El Gobierno de Milei está a punto de lanzar una reforma tributaria que unifica el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto a los Ingresos Brutos (IIBB) en un solo esquema nacional, conocido como «súper-IVA». La iniciativa cuenta con el aval del Fondo Monetario Internacional y busca simplificar el sistema tributario argentino.
La reforma busca reducir la maraña de más de 130 tributos y tasas a no más de veinte en todo el país. El «súper-IVA» combinaría la alícuota del 21% del IVA con la tasa provincial de IIBB, que varía entre el 1,5% y el 5% según la jurisdicción y el sector.
La principal fuente de resistencia proviene de los gobernadores, quienes ven en la reforma una pérdida de autonomía y control financiero. Algunos mandatarios provinciales ya se manifestaron en contra y comenzaron a coordinarse para presentar un frente común.
El Gobierno argumenta que el nuevo esquema será más eficiente y menos burocrático, lo que permitirá abaratar costos para el sector privado. Sin embargo, los economistas advierten que el conflicto institucional puede escalar si no se negocia con los gobernadores una transición clara y beneficiosa.
El proyecto ya está en su fase final de diseño y se espera que avance formalmente después de las elecciones legislativas de octubre. La tensión ya está instalada, con gobernadores en alerta, empresarios expectantes y un Congreso que aguarda las urnas para definir el futuro del «súper-IVA».
