Esta semana celebramos el Día Mundial de la Poesía, y el mejor festejo son estos 11 poemas magníficos de poetas argentinos. De Ioshua a Jorge Luis Borges, recorremos autores clásicos y contemporáneos.

Una lista diversa que basta como muestra de como se manifestó -y se sigue manifestando- el género en el país

  1. Límites (Jorge Luís Borges)

    De estas calles que ahondan el poniente,
    una habrá (no sé cuál) que he recorrido
    ya por última vez, indiferente
    y sin adivinarlo, sometido

    a quien prefija omnipotentes normas
    y una secreta y rígida medida
    a las sombras, los sueños y las formas
    que destejen y tejen esta vida.

    Si para todo hay término y hay tasa
    y última vez y nunca más y olvido
    ¿Quién nos dirá de quién, en esta casa
    sin saberlo, nos hemos despedido?

    Tras el cristal ya gris la noche cesa
    y del alto de libros que una trunca
    sombra dilata por la vaga mesa,
    alguno habrá que no leeremos nunca.

    Hay en el Sur más de un portón gastado
    con sus jarrones de mampostería
    y tunas, que a mi paso está vedado
    como si fuera una litografía.

    Para siempre cerraste alguna puerta
    y hay un espejo que te aguarda en vano;
    la encrucijada te parece abierta
    y la vigila, cuadrifronte, Jano.

    Hay, entre todas tus memorias, una
    que se ha perdido irreparablemente;
    no te verán bajar a aquella fuente
    ni el blanco sol ni la amarilla luna.

    No volverá tu voz a lo que el persa
    dijo en su lengua de aves y de rosas,
    cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
    quieras decir inolvidables cosas.

    ¿Y el incesante Ródano y el lago,
    todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
    Tan perdido estará como Cartago
    que con fuego y con sal borró el latino.

    Creo en el alba oír un atareado
    rumor de multitudes que se alejan;
    son lo que me ha querido y olvidado;
    espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

  2. Despedida (Alejandra Pizarnik)

    Mata su luz un fuego abandonado.
    Sube su canto un pájaro enamorado.
    Tantas criaturas ávidas en mi silencio
    y esta pequeña lluvia que me acompaña.

  3. Desarme (Florencia Piedrabuena)

    El primer día iba a matarte por proliferación de miradas hacia las paredes del bar.
    El segundo día iba a abandonarte después del sexo.
    El tercer día iba a competir con palabras, pegarte con la lengua y su saliva.
    El cuarto día iba a partirte y esclavizarte.
    El quinto día, cuando ya no me quedaban balas,
    iba a envenenarte
    besándote.
    El sexto día decidí que no me bancaba la incertidumbre
    y fui a abrirte la cabeza para meterte dudas
    y una bomba de tiempo.
    No estalló.

    El séptimo día iba a decirte que no.
    El octavo ya no puedo.
    Soy otra.
    En mi afán por mostrarte que puedo destruirlo todo
    rompí conmigo,
    y me desarmé.
    es decir,
    soy mis pedazos
    y tambien
    me quedé sin armas
    pero también

    me quedé con vos.

  4. Las huellas (Silvina Ocampo)

    A orillas de las aguas recogidas
    en la luz regular del suelo unidas
    como si juntas siempre caminaran,
    solas, parecería que se amaran,
    en la sal de la espuma con estrellas,
    sobre la arena bajo el sol las huellas
    de nuestros pies desnudos
    tan lejanos, y mudos.
    Dejando una promesa dibujada
    nuestra voz entretanto ensimismada
    se divide en el aire y atraviesa
    la azul crueldad de la naturaleza
    mientras solos cruzamos
    la playa y nos hablamos.

El mal es hombre (IOSHUA)

Abro el libro en la página mas abierta.
En esa que puedo decir de memoria con cada lágrima.
En esa que dice lo mismo desde la primera vez
que estuvimos tan cerca que teníamos el olor del otro entre los dedos.

ya fue.

Por todas las veces que cobré por coger
pagaría para que me amen
y que quede algo

De lo que ya se fue
De lo que ya perdí
De lo que ya gasté
Que se quede algo
conmigo.

