dos hijos, que vive en el interior, podrá conocer a su familia biológica después de una larga espera y quizás una eterna búsqueda”, continuó.
Fuente: Página 12