En medio de especulaciones de todo tipo, comienzan a tomar forma rumores y entredichos respecto del papel del ex gobernador Romero en las próximas elecciones. (Nicolás Bignante)

El armado provincial arroja al día de hoy menos luces que el panorama nacional, incluso con los últimos desplazamientos y gestos que tuvieron al líder del Frente Renovador como protagonista. Aún con toda la incertidumbre a cuestas, la semana dejó muchos «momentos Kodak» que vale la pena traer a consideración en plano local. Mientras una parte del peronismo aboga por la conformación de un gran frente anti-Sáenz- casi desconociendo y/o desestimando las conversaciones entre el intendente y el Grand Bourg-, otros siguen de cerca la dinámica nacional bajo el (pre)supuesto de que buena parte de las piezas se ordenarán hacia abajo a contrapelo de lo que intentan promover desde el oficialismo.

La convocatoria saenzista/filo-macrista del miércoles pasado puso en el centro de las miradas al diputado oranense Baltasar Lara Gros, dirigente de estirpe renovadora que aseguró haber participado de la reunión para afianzar el apoyo de la tropa del intendente a la candidatura presidencial de Urtubey. Aunque del convite hayan participado representantes del macrismo duro como Martín Grande, el joven legislador insistió en que su presencia no era una señal de cambio de carril. 

No obstante, el efecto de aquella postal duraría poco y nada. Ese mismo miércoles por la tarde en tierras cafayateñas dijeron «whisky» el jefe de gabinete Fernando Yarade y el senador nacional Juan Carlos Romero, hoy casi decidido a jugar sus cartas dentro del espacio que recientemente lanzaron Alberto y Cristina Fernández.

Sospechar que el ex gobernador tendría un papel estanco en la contienda que se aproxima, sería coquetear con la ingenuidad. De igual manera, sería osado aventurarse en especulaciones sobre la integración de fórmulas a semanas del cierre de alianzas. Con aspiraciones todavía claras de renovar su banca en el senado, el ex gobernador volcará sus cartas en la mesa que le garantice uno de los tres escaños en disputa. En la Salta de hoy, no hay espacio que tenga hipotecado siquiera el segundo lugar en esa categoría nacional a excepción del kirchnerismo «ampliado» de Fernández-Fernández. Al margen de las negociaciones con Alternativa Federal, que tuvieron al jefe de gabinete Fernando Yarade como intermediario de peso, un eventual apoyo a la fórmula F-F no representaría escollo alguno para el senador. La fórmula Alberto-Cristina, de hecho, existe entre otras cosas para eso. 

Yarade, por su parte, abre el paraguas ante la posibilidad de que las pretensiones de su mandamás queden truncas en agosto y en la provincia no logre sobrevivir a una interna. Las chances de integrar una nueva mesa del poder provincial podrían quedar sujetas al destino de su ex-socio político. 

El portazo de Sergio Massa o, siendo generosos, la invitación que hiciera a ampliar el espacio hacia el lado «F» de la grieta, conlleva un riesgo mayor a la partida de un dirigente; implica además el desgaste de una parte de la base de votantes dispuestos a castigar de igual manera al macrismo y al kirchnerismo. Algo que en el entorno del gobernador parecen poco dispuestos a asumir.