La diputada olmedista/libertaria no pierde oportunidad de ostentar su insensibilidad. En este caso apuntó a uno de los sectores más golpeados por el gobierno al que representa. 

La diputada salteña de La Libertad Avanza (LLA), Emilia Orozco, se convirtió en el centro de la polémica tras realizar declaraciones sumamente despectivas hacia los jubilados que, como cada miércoles, se movilizan en busca de sus derechos en las inmediaciones del Congreso Nacional. En un programa de televisión, la legisladora no dudó en referirse a estos adultos mayores como “tres pelagatos delincuentes”, un comentario tan desafortunado como insultante, que refleja una alarmante falta de empatía y respeto.

Estos jubilados, que desde hace años marchan en una lucha pacífica y constante por sus pensiones y la defensa de sus derechos, se han convertido en un símbolo de la lucha por la dignidad en tiempos de ajuste. Sin embargo, Orozco, en un acto que roza lo indelicado, no solo minimizó su reclamo, sino que los descalificó de una manera que solo puede ser interpretada como un intento por deslegitimar una protesta legítima.

Lo más grave, sin embargo, no es solo la falta de respeto por parte de la diputada, sino también la postura cómplice del conductor del programa, Luis Majul. Lejos de corregir o cuestionar las infundadas agresiones de la legisladora, Majul optó por el silencio, permitiendo que las palabras de Orozco quedaran flotando en el aire, sin ningún tipo de refutación. El silencio ante el ataque no solo habilita la descalificación, sino que también refleja un nivel preocupante de indiferencia frente a las injusticias sociales.

Lo que Orozco parece ignorar es el contexto en el que estas movilizaciones tienen lugar. Los jubilados enfrentan no solo la inflación y los recortes a sus pensiones, sino también una creciente represión por parte del aparato estatal, encabezado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Cada miércoles, muchos de estos adultos mayores son víctimas de abusos por parte de las fuerzas de seguridad, un hecho que ya se ha vuelto parte de la cruda rutina de la protesta.

La respuesta de los hinchas argentinos, que se han comprometido a respaldar a los jubilados ante esta continua represión, pone en evidencia la creciente solidaridad con una causa que, a pesar de ser sistemáticamente ignorada o atacada por sectores del poder, no pierde vigencia. Los hinchas, como siempre, han recurrido a la creatividad para sumar su voz a la de los abuelos, creando una respuesta que, aunque lúdica, refleja el hartazgo ante el maltrato institucionalizado.