El prestigioso intelectual renegó del voto electrónico que quiere impulsar la nación a partir de la experiencia salteña. Asegura que supone un suicidio de la política y un nuevo “fraude patriótico”.
El artículo en cuestión fue publicado hoy en el diario Página 12 y en él Giardinelli asegura que la clase política “parece estar decidida ahora a suicidarse” en relación al proyecto de reforma electoral que promueven Mauricio Macri y el sistema de boleta electrónica única en todo el país.
“Están preparándose para un nuevo fraude patriótico, como en la pasada década del 30. Sería la coronación de lo que el prestigioso dirigente agrario Pedro Peretti, ex director de la FAA y miembro de El Manifiesto Argentino, llama certeramente “la revolución de los ricos”. Para el intelectual chaqueño el macrismo busca con ese sistema una larguísima temporada en el gobierno.
“Ya se aseguraron el concurso de tres empresas a cargo del software (adivinen quiénes serán los dueños de esas empresas) y dejando el procesamiento de los resultados a la empresa Arsat, otrora orgullo nacional pero ahora en manos del hijo del ministro de Comunicaciones Oscