Acerlot respondió nuevamente los reclamos de los vecinos de Leguizamón al 1400, quienes denuncian ruidos molestos constantes, contaminación, cortes de tránsito y malos tratos. Como ya había asegurado el año pasado a Cuarto Poder, la empresa negó las acusaciones.
Un representante de la empresa Acerlot, ubicada en Leguizamón al 1400 de nuestra ciudad, negó en las últimas horas las constantes acusaciones que los vecinos de esa cuadra realizan en contra de la empresa.
“Abrimos a las 8 horas, cumplimos estrictamente el horario comercial. Nos asocian a ruidos molestos en horarios nocturnos pero pertenecientes a otra empresa”, expresó el representante, que no se identificó, entrevistado por el sitio Informate Salta. Agregó que en la cuadra “no hay camiones gigantes, sólo camiones que ingresan sin obstruir el tráfico”. Además, dijo que “con respecto a la rotura de veredas, ninguna en la cuadra está rota”.
Versión contraria
Las declaraciones de Acerlot son similares a las que su propietario, Roberto Arangio, realizó en Cuarto Poder el año pasado. En aquella oportunidad, aseguraba que la empresa cumplía con los horarios establecidos (8 a 12 y de 15.30 a 19). Agregaba que se trabajaba los sábados hasta el mediodía, no los domingos, y que los camiones llegaban una vez a la semana. Al comentarle que los vecinos aseguraban que, por lo menos, por allí pasaba un camión por día, Arangio explicaba que eso podría pasar, porque todo dependía de la venta.
Respecto al polvo que los vecinos aseguraban que se acumulaba debido al trabajo de Acerlot, Arangio respondía que no era así, que no había ninguna contaminación. Explicaba también que no se iría de su trabajo y que no podía trasladarse a un lugar como el Parque industrial, propuesto por los vecinos, porque no es fabricante, sino vendedor.
Ante la pregunta sobre la propiedad de los terrenos en donde se encuentra la empresa, Arangio primero preguntaba para qué queríamos saber eso. Al explicarle que era una duda razonable, teniendo en cuenta que no es lo mismo irse de un lugar alquilado que de uno propio, Arangio, quien se presentaba como socio de Acerlot, no propietario, no respondió.
Las denuncias
Una nota ingresada el 2 de marzo de este año en Mesa de Entrada de la Secretaría General de la Municipalidad le comunicaba al intendente Gustavo Sáenz que continuaba el conflicto entre los vecinos y Acerlot. Solicitaba la intervención del jefe municipal en la disputa.
“Los que se suscriben al pie de la presente, vecinos de calle Juan Martín Leguizamón al 1400 de esta ciudad capital, respetuosamente se dirigen a usted para poner en su conocimiento los serios perjuicios que acarrea la permanencia, en el macro centro de la ciudad, del establecimiento comercial denominado Aceros Acerlot (ex Himeco) en esta misma ateria Nº 1450”, aseguraba el primer párrafo de la nota, redactada con fecha del 25 de febrero de este año.
El texto aseguraba que “los reclamos efectuados al titular de esa Empresa como, así mismo, las denuncias presentadas por escrito ante las autoridades de la Policía de la Provincia de Salta y de esa Municipalidad, a partir del Exp. 1264/98 a la fecha, han caído en saco roto. Nadie ha expresado jamás una pizca de compasión a los padecimientos de los vecinos de esta cuadra, ni siquiera el poder judicial salteño a la que, en más de una oportunidad, se requirió su intervención para que cesen las hostilidades. Más bien produjeron el incremento de una sospecha solapada de sobornos y la lógica incredulidad hacia las autoridades cuya principal obligación es velar por la seguridad y la salud de los ciudadanos”.
La nota entregada detallaba los pormenores de la denuncia contra la empresa. “La intensidad de los ruidos en el manipuleo de hierros y chapas metálicas que comienzan a las 7 de la mañana y que, muchas veces, se extienden más allá del horario comercial perturbando el reposo y la tranquilidad de los vecinos, barullos capaces de producir lesiones físicas y psíquicas irreparables” era el primer ítem.
Luego, los vecinos aseguraban: “Los vehículos afectados a la carga y descarga que provocan roturas en las veredas aledañas al local comercial y los daños que provoca el desprendimiento de partículas de hierro en su constante manipuleo. A esto se suma el prolongado estacionamiento en la cuadra de innumerables vehículos afectados al reparto, no dando lugar a que quepan otros automotores de propiedad de los vecinos. La empresa carece de playas de estacionamiento”.
En el tercer ítem, se aseguraba: “Las continuas obstrucciones de tránsito de vehículos y personas que generan los gigantescos camiones con acoplados o semirremolques que diariamente ingresan a ese depósito para descargar materiales (se han contabilizado hasta cuatro unidades por vez), poniendo en peligro a quienes se atreven a circular por esa arteria, incluso de vehículos que demandan prioridad de paso como ser policías, bomberos y servicios de emergencias sanitarias”.
El cuarto hablaba de “las consecuentes protestas de conductores demorados por las maniobras que proveedores y clientes deben realizar para ingresar de culata al cuestionado depósito, manifestándose en un concierto de bocinas que enloquece”.
El punto “e” de la lista destacaba como un problema al “sonido de la sirena de alarma que cada tanto interrumpe el sueño entre las 2 y las 6 de la madrugada”.
Finalmente, el punto “f” hablaba de “los alaridos de los obreros del referido comercio, ante un esfuerzo extraordinario, provocando chanzas de todo tipo en un vocabulario por demás incivilizado. A esta manifestación se agrega el acoso verbal de los más exaltados hacia las jóvenes que se atreven a pasar por la vereda, provocando duros pronunciamientos de los familiares de las afectadas ante la pasividad de los dueños del negocio”.
El mensaje a Sáenz continuaba asegurando que “en notas presentadas oportunamente a esa intendencia municipal, luego derivadas a la Dirección de Control y a la Secretaría de Medio Ambiente (sin repercusión alguna, por supuesto), los aquí firmantes se preguntan ¿De qué argumento se valieron los responsables de autorizar este emprendimiento en zona urbana? ¿Y el ingreso de camiones con acoplados y semirremolques cargados con hierro (que desde temprano se adueñan las calles) contrario a las normas que la reglamentan?”.
“Por lo expuesto precedentemente, se solicita al flamante señor intendente, considerado por la prensa local como el ‘personaje del año’, para que, de una vez por todas, se arbitren los medios necesarios para concluir con el calvario de los vecinos de la calle Juan M. Leguizamón al 1400, favor que agradecen anticipadamente”, finalizaba la nota, que llevaba la firma de más de veinte personas.