6. Superpoder (Fabián Casas)

Como si fuera un superpoder, tiene los sentimientos encapsulados.
Cuando los abre están tal cual los dejó. Podríamos decir
que la burocracia es ese lugar donde ya no hay una pizca de amor.
El largo corredor de los años, brillando, envasado al vacío.

7. Las mamás (Soledad Castresana)

¿te acordás
de esa vez que bañamos
a los pollitos con champu?

les fregábamos las alas
y los hundíamos en el balde
para enjuagarles la espuma

¿te acordás?
los pusimos a secar al sol
sobre las lajas
piaban bajito
olían a algas marinas

uno a uno
despacio
empezaron a morir

¿te acordás?
pasamos el día
llorando a esos hijos
que no habían soportado
tanto amor

8. Sin título – del libro agua negra (Martín Rodríguez)

papá está dormido
en el baul de un auto viejo
ayer lo abrió para dormirse ahí borracho
y volaron polillas, se chocaban
contra las ventanas
de la iglesia,
me dio un calentador y una botella
con un trapo en la boca
-mantenete caliente que es de noche y va a llover, ya sos grande
dijo.
con los brazos caídos papá
pareces una bolsa de papas o un toro
¿vos construiste edificios?
¿la corteza dura de las casas piedra sobre piedra?
no llego a vos
estás alto, la armadura reluce
como una estrella fría.
eras del ejercito alemán
tu sonrisa saludando desde arriba
de un Panzer a espaldas deuna ciudad destruída,
mirada seria a cámara
en las manos el diploma de abogado,
fotos llenas de niebla en cajas viejas.
de noche en casa
pasabas una gasa con alcohol puro
a las botas negras, el cigarrillo prendido en los labios
-esto da brillo- decías
el revolver en el bolsillo del saco.
dormido papá es un auto viejo
la gran industria la política la familia
rompió y soldó lo roto adentro suyo
un perro que nunca corrigió su ternura
bueno
acurrucado en el baúl:
que no te moje la lluvia
voy a buscar un toldo para cubrirnos
calentate, el frío llega a los huesos
y se queda ahí

9. La Espada, el Báculo (Leónidas Lamborghini)

I
lo que vencida por la edad: la espada.
lo que se queja: el báculo más corvo y menos. lo que
la sombra hurta. los ojos
que no hallan.
el recuerdo menos. la espada
menos.

II
por quien caduca ya: más corvo y.
lo que no halla
en qué. la espada menos fuerte. lo quejoso del báculo.
lo que la muerte desmorona: ojos.

III
recuerdo de la muerte: los arroyos
del yelo. lo que la sombra. los despojos. el
yelo en que los ojos. el monte. la espada. ya:
de yelo.

IV
lo que la sombra hurtó: la luz.
la espada de la luz. lo más del báculo.
los muros fuertes. la edad por quien:
la valentía.

V
el sol bebía: los arroyos. los ganados ya
desmoronados. el yelo de los ojos. del báculo. el yelo
del monte. de la sombra.

V
mas de esotra parte: gloriosamente
médulas ardiendo. gloriosamente venas.
gloriosamente cuerpo desatado. polvo y
ceniza: gloriosamente ardiendo.
VI
de esotra: un Dios-Toda-Llama
que ama nadando
enamorado. un Dios-Ama
que ardiendo: con médulas. con venas. con humor: el
respeto perdido a ley severa. la llama
que nada. un Dios-Ama nadando enamorado
en Agua Fría. Un Dios Todo que es Cuerpo
Enamorado.

VII
mas no de estotra parte: ley severa
que puede:
cerrar los ojos.

VIII
mas de esotra parte en la ribera:
Llama que nada y Nada
en Agua Fría: tendrá sentido.
memoria Nada ardiendo desatada: tendrá sentido.
Cuerpo en llama que sabe
nadar Nada en Agua Fría: tendrá sentido.
polvo-Nada: ceniza-Nada ardiendo: tendrá sentido.
Dios-Ama que nada
y llama Nada:
tendrá sentido.

10. Sin título – Del libro poesía popular argentina (Vicente Luy)

Antes pedimos que se vayan.
Antes, pedimos justicia.
Ahora pedimos que no se rían de nosotros.
Después, ¿qué pediremos; piedad?
Usá tu odio para el bien común.
Pone tu odio al servicio del bien común.

11. Un plástico transparente (Fabian Casas)

Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganando terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.