De la luna de miel en la mano que dura 100 días, este fin de semana están cerca de consumirse ¾ del lapso, mientras arrecian críticas, aportes, pareceres y sugerencias sobre el rumbo provincial. Más que nada en menesteres intrínsecos a la gestión del Ejecutivo salteño, dado que en la parte final del período estival pocos reparan en lo político, propiamente dicho.
El saenzismo amagó ir a poner un pie en Zuviría 938, administró algunos pases de magia, promovió ciertos nombres para una eventual nueva conducción (y hasta un replanteo en el organigrama), pero al parecer giró en seco y en 360°. O al menos así lo permite suponer el retrato de los enviados salteños al congreso del PJ en el micro estadio de Ferrocarril Oeste, donde al final de semana sesionó el pejotismo de todo el país.
En este contexto, el ex diputado nacional Pablo Kosiner –quien hasta 2019 ofició como sonda urtubeísta en la superficie selenita del peruquismo- fue el encargado de dar versión sobre la participación del distrito gaucho en este proceso de reunificación. Se sabe, Salta y Córdoba eran las variantes del PJ que estaban en verse para sumar voluntades y base de apoyo para la administración Fernández.
Junto con el ex Ministro de Gobierno, Kosiner, por allí estuvieron Manuel Santiago Godoy (flamante dimitente de la Comisión de Acción Política); la ex Ministra de Desarrollo Social, Edith Cruz; el Vicepresidente Primero del Senado, Mashur Lapad; el ex senador Osvaldo Rubén Salum; el ex Relacionista Internacional del gobierno salteño, Hernán Hipólito Cornejo; el dirigente Javier Flores y el ex asesor de la Gobernación (U), Alberto Moisés Sánchez. O sea, poco y nada que exprese o permita proyectar nuevos amaneceres en el sendero que esta fuerza partidaria tiene por delante, desde el 10 de diciembre pasado.