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Nuestra moneda no vale nada

Lo que cientos de salteños denunciaron al pedo, es repetido ahora por porteños generando zozobra. El diario La Nación mostró cómo varios expertos vulneran el secreto del voto electrónico que se usa en Salta y ahora se implementara en la nación.

 “El gobierno nacional quiere que el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) que se implementó en Salta y la Ciudad el año pasado, sea obligatorio en todo el territorio nacional. Ayer, la iniciativa avanzó en el Congreso cuando la Cámara de Diputados giró al Senado el proyecto de Reforma Electoral, que incorpora el voto electrónico, entre otras innovaciones”, precisa el medio nacional quien plantea que aunque sus impulsores destacan la mejora en la transparencia y la rapidez en el escrutinio, los expertos informáticos advierten diversos problemas del nuevo sistema y buscan difundir sus alertas. Son esos expertos quienes están acudiendo “a las redes sociales, bajo el hashtag #NoalVotoelectrónico, organizan charlas y publican información en sus blogs. Según aseguran, no tienen interés partidario ni económico”.

Javier Smaldone, Iván Barrera Oro y Tristán Grimaux son tres de ellos. En diálogo con LA NACION, aseguraron que el sistema pone en riesgo el secreto del voto y que amplía las posibilidades de hacer fraude. Sin embargo, aclararon que la introducción de tecnología en el proceso electoral les parece útil en ciertos casos. Por ejemplo, para transmitir los datos.

Tras explicar la forma de funcionamiento del sistema que cualquier salteño conoce por haberlo usado, los expertos consultados por La Nación aseguran que durante ese proceso hay formas de violar el secreto del voto, modificarlo, e incluso destruirlo. «El sistema de Boleta Electrónica incluye un chip, que se puede destruir, leer y modificar desde una distancia variable de 50 centímetros y posiblemente más. Cada chip está numerado. Por lo cual, si el presidente de mesa o el sistema logra identificar el número de chip que se le asigna a un votante, después puede identificar quién votó a quién. Ese número es inalterable, viene de fábrica», dijo Smaldone a este medio. Pero todas las boletas tienen una banda magnética para que el chip no se pueda leer, retrucó LA NACION. «Basta que la boleta no esté lo suficientemente doblada, que quede un espacio de milímetros, para que pueda leerse el voto», respondieron.

Los expertos informáticos mostraron en video las técnicas de hackeo usando boletas de prueba y algunas que sobraron de la elección en CABA, el año pasado. Las encontraron desechadas en una escuela porteña. La aplicación para comparar votos que muestra el video (sus creadores la llaman «puntero digital», ya que serviría para comprar votos), es una app para Android desarrollada por Grimaux. El código fuente está disponible para descargarlo en GitHub. Y la aplicación que usaron para clonar (o grabar) votos es NfcV-reader, «una app estándar para Android que puede descargarse desde Google Play». Ambas aplicaciones funcionan en celulares con soporte de NFC y Android 4.0 o superior. Tanto la lectura como modificación del chip, aseguran, puede hacerse con un dispositivo fabricado ex profeso, con un costo de aproximadamente US$50.

La violación del secreto, señalan los expertos, también puede lograrse a través de ondas electromagnéticas. «En Holanda en 2008, técnicos informáticos y hackers mostraron cómo, con un receptor de radio y pequeña computadora portátil, podían determinar a quién se estaba votando a una distancia de 25 metros. ¿Cómo? A través de las ondas electromagnéticas del sistema de votación, que son originadas en cualquier computadora».

A través del ruido eléctrico. «Con un software que genere un ruido eléctrico, en el puerto USB de una máquina se puede decodificar, desde otra máquina que esté a cinco metros de distancia, qué información se está transmitiendo. Esto es transmisión de información a través de vías no previstas y se aplica a cualquier sistema electrónico».

A través del almacenamiento de datos. «Otra forma es que de alguna manera el sistema almacene los votos que fueron emitidos. El proyecto del Ejecutivo exige que la máquina no pueda grabar datos. Pero el sistema que se usó en Buenos Aires y en Salta tenía un componente que permite tranquilamente almacenar todos los votos».

Otras voces

Juan Pablo Timpanaro, doctor en Ciencias de la Computación, después de estudiar el tema en profundidad, aseguró: «Hay que distinguir la manera en que se pensó el voto electrónico y su implementación. La idea es interesante, pero hay tres vectores de preocupación: los problemas de la tecnología per se; la posibilidad de fraude; y la posible desprotección del votante. Esto último tiene que ver con el secreto del voto. ¿Cómo asegurás que no están linkeando [relacionando] un voto con un votante? El votante puede quedar desprotegido», señaló.

Leandro Querido, presidente de la ONG Transparencia Electoral asegura tener una visión positiva del cambio. «Me especializo en sistemas electorales, recorro América latina con el tema y se puede decir cualquier cosa menos que soy improvisado. Cualquier sistema presenta debilidades o vulnerabilidades. El actual tiene el voto marcado, el voto cadena. Con la Boleta única de papel también puede haber este tipo de problemas. Con la electrónica, hay una banda magnética para que el chip no se pueda leer y para que, cuando lo ponés en la urna, tampoco. La máquina agiliza y mejora la totalización de votos. Acelera el acto de votar», asegura.

Joaquín Sorianello es un experto en informática que fue investigado y sobreseído por la división de Delitos Informáticos de la Policía Metropolitana luego de ingresar en el sistema de MSA dos días antes de la elección primaria porteña el año pasado. El joven programador, en paralelo a otros expertos, asegura que penetró el software de MSA para probar si había fallas. Al detectar problemas de vulnerabilidad, dio aviso a MSA y publicó mensajes sobre la situación en redes sociales. Días después, la Policía Metropolitana, por orden de la fiscal Silvana Rivarola, allanó su casa y se llevó sus equipos electrónicos.