La Campaña Nacional contra la violencia institucional toma como hecho representativo para modificar, las torturas de policías de Orán hacia dos chicos de 15 años, ocurrido el 24 de abril pasado. Un barrio dividido y la venganza hacia los jóvenes apaleados, bañados en vino y arrojados a un basural por policías oranenses.

 «Cuando pedí explicaciones en el destacamento, los policías me dijeron que lo tendrían que haber tirado al río. Se ve que los policías estaban ‘machados’ porque, además de pegarles palazos por todos lados, los bañaron en vino. Mientras los golpeaban, los efectivos les exigían que los trataran de señor y que se los dijeran en voz alta», señaló una de las madres de los chicos torturados.

 El 24 de abril pasado se inauguraba en el barrio Abraham Balut de Orán un destacamento policial. Jóvenes del lugar apedreaban el lugar en rechazo, a lo que los policías no tuvieron mejor idea que salir a vengarse. Este hecho que tuvo repercusiones nacionales y que puso a Salta nuevamente en la escena de la tortura y el maltrato policial fue tomado por la Campaña Nacional contra la violencia institucional. La Campaña junto a organizaciones de DD HH asesoran a las víctimas.

La Campaña funciona a través de la red de abogados y estudiantes de derecho y promotores y voluntarios, y apuestan a una política integral que permita el reformulamiento de las fuerzas de seguridad en el contexto democrático.

El diario Tiempo Argentino describió así los hechos: “Dos chicos de 15 años apaleados casi hasta la muerte y arrojados a un basural por una decena de policías, refleja lo cotidiano en una de las zonas más calientes de la provincia, ubicada a pocos kilómetros de la frontera con Bolivia. Por el caso, siete policías están presos acusados de torturas. El flamante destacamento debía imponer el orden en este barrio conflictivo de Orán. Desde hacía algunos años, al menos dos grupos de jóvenes, en su mayoría menores, se disputaban el territorio de manera violenta. Las fuentes consultadas explicaron que, por el momento, el refuerzo de la seguridad sólo logró que los pibes dejaran de lado sus diferencias y se unieran contra la policía, que reprime a todos los chicos sin distinciones, sean delincuentes, o no”.

 Elizabeth Núñez tiene 38 años y es de origen guaraní, como tantas familias del lugar. Su hijo que volvía de bagayear fue una de las dos víctimas que en la madrugada del viernes 3 de mayo fueron salvajemente reprimidas. La familia no sabe en realidad cuántos policías entraron. «Quizá eran siete, pero seguramente eran más», dijo Elizabeth.

 La jueza de Instrucción 2, Norma Vera, detuvo ese mismo día al sargento Ignacio Romano, a los cabos Miguel García, Darío Villafañe y Américo Arce; y a los agentes Aníbal Tapia, Juan Huertas y Nelson Farfán. Si bien en un principio fueron acusados de privación ilegítima de la libertad y apremios ilegales, hace pocos días la causa fue recaratulada como torturas, delito por el que se prevén –en caso de una condena– penas mayores.