La crisis política ha entrado en una nueva fase que condiciona el escenario a futuro. El Frente de Todos padece una notable sangría. Juntos por el Cambio se atomizó como consecuencia del librepensamiento de figuras carentes de un programa. En tanto, el saencismo empieza a mostrar perfiles ideológicos antagónicos. Los polos son el gran problema de un oficialismo que debe reformular su plan de gobierno y el gabinete.

Frente a una crisis que lo arrastra, el oficialismo ha comenzado a reaccionar en lo político y respuesta a críticas que salieron de cauce. El perfil frentista del gobernador ha comenzado a expresarse como una solución y la primera consigna es la defensa de su figura, atacada irónicamente por socios de la última elección.

El oficialismo sabe que la llave de un triunfo también dependerá de una reformulación política caracterizada por un liderazgo más intnso y que podría decantar en un cambio de gabinete que, a estar alturas y en algunas áreas ministeriales, parece una necesidad impostergable y urgente.

Como suele ocurrir, algunas candidaturas serán los premios que recibirán quienes deban sacrificar los puestos en los que no supieron fructificar para beneficio de un gobernador que hoy preserva poder en base a su figura y carisma casi solitarios.

Es un hecho que las elecciones se desdoblarán para evitar mayores resquebrajamientos y pondrán en evidencia paradojas que no son más que frutos de un forzado alineamiento nacional del oficialismo provincial y parte de su oposición. Es que cuando era Intendente, el efectivo mendicante Sáenz comulgaba con el macrismo que ahora muestra a críticos y leales al gobierno local en disputa cada vez más virulenta.

El saencismo liberó posiciones de sus aliados en el espectro nacional en el 2019 y todo indica que se reproducirá la estrategia aunque con mayores costos.

Alberto Fernandez contará con dos frentes en Salta que apoyarán, cada uno por su lado, los candidatos que acuerden en la Casa Rosada. Las provincias, sumergidas en la grieta y la extorsión política y económica, perdieron hace años la postulación de legisladores nacionales, los que se tributan sin solución de continuidad.

Desde el macrismo, también podrían formarse dos frentes locales considerando la especulativa posición de la UCR todavía digitada por Miguel Nanni y el histrionismo de Alfredo Olmedo. Allí podrían encontrar cobijo Martin Grande, Gladys “Pichona” Moises, Carlos Zapata y hasta Héctor Chibán que juegan a la reelección, ya contaminados del síndrome de la permanencia a cualquier precio. Nada los distingue hoy de Claudio Del Plá o Manuel Santiago Godoy, por nombrar a íconos de la vertiente presupuestívora salteña.

LA INTERNA DEL PRO YA ES DE UN FRENTE

Juntos por el Cambio se atomizó como consecuencia del librepensamiento de figuras carentes de estructura que apelan a diario al estrépito sacrificando armados y programas. Su política es egoísmo disfrazado de civismo delator.

Grande y Cornejo fueron aduladores de Sáenz hasta 2019, a fuerza de pauta publicitaria en el caso del periodista, o por un acuerdo del romerismo pagado a una de sus sucursales que desde hace 20 años abrió con su franquicia el ex senador nacional Ricardo Gómez Diez para tener una oposición claudicante entre 1995 y 2007.

Los ataques de la ex de Gómez Diez hacen sonar su nombre en el Grand Bourg con algunos epítetos irreproducibles. Nadie cree que quien Cornejo hable por boca propia, sino con discurso impostado por un socio fundamental -el romerismo- que oscila entre reconvertirse en opción apresurada para el 2023, o pactar con Sáenz dos mandatos para cada uno, tanto en el gobierno provincial como en el de la capital salteña.

El año que viene Juan Carlos Romero anunciará su apoyo expreso a la alianza nacional que tenga por columna vertebral al PRO y la UCR. Muchos temen que a nivel local, según le permitan las encuestas, reagrupe a sus socios históricos y se decida por sostener la candidatura de Bettina Romero para gobernadora en 2023, provocando el cisma.

