Fundadas sospechas sobre violaciones a la ley de datos personales sobrevuelan el debate sobre la repartija de dólares de Alfredo Olmedo. Mientras desde ENREJA piden informes para saber cómo se sortean los billetes verdes, una lectura de la historia reciente nos invita a conocer cómo los hizo. ¿Qué hay detrás de la campaña del más fiel representante de la casta salteña?
Nicolás Bignante
Uno podría decir que los sorteos y la parafernalia electoral acompañaron a Alfredo Horacio Olmedo desde su nacimiento como fenómeno electoral y mediático, y tendría algo de razón. Al principio eran motos, camionetas y plata en efectivo a repartir entre los asistentes de sus ruidosos actos. Un par de años más atrás, cuando ocupaba la banca del departamento Anta en el senado, la campaña se dirigía a sus colegas terratenientes del sur provincial y ya no eran pesos argentinos ni vehículos de pobres; sino su propio avión fumigador, el que ponía a disposición de los productores locales para rociar de agroquímicos el suelo. Posiblemente se trate de uno de los más claros ejemplos de solidaridad de clase jamás visto por estas tierras.
Rápidamente, los candidatos de su espacio en otros municipios empezaron a emularlo. Una de sus discípulas más despampanantes es la dirigente de Rosario de Lerma, Griselda Galleguillos, célebre por rifar entre sus seguidores bombachas, cerveza y hasta un show privado de strippers nada menos que para el día de la mujer. Cuando se le hizo el planteo de rigor, respondió de igual manera que su padrino político: “Todo esto lo hago con mi plata” que, en su caso, provenía de la venta de paltas domésticas.
Pero, ¿Qué tan propia es la guita de quien la hizo negociando toda su vida con el estado y a costa de los intereses de los salteños? Un repaso por la historia reciente podría arrojar claridad sobre el verdadero origen de los dólares que hoy Olmedo reparte como limosna y con fines estrictamente proselitistas.
Esa verde obsesión
Si algo hay que reconocer es que, a los fines estrictamente propagandísticos, la campaña es altamente efectiva. A las pocas horas del anuncio los medios nacionales ya se había hecho eco en simultáneo del suceso. Olmedo comprende más que nadie las dificultades del pequeño ahorrista para acceder a un billete grande de la moneda norteamericana. También comprende que forma parte del selecto grupo de personas que, exportaciones mediante, puede hacerse de grandes cantidades de esa divisa.
De allí el enfoque elegido para el último tramo de la campaña que lo tiene como precandidato al Parlasur. Todo aquel que lo desee, y en cualquier parte del país, puede participar del sorteo diario de 100 dólares norteamericanos o su equivalente en pesos argentinos, tomando como referencia el valor del mercado paralelo. Desde el lunes 24 de julio al 10 de agosto -último día antes de la veda electoral- Olmedo sorteará 1800 dólares que podrá entregar en mano o transferir en pesos a la cuenta que el ganador indique, siempre al tipo de cambio paralelo y con la cotización de ese mismo día.
Los primeros cinco ganadores indicaron que usarán el dinero para estudios médicos o el pago de carreras universitarias, aunque también hubo quien dijo que compraría alimentos o ayudaría a familiares. Como si la exposición de las necesidades de los participantes no fuera de por sí degradante, luego de cada entrega el partido Ahora Patria difunde fotografías de los mismos con el supuesto objetivo de garantizar la transparencia del sorteo.
Hablando de transparencia…
Desde el Ente Regulador de los Juegos de Azar -ENREJA- pusieron rápidamente la mirada en la estrategia de campaña olmedista. El vicepresidente de la institución, Adrián Amen, confirmó esta semana que se le pidió un informe al partido Ahora Patria sobre el sorteo, a los fines de conocer si el mismo tiene o no fines de lucro.
Desde el organismo definieron a los juegos de azar como aquellos que persiguen algún tipo de ganancia o rédito económico, lo que en apariencia no incluiría al sorteo de Olmedo. Sin embargo, fueron muchos los que advirtieron que detrás de la convocatoria subyacen beneficios intangibles que, medidos en dinero, supondrían ingentes sumas.
Para participar del sorteo olmedista es necesario, en primer lugar, escanear un código QR que nos llevará hacia un formulario donde habrá que detallar: nombre, apellido, teléfono, DNI, dirección de correo y una breve descripción del destino que se le piensa dar a la guita.
Como se sabe, la modalidad elegida no es otra que la utilizada por Javier Milei a nivel nacional, quien sortea mensualmente su dieta como legislador. Al igual que las rifas organizadas por el líder de La Libertad Avanza, la de Olmedo podría tener el objetivo velado de hacerse de una increíble base de datos con fines políticos, tal cual advirtió la Agencia de Acceso a la Información Pública -AAIP-.
La discusión, en tal caso, pasaría del plano ético al plano legal, puesto que podrían existir violaciones a la ley 25.326 de Protección de Datos Personales. Esta normativa establece que quienes poseen bases de datos tienen responsabilidades frente a las personas que se los confiaron. La primera responsabilidad es la de declarar la base de datos ante la autoridad de aplicación de la ley, que es la Dirección de Protección de Datos Personales de la Agencia de Acceso a la Información Pública.
También se deben cumplir recaudos mínimos básicos de seguridad de la información, como darle el derecho a cada una de las personas que está integrada a esa base de datos -por más que lo hayan hecho voluntariamente- de conocer qué se hace con los mismos, dónde están hospedados, cuál es el tiempo por el cual se van a conservar, etc. Esto se hace con el fin de que esas personas puedan dar un consentimiento informado.
Por contar con bases de datos actualizadas y sus respectivos contactos, los políticos en campaña suelen invertir millones. Una prueba de ello fue el escándalo desatado a nivel mundial tras el caso Cambridge Analityca.
La mía, la suya y la nuestra
Decir que tal o cual acto de naturaleza cuestionable se hace “con la propia” suele ser un atenuante y una garantía para evitar las repreguntas. Pero las fronteras de lo propio y lo ajeno aparecen un tanto difusas en la historia familiar del sujeto que nos convoca. A instancias de Juan Romero y de Juan Urtubey, la familia Olmedo abrochó escandalosos negocios que perduran al día de hoy.
Conviene recordar que Salta Forestal, es una empresa estatal que desde el año 2000 está concesionada a la familia Olmedo que así usufructúa y administra 160 mil hectáreas junto a la firma Cresud. A través de la ley 7623, del año 2011, se estableció un canon que Olmedo debía pagar por la explotación de esas tierras del 10% del valor de la producción. El canon nunca se pagó.
En 2017, Juan Urtubey firmó un bochornoso “arreglo” por el cual se le perdonó el total de la deuda y se le otorgó el derecho de transferir a un tercero la concesión, lo que le permitió hacer negocios inmobiliarios millonarios.
Como en muchos casos, cuando el dinero no viene del estado, viene de la explotación del trabajo ajeno. En febrero de 2011, una inspección de AFIP en los olivares de Olmedo en La Rioja detectó 400 trabajadores en condiciones infrahumanas. En el campo que actualmente administra había extranjeros indocumentados, personal tercerizado viviendo en carpas, improvisadas letrinas y malos olores producto de la falta de higiene, según los inspectores. Olmedo se defendió de la acusación y aseguró que es “una campaña para desprestigiar a una familia”, y lo vinculó con su lanzamiento por la gobernación salteña. Además, aclaró que la Subsecretaría de Empleo riojana lo autorizó a hacer un campamento “tipo boy scout”.
Según el informe de la AFIP, los trabajadores de AHO SA vivían en dos predios: 360 dormían en carpas de nylon y los restantes, en dos “precarias habitaciones” de un parque industrial.
Orozco, a esa ya la conozco
Y como la vara en materia de propuestas había quedado demasiado alta, la precandidata a legisladora por la lista de Olmedo, Emilia Orozco -que jura y perjura no ser familiar del policía torturador Gustavo Orozco-, no halló mejor idea que expropiar una vieja propuesta del Frente de Izquierda. En declaraciones a una radio local aseguró que, si gana, cobrará lo mismo que un docente y el resto lo donará para diferentes causas. La promesa es una de las tradiciones de los legisladores del FIT, cuyas dietas se convierten en aportes a fondos de huelga en distintos puntos del país desde hace años.
Orozco, que cobró visibilidad en el concejo deliberante tras exponer cuanto cobra un edil y lograr la infantil reacción de José García, tuvo que salir a respaldar -no muy convencida, al parecer- los degradantes sorteos de su padrino político. ¿Se viene la patria tombolera?