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OAJNU vs. colegios católicos: El pecado de la ideología

Mientras miles de jóvenes de entre 16 y 18 años se organizan para reempadronarse y poder votar en agosto, en la Salta clerical de Urtubey y Cargnello se acusa a una ONG de «ideológica» por pronunciarse a favor del aborto. Unos 23 colegios anunciaron a sus alumnos que no podrán participar este año del simulacro de Naciones Unidas. (Nicolás Bignante)

Cada vez que desde las usinas del control ideológico y del sostenimiento del status-quo asoman las palabras «adoctrinamiento» e «ideología», parecería que se trata de un reflejo de sus propios vicios, antes que una muestra de sus preocupaciones. Ejemplos pueden encontrarse a raudales. Desde el padre que reniega porque en las escuelas secundarias «le lavan la cabeza a los pibes con política», pero bautizó a todos sus hijos sin su consentimiento; hasta aquellos que advierten sobre los peligros del «marxismo cultural» o la «ideología de género» desde los más altos escalafones del aparato propagandístico eclesial.

En Salta, alrededor de 600 jóvenes de colegios secundarios -mayoritariamente católicos- se encuentran actualmente impedidos de participar del Modelo de Naciones Unidas, impulsado por la organización OAJNU, dado que la institución a nivel nacional se pronunció a favor del aborto legal, seguro y gratuito. El pronunciamiento, sumado a un episodio registrado el año pasado en el último simulacro, fue suficiente para que unos 23 colegios decidieran impedir la participación de los alumnos en la actividad bajo el pretexto de que no estaban dadas las garantías para un debate democrático.

El pronunciamiento de OAJNU sirvió para que desde el núcleo de la enseñanza religiosa se tildara a la ONG de «ideológica». Como si se tratara de un defecto en sí mismo. Como si la iglesia en todos sus niveles no fuera un aparato ideológico del Estado y de las clases dominantes.

Entre las instituciones que mostraron su preocupación por la toma de posición de OAJNU, se encuentran colegios que impulsaron de manera obligatoria la participación de los estudiantes en la charla que brindaron Agustín Laje y Nicolás Márquez en abril sobre «ideología de género». Contradicciones aparte, el veto de las instituciones católicas a las actividades de OAJNU obedece a una «sugerencia» del Consejo Provincial de Educación Católica (Coprodec), organismo del arzobispado de Salta. 

Para entender el origen de la controversia, es necesario hacer una pequeña retrospectiva. En 2016, la ONU reconoce por primera vez el aborto como un derecho humano, responsabilizando a un país en particular -Perú- de violar el Pacto Internacional de Derechos civiles y políticos al no permitir la interrupción legal del embarazo a una joven de 17 años. En 2018, el organismo se involucró de lleno en el debate impulsado en el congreso de la Nación, tomando postura a favor del proyecto de ILE. 

OAJNU, en sus lineamientos fundacionales, asegura compartir los valores y propósitos expresados en la carta de Naciones Unidas: empatía, igualdad de oportunidades, respeto por los Derechos Humanos, cooperación, diálogo y paz, entre otros. Es así que la ONG replicó la postura de la ONU respecto a la interrupción legal de embarazo.

Desde el ente que nuclea a los colegios católicos de la provincia, traen a colación un confuso episodio que se dio a fines del año pasado en uno de los últimos simulacros de la ONU. Un debate sobre la ley de Educación Sexual Integral derivó involuntariamente en un intercambio fervoroso sobre el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Según el Coprodec, en ese cruce de opiniones algunos alumnos fueron abucheados y vulnerados por manifestarse en contra de la ILE, aunque los participantes del simulacro aseguran no haber sido testigos de esas manifestaciones. 

Cuarto Poder dialogó con el representante del Coprodec Roberto Suaina, quien aseguró que el comunicado enviado a los colegios tenía el carácter de «sugerencia». «Los chicos no tuvieron un espacio de diálogo garantizado en la libertad de opinión, no han tenido un espacio democrático y no han tenido la libre y espontánea expresión, dado que han sido abucheado por otros chicos de otros colegios» expresó Suaina.

