“La Auditoría calcula e informa, no castiga”, dijo Oscar Salvatierra, presidente de la Auditoría General de la Provincia. La suya es una verdad a medias.

La Auditoría calcula e informa, no castiga. Así de simple y así de claro es para el titular del organismo de control, Oscar Salvatierra, su trabajo.

Su aseveración es una verdad a medias. No puede castigar porque eso corresponde a la justicia pero, y esto no lo dice Salvatierra, tiene mandato constitucional para “comparecer en juicio por sí misma y en representación del Estado, en los casos que se detecte, en virtud de las funciones atribuidas por esta Constitución y las leyes, posible daño patrimonial al Fisco”.

Las actuales autoridades de la Auditoría General de la Provincia cumplen a medias con el artículo 169 de la constitución provincial: examinan e informan a la Legislatura pero no comparecen en juicio ante posibles daños patrimoniales contra la provincia.

Un buen ejemplo de ese trabajo “a medias” es el de Salvador Mazza. Tras la destitución del entonces intendente Carlos Villalba, el organismo de control verificó un faltante de $16 millones y el caso llegó a los tribunales pero Salvatierra y los suyos dicen que ya “no tienen nada más que hacer”.