En un operativo de control anti-drogas, Gendarmería trató de revisarle el vehículo al obispo de Orán quien se habría negado armando un flor de quilombo. Cuando el obispo se marchaba advirtió al gendarme que se comunicaría con autoridades superiores, aunque no se sabe si se refería a dios o el Papa.
Un medio nacional dijo haber accedido a un informe de Gendarmería en el que se detalla que detuvieron un vehículo para hacer un control de drogas, y que adentro un hombre de sotanas, con dos presuntos seminaristas, armaron flor de quilombo y resistieron ser revisados. Citamos de uno de estos medios: “Al solicitarle el gendarme la revisación del vehículo, ya que se trataba de un control antidrogas en ruta, aparentemente de rutina, Monseñor Zanchetta se negó, según informa el personal de la fuerza nacional, y comenzó a justificarse diciendo que él era el obispo de Orán, que siempre viajaba y que no tenía por qué revisarlo ya que se trataba de una autoridad”. El gendarme insistió y discutió con el religioso que arguyó sentirse ofendido por la actitud del oficial, sobre todo ofendido porque lo hacía en presencia de sus súbditos los seminaristas.
Aparentemente, luego de la discusión, el vehículo del Obispo habría sido igualmente inspeccionado, pero al retirarse amenazó al gendarme diciéndole que se comunicaría con autoridades superiores (¿Dios?, ¿el Papa? ) para que tomen cartas en el asunto sobre la osadía. Después de que el facho cool de Eduardo Feinman leyera este informe en el canal de noticias C5N, Gustavo Zanchetta dio raudo una entrevista en El Tribuno.
“El lunes 12 de mayo a las 22.30 volvía de dar misa en la localidad de Los Blancos con cuatro seminaristas. Veníamos en mi camioneta por la ruta 81. Al llegar a la intersección con la ruta 34, nos detuvieron en un puesto de Gendarmería y nos trataron de muy mala manera”, aseguró Zanchetta al matutino.
Y añadió: “En ningún momento me resistí al operativo. Por el contrario, revisaron íntegramente el vehículo. Ellos estaban mal predispuestos y la requisa fue muy aparatosa desde el principio. Todo fue muy exagerado e intimidatorio. Lo llamativo es que no me pidieron ninguna identificación personal”.
También: “No creo que yo deba tener ningún privilegio, pero sí pienso que deben tratarme con respeto. Estaba vestido como obispo. Todo esto parece algo armado. Lo quieren hacer aparecer como algo espectacular. Solo uno de los gendarmes se identificó”, concluyó el hombre de Dios.