Conadu, entidad gremial de universitarios, junto a otras cuatro de menor representatividad aceptaron la propuesta del Gobierno Nacional de un aumento salarial bianual (2016-2017) del 25%. Conadu Histórica fue la única que rechazó la propuesta y evalúa cómo seguir en pie de lucha. (F.H.)

Esta semana se vivió una ardua puja en la política universitaria, en plena negociación entre las federaciones sindicales de docentes e investigadores con el Gobierno de la Nación, los últimos días fueron, quizá, los pliegos decisivos del devenir de las tensiones. Tras una paritaria que había empezado con el Ministerio de Educación de Esteban Bullrich ofreciendo un 17% de aumento salarial, la postura férrea de las entidades gremiales consiguió que el Gobierno cediera a una propuesta que, en varias alícuotas acumulativas, totalizase una suba en el orden del 25%.

El ofrecimiento que se discutió esta semana es incrementar los salarios a través de cuatro cuotas acumulativas de 4, 6, 8 y 3 por ciento. Según ciertos ítems que hacen variar el impacto en los recibos de sueldo, el alza oscilaría entre el 22 y el 25%. De las seis federaciones que representan a los trabajadores de las universidades nacionales e institutos de educación media anexos, sólo quedó en pie de lucha la facción llamada “histórica” de la Confederación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu Histórica).

Conadu, Fedun (Federación de Docentes de las Universidades), Fagdut (Federación de Asociaciones Gremiales Docentes de la Universidad Tecnológica Nacional), UDA (Unión Docentes Argentinos) y Ctera (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina) aceptaron el ofrecimiento de los lugartenientes de Bullrich, pre-candidato a senador nacional por Cambiemos en Buenos Aires. Los gremios anuentes adujeron el desgaste de una tensa negociación que lleva cinco meses y prácticamente una decena de encuentros cara a cara con los empleadores actuales de la administración estatal nacional.

Conadu Histórica, por su parte, tuvo un importante congreso de delegados que resolvió en una votación holgada rechazar la propuesta del Gobierno por considerar que no contempla ciertos aspectos como la Garantía Salarial -el mínimo que debiera cobrar un docente semiexclusivo, por estos días apenas encima de los 10 mil pesos-, la presencia de estudiantes en cargos de formación docente e inicio en la investigación, ni el poder adquisitivo perdido durante 2016, cuando no hubo paritarias.  El congreso concluyó con 51 votos a favor de no aceptar lo postulado por el Gobierno y 31 votos proponiendo claudicar ante el ofrecimiento. Como se dijo, los meses que llevan negociando han hecho que los armadores de la política educativa argentina eleven sus ofertas salariales, que en un principio eran del 17%.

Pese a quedar en minoría en términos de cantidad de instituciones sindicales, Conadu Histórica cuenta con un porcentaje de representatividad mayor que varias de las otras federaciones. La magnitud de esta tendencia nacional, en Salta tiene correspondencia directa con la actual conducción del gremio de docentes e investigadores (Adiunsa). Por lo tanto, es posible que la UNSa (Universidad Nacional de Salta) sea una de las casas de altos estudios que más se resienta por la posición de Conadu Histórica ante la mezquindad gubernamental.

La confederación que prosigue su cruzada, aseguró a través de voceros locales que se mantiene receptiva a nuevas propuestas del gobierno, en tanto y en cuanto sean superadoras, contemplando el poder adquisitivo perdido el año pasado tanto como otros puntos considerados elementales. Ante esas eventuales propuestas, adelantaron que las decisiones se someterán a nuevas asambleas y congresos. La inflación de 2017 se proyecta en por lo menos 20%, y la de 2016 totalizó 42%, por lo tanto, el 25% aceptado por las otras cinco entidades (Fedun, Fagdut, Conadu, UDA y Ctera) significa menos de la mitad de la suba de precios calculada desde que Cambiemos asumió la Presidencia de la Nación.

El plan de lucha del que se había hablado en caso de no acordar con el Gobierno en estas semanas, lo que finalmente está sucediendo, versaba en no constituir las mesas de exámenes que restan en estos turnos ordinarios, y tampoco iniciar el dictado de clases del segundo cuatrimestre. Lo único cierto es que el próximo lunes no se tomará exámenes.

El martes se discutirá en un nuevo congreso de Conadu Histórica si se mantienen las medidas o se las revé. Ciertamente entre ambas Conadu se suma poco más del 75% de los trabajadores de las universidades e institutos medios anexos del país, repartidos equitativamente entre ambas. Son las dos de mayor representatividad, pero puesta en soledad, la Conadu Histórica se encuentra ante una situación atribulada. La relación de fuerzas cambió por la concesión de las cinco federaciones que aceptaron la propuesta del 25%, pero sobre todo por la decisión de la otra Conadu.

La melliza sin apellido está hegemonizada por el kirchnerismo, pese a lo cual no presionó para incomodar al candidato Bullrich. La melliza “histórica” hace convivir a distintos sectores de izquierda que van desde el PCR (Partido Comunista Revolucionario) hasta el Partido Obrero (PO). En el último congreso que resolvió la no aceptación, el PCR estuvo del lado de los que votaron negociar mientras que el PO defendió el rechazo. La delegación de Adiunsa se inclinó por los contrarios a transigir ante el Ministerio de Educación y Deportes y su Secretaría de Políticas Universitarias.

La pugna se presenta en un contexto electoral que condiciona al oficialismo, reacio a cualquier concesión que favorezca a mayorías. Bullrich tendrá la nada grata tarea de estrenarse en las urnas contra la recientemente provincializada fuerza del kirchnerismo puro, encolumnado tras la conductora, Cristina Fernández Kirchner (CFK). Las primeras encuestas le dan a la ex presidenta un aire de más de una decena de puntos sobre el candidato oficialista y ministro nacional de Educación y Deportes. Su apremio electoral lo obligará a resolver conflictos antes que ratificar las medidas anti-populares (en detrimento de las mayorías trabajadoras). La decisión de las federaciones dialoguistas -incluidas las progresistas y populistas- puede haber sido el ataque a la laringe de la lucha contra la tozudez neoliberal.