Y agregó: «Este año se manifiestan ideológicamente con una postura, haciendo caso omiso del compromiso de ellos y, lo que es peor, aduciendo que representan a todos los jóvenes de la OAJNU. Frente a esta falta de compromiso, nosotros que no tenemos las garantías necesarias de un espacio democrático frente a las distintas ideologías, aconsejamos no apoyar, porque los chicos son menores de edad y estarían expuestos a esta organización ideológica».

Los dichos de Suaina contrastan fuertemente con la versión de los jóvenes que participaron del debate el año pasado. Solana Galindez, miembro de OAJNU comentó a Cuarto Poder: «Yo vi todo lo que pasó. Yo, de hecho, quedé bastante impresionada por la opinión de una chica que habló desde una postura religiosa muy marcada. Ella habló diciendo que no le parecía la educación sexual, ni la ideología de género, ni el aborto. Lo que dice Suaina, yo lo viví desde adentro y no es como él lo plantea. Los chicos sí tuvieron la oportunidad de hablar, lo que ocurrió es que había una mayoría que estaba de acuerdo con la educación sexual, pero eso no significa que los que tuvieron una postura contraria no hayan hablado. En ningún momento los abuchearon, ellos hablaron con total respeto promoviendo sus ideas».

La situación llevó a que desde el Coprodec «sugirieran» a los 50 colegios católicos que están bajo su administración, que se abstengan de hacer participar a sus alumnos en las actividades de OAJNU. No obstante, cualquier ciudadano con un mínimo de conocimiento de la dinámica y los esquemas jerárquicos verticalistas de la educación católica privada en Salta comprende que una «sugerencia» por parte del Coprodec, en los hechos, reviste el carácter de orden. Frente a una entidad que integra nada menos que el Arzobispado de Salta, el margen de acción de las instituciones católicas es, por lógica, bastante acotado. 

A pocos días de que se enviara el comunicado, unos 23 establecimientos educativos decidieron proteger a sus alumnos de la perversidad ideológica, nada menos que prohibiéndoles el derecho a debatir. Los chicos, como de costumbre, quedaron marginados en la decisión. Jamás se les consultó si estaban de acuerdo con dejar de participar de las actividades o si se sintieron vulnerados/atacados en los simulacros.  

Los colegios que acataron el criterio del Coprodec son: Colegio Santa Rosa de Viterbo, Colegio del Milagro, Colegio Bachillerato Humanista Moderno, Colegio José Manuel Estrada, Colegio San Marcos, Colegio Belgrano, Colegio Sagrado Corazón de Jesús, Uzzi College, Colegio Salesiano Angel Zerda, Instituto Privado Gral. Güemes, Instituto Madre María Sara Lona, Colegio Nuestra Señora del Huerto, Instituto Padre Gabriel Tommasini, Colegio de la divina misericordia, Escuela Parroquial nuestra señora de la Merced, Colegio San Pablo, Colegio Santa María, Colegio San Cayetano de Vaqueros, Instituto Domingo Savio, Instituto María del Rosario de San Nicolás, Colegio Parroquial San Alfonso y Colegio Madre Teresa de Calcuta. 

Mientras a nivel nacional miles de jóvenes de entre 16 y 18 años realizan campañas de re-empadronamiento para que un millón y medio de chicos puedan participar en los comicios de agosto; en estos rincones de la patria aún impera la noción de que las ideas no son cosa de chicos. Los dogmas infundidos por la iglesia a menores desde la primera infancia, sin embargo, no ameritan polémica alguna.

El emparentamiento de lo «ideológico» con lo «corrompido» no es más que el reflejo del miedo de los viejos arquetipos de poder, a ser desplazados por nuevos modelos de sociedad. Una sociedad que los jóvenes imaginan y llevan dentro suyo. El pecado de la ideología.