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Uno de los columnistas estrellas de Página 12, Mario Wainfeld,  analiza desde Buenos Aires lo que significan las PASO salteñas en donde afirma que es una “provincia en la que predominan el peronismo y pocos apellidos”. También se refirió a las características del voto electrónico.

La extensa nota de Wainfeld empieza así: “Hoy se realizan en Salta las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) para autoridades locales, incluyendo al ejecutivo provincial y las intendencias. Las PASO valen mucho más que una encuesta para medir las preferencias ciudadanas (todo el padrón se expresa, sin la mediación de consultores). Son un notable predictor y pueden dar una orientación para que los candidatos reformulen tácticas o los ciudadanos reencaucen su voto”.

Luego de enfatizar que Urtubey y Romero son los principales candidatos precisa que “Ambos van con lista única para gobernador y vice. No habrá internas en ese rubro, sí “por abajo”, incluyendo a la intendencia de la capital provincial. Urtubey no es figura predilecta en Olivos y la Rosada, se lleva mejor con el gobernador Daniel Scioli. De cualquier modo, si gana, el FpV se hará solidario en el festejo. Romero cuenta con el apoyo del diputado Sergio Massa. Es patente que el senador tiene un patrimonio propio en la provincia pero, si le va bien, compartirá palco con “Sergio”. El jefe de Gobierno Mauricio Macri no cuenta con un pollo para el ejecutivo provincial, pero banca a un dirigente romerista para la municipalidad de Salta. Evitamos, en la previa, predicciones y encuestas. Los mejores números se conocerán a la noche”.

A la hora de precisar las características de Salta, el columnista recuerda que en Salta se escoge gobernador en una sola vuelta electoral y que por lo tanto se puede ganar con primera minoría. “El sistema no lo es todo, pero condiciona y moldea conductas populares. Si se decide en una compulsa, se incita a la polarización, en aras del voto útil. Esa es una de las explicaciones de la tendencia bipartidista de tantas provincias, a nivel local. Las terceras fuerzas se las ven en figurillas para emerger y sobrevivir, las cuartas propenden a la inexistencia”, concluye el analista que destaca también el caso del PO a nivel provincial de la siguiente manera: Ahora está expuesto a ese karma lógico el Partido Obrero, que tuvo formidable desempeño en las legislativas de 2013. Fue primera minoría por un pelito en las de diputados nacionales y obtuvo una de las tres bancas en juego. Un batacazo que será sometido a la prueba de fuego de la atracción gravitatoria de dos candidatos peronistas, de distinto ´palo´.

Sobre la fuerza de los apellido en la política local, Wainfeld no duda en destacar que “Será la octava vez consecutiva y sin interrupciones en que los salteños determinarán su gobernador. Los ocho comicios anteriores son un indicador fuerte: el peronismo, en alguna de sus vertientes, ganó en siete ocasiones. La “perla” diferenciada se pescó en 1991, cuando primó el Partido Renovador, una fuerza de derecha de buenos lazos con las dictaduras militares; pudo imponer a Roberto Ulloa.

Abrumadora primacía justicialista, concordante con la del NOA, en tendencia. La recurrencia se repite en los apellidos de los mandatarios. Ya se dijo, Juan Carlos Romero y Urtubey oligopolizan cinco de ocho compulsas. El padre de Romero, Roberto, fue el primer gobernador en 1983. Salta anida una aristocracia arrogante, añeja, que sabe reunirse en el Club 20 de febrero. Hay quien dice que es más selectivo que el sintomático Jockey Club: el cronista reconoce sus límites para conocer esos detalles… pero es claro que el Club 20 (como se apoda a sí mismo en un página web digna de mirar…) es para pocos y un síntoma sobre la estructura social de la provincia”.

Sobre la fuerza del peronismo en la provincia, se destaca lo siguiente: Desde el ‘83 para acá, se llegó a la gobernación con un alto caudal de votos. El piso fue el 45,47 por ciento, el techo el 59, 57 por ciento. Ambas marcas corresponden a Urtubey, en 2007 y 2011.

La cifra impresiona, pero es consistente con la de convocatorias previas. Más aún, si se repasan las elecciones nacionales sucesivas desde 2003, el acumulado de las distintas facciones del peronismo repite, en todo el mapa argentino, esas cantidades apabullantes. Escéptico acerca de la precisión del peronómetro (y carente de uno) el cronista llama peronistas a los de todo pelaje, ideología o proveniencia. Hoy día: a los integrantes del FpV, al cordobesismo de José Manuel de la Sota, al duhaldismo residual, al neo autonomismo sanluiseño de los hermanos Rodríguez Saá, al diputado Francisco de Narváez, a su colega Sergio Massa y a los compañeros etcéteras.

Variopintos son los peronistas, sus vertientes compiten entre sí y congregan votos por doquier. La fragmentación en listas antagónicas, cabe pensar, favorece el prodigio. Les permite sumar adhesiones no justicialistas en sus bordes, a derecha o a izquierda, conservadoras o progre, kirchneristas o anti-k”.

Finalmente hay una amplia referencia al voto electrónico que por segunda vez consecutiva se utilizará en la elección. “Para el mundillo de las ONG bien pensantes, muchos académicos y una nube de periodistas, el mecanismo es la piedra filosofal de la democracia. Se entiende en el caso de los periodistas, que sufrimos mucho en los días de comicios, cuando los escrutinios se demoran y nos complican el cierre… a los demás se les puede discutir un poco. Sin fundamentalismos ni tesis rígidas, ya que de instrumentos hablamos.

La compu en el cuarto oscuro, por así decir, puede servir para acelerar el trámite, lo que puntúa a su favor. Tiene, en la no original postura de este cronista, un costado flaco: es el de la verificación ulterior, sobre todo en caso de denuncias o sospechas de fraude. Dicho en términos institucionales: un excelente sistema con voto universal y obligatorio sólo se redondea si cualquier ciudadano puede participar en el escrutinio y en un eventual recuento. La universalidad, se confirma, quedaría desvirtuada si sólo pudieran fiscalizar los expertos. Los sobres con boletas son funcionales a esa finalidad superior: solo se trata de apilar y contar.

Se aduce y existen en la práctica comparada “fiscales electrónicos”, son cual peritos de parte: escasos y no confiables de antemano.

El sistema salteño, dicen sus defensores, cubre ese posible bache porque el voto entra en la compu, pero también se expide una papeleta que se ensobra y guarda. A primera mirada, da la impresión de propiciar controles razonables.

Además, está pautado que el cinco por ciento de los votos en papel se escrutan “de oficio” como mecanismo de re chequeo, haya o no protestas.

En 2013 nadie pataleó, de hecho al oficialismo le fue bastante mal. Romero lanzó algún alerta previo en estos días, suele ser parte del folklore de campaña, para curarse en salud o crear clima.

La herramienta se validará o no con su uso. Es otro aspecto interesante que vendrá de La Linda.