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Otra vez el Estado es responsable

 

El femicida que asesinó a Amira Albana Vázquez y luego se suicidó en Quijano este viernes, estuvo detenido por ejercer violencia en contra de la joven y luego un juez lo liberó. Es el femicidio número 22 en Salta. 

La causa contra el ciudadano ecuatoriano de 30 años había sido iniciada por la Fiscalía Penal con jurisdicción en Campo Quijano a raíz de una denuncia de la madre de la adolescente de 17, luego de que la chica se ausentara de la casa. La acusación fue por privación ilegítima de la libertad, violencia de género y abuso.

El episodio comenzó el 8 de octubre. Ese día, a las 11, madre e hija estaban en la parroquia Santiago Apóstol, de esa localidad. En un momento, la jovencita salió a hablar con alguien que la madre no reconoció. Cuando la misa terminó, la mujer salió a buscarla y no la vio. Regresó a su casa con la esperanza de que ella regresara. Pero pasaron las horas y, ante la ausencia de su hija, la preocupación creció. Esperó a la mañana siguiente y el 9 de octubre fue a la Policía a denunciar la desaparición de Amira.

El caso recayó en una Fiscalía de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, que comenzó a desandar el camino de la menor y también del ciudadano ecuatoriano, ya que la madre sospechaba que él se la habría llevado, informó El Tribuno.

El viernes a la mañana, el padre de Amira, Amancio Vázquez, contó que cuando llegó al asentamiento, la dueña de la habitación les contó que el muchacho de 30 años sometía a golpizas cotidianas a su hija.