Para ello saben que deben ganar la capital, aunque sea por un voto, y a diario desarrollan tácticas de desgaste que las ejecuta el diario familiar. Sugestivamente, ninguno de los que agravia a Sáenz está peleado con el senador nacional Romero. Por el contrario, Patricia Bullrich ha informado a Grande, Moisés y compañía que no objetarán los ataques al gobernador mientras respeten al romerismo.

Esta semana han comenzado a reagruparse los aliados de Sáenz en Juntos por el Cambio. Alberto Castillo, Andrés Suriani, Guillermo Durand Cornejo y Luis García Salado han difundido un claro mensaje para los sospechosos y para los que ya se revelaron como traidores. Como se ve, la pelea ya superó la estrecha comarca del PRO para dilatarse entre macristas, radicales, conservadores y centristas.

Las elecciones legislativas no exigen concentración de todos en un mismo frente, y este reagrupamiento podría conformar una alianza provincial que dispute palmo a palmo los proyectos de Alfredo Olmedo, de los puristas del macrismo y de una proyección sorprendente del Partido Libertario de Espert y Milei en la franja joven.

El Partido Obrero, fatigado de la comandancia de la dupla Del Plá – Foffani, aparece como estéril para cosechar los votos disconformes. Más de dos décadas hablan del bochorno trotskista que llegó demasiadas dietas jugosas a la casa de este matrimonio.

El Covid-19 también les ha quitado una herramienta filosa como lo son las manifestaciones públicas, sin contar algunos desaciertos insólitos como apoyar al Intendente de Aguaray en medio de acusaciones de corrupción sólidas. El robo millonario de caños no pareció causa suficiente de destitución para esta izquierda dura.

EL PJ COMO COLUMNA DEL FRENTE OFICIALISTA PROVINCIAL

La renovación de la CAP del PJ ha concitado la atención de casi todos los intendentes, sin importar cuáles fueron sus antecedentes recientes o remotos. Es casi doctrina peronista la consustanciación con el poder al margen de los signos del gobierno y son una fuerza transversal importante, aunque no definitoria.

Varios partidos que peregrinaban en la búsqueda de un horizonte que los conecte con el gobierno han encontrado un destino en un PJ que no solamente genera nostalgia, sino que será la base sobre la que se asentará la oferta de los saencistas en 2021.

La figura de Pablo Outes, mano derecha de Sáenz, es demasiado grande y se asegura que expresa el pensamiento del gobernador. De allí que se espera que los partidos propios del saencismo, más los que poblaron el urtubeycismo durante más de una década -con excepción del Partido para la Victoria- coincidirán en ese frente.

PAIS, Primero Salta, Frente Salteño, el Frente Plural, Memoria y Movilización, Libres del Sur, entre otras sucursales de gen peronistas estarán concentrados en una alianza en donde el primer mandatario depositará sus expectativas de triunfo.

Es aquí donde el verticalismo tendrá más intensidad, pero también podrá manifestarse la expansión territorial que necesita el oficialismo para revalidar su poder electoral.

EL FRENTE DE ALGUNOS

Aún cuando tienen el apoyo de la Vice-Presidenta, que vale más que el de Alberto Fernández, el Frente de Todos padece una sangría sin precedentes. Su pelea de hace tres años con Urtubey, más la falta de cuadros, culminó en una anemia política que requiere más de un proceso electoral para recuperar lo perdido.

El ingreso de Emiliano Estrada en la vicepresidencia de la CAP del PJ es otra herida que no cicatriza. Podría tener consecución en su postulación para diputado nacional, a pesar de la escualidez de su nivel de conocimiento público. Este funcionario nacional ya no comulga con Leavy y podría truncar las expectativas leavystas de colocar otro legislador afín.

El Presidente hoy puede optar por acordar con un gobernador alineado al massismo que contribuya con dos diputados nacionales, antes que con un senador devaluado que no le garantice un triunfo en Salta. La política es perversa cuando en la balanza confrontan los votos con la lealtad.

Desde el sector opuesto lo que fue hace un año el Frente de Todos, deberán superar el desafío de gestar y proponer en poco tiempo una figura que traccione y que no podrá ser Leavy ni, mucho menos, un polizón inepto y procaz como Juan Ameri. Su matriz norteña está herida de muerte.

