“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro santo Padre Francisco”, anunció el cardenal Kevin Farrell. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia.
El santo padre dejó este mundo a las 7.35, hora de Roma, tras varios episodios que menguaron su salud en los últimos meses. Ayer fue su última aparición pública, cuando impartió la bendición pascual “urbe et orbi” en el Vaticano. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, sobre todo en favor de los más pobres y marginados.
«Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”, dijo Farrell, que apareció en un video desde la capilla de Casa Santa Marta, acompañado por el secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin y su sustituto, el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra.
Murió en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano, en un lunes de Pascua signado por el luto para el mundo católico. Sus últimos días estuvieron marcados por un progresivo deterioro de su salud, que incluyó episodios de insuficiencia respiratoria aguda en horas recientes, según informó el Vaticano.