El problema de partidos con pocos caciques y demasiados ignotos, es que no tienen cantera más que la que encuentran en pequeños agrupamientos. Cada reunión de esta fuerza exige apenas las sillas que otorga un café céntrico y en el que la horizontalidad ha comenzado a hacer estragos. El “Oso” ya no gobierna, sino que está obligado a ceder ante pedidos y exigencias de una “Cámpora” que no logró cubrir con figuras solventes puestos de relevancia en la función pública como el PAMI o la ANSeS.

EL NUDO GORDIANO

La pelea por la senaduría de Capital es y será la piedra del escándalo. El nudo gordiano que nadie puede desatar y que Sáenz debe cortar de un solo tajo. Quien se adueñe de ese triunfo podría pregonar que retiene o compite por el poder real en la próxima elección de cargos ejecutivos.

Por lo bajo los romeristas duros están excedidos ante la expectativa de una baja sensible de la imagen positiva del gobernador y piensan que otro Romero -Juan Esteban- debería copar esa banca. Una propuesta insolente, sin dudas.

Los más moderados romeristas quieren ganar todo en la mesa de negociaciones y esperan reivindicar las listas de concejales y la postulación de senador. Desde el saencismo quieren acotar sus apetencias al Concejo Deliberante como prenda de gobernabilidad para la alcaldesa.

En cualquiera de las instancias el romerismo ganará. Ello al margen de la acumulación de poder del alfil Sergio Camacho, que hoy es dueño de la obra pública provincial y una inversión de más de 35.000 millones en proyectos que comprenden rutas nacionales estratégicas, el plan del Belgrano Cargas y obras hídricas repartidos convenientemente entre intendentes y empresas que no tienen lealtades consolidadas con Sáenz.

Todavía circulan nombres de escaso predicamento para esa postulación en el oficialismo provincial. Matías Posadas y Darío Madile miden apenas un digito en la mejor de las encuestas pagadas, pero la circulación de algún artista en Finca Las Costas podría deparar sorpresas para un tiempo en el que el ciudadano cuestiona a los políticos ortodoxos. Sáenz podría tener un as en la manga que mejore la oferta para los capitalinos.

EL NAUFRAGIO DE LA REFORMA ELECTORAL

Además de la separación de los comicios, otro elemento otorgó esta semana más seguridad a los actores políticos. Desde el Grand Bourg han desconocido cualquier intención de producir la reforma política que importe la eliminación de las PASO.

Jorge Pablo Soto, el senador de La Viña que aseguró contar con el aval del gobernador para avanzar en una consulta de partidos, deberá guardar su propuesta y silenciarse. El magro aporte de los consultados, y la ausencia de una firma de peso político en esta iniciativa lo han desairado, al igual que al mismo vicegobernador Antonio Marocco que se sumó con ingenuidad a este proyecto. A cuatro sesiones de que finalice el período parlamentario, el fracaso está cantado.

La mayoría de los actores políticos de peso ha rechazado el proyecto que no conduce más que aun pequeño ahorro presupuestario. Además, ninguno confía en cambios que no fueron siquiera motivo de una especulación seria. El borrador que pudiera resumir las ideas de todos ni siquiera ha comenzado a escribirse.

EL MASO EN MANOS DE SÁENZ

El gobernador, con sigilo pero haciendo uso de la inteligencia que le permitió llegar al gobierno forjando acuerdos con un espectro amplio de la política salteña, ha tomado el maso en sus manos y quiere preservar el poder sin distraerse demasiado. Cada carta que ha jugado en estos años comienza a tener sentido y es provechosa.

Su amistad con Massa la abrió las puertas de Balcarce 50. Su acuerdo ratificado con Juan Manuel Urtubey le ha generado expansión dirigencial y reserva de funcionarios para un eventual cambio de gabinete. Su paciencia para con un romerismo pretencioso le permite especular con un pacto que trascienda la renovación de su mandato. Su pasado cortés con el macrismo le asegura hoy un armado alternativo en el principal distrito que es su bastión electoral.

Al margen de la crisis, es el paciente titiritero que digita cada paso de sus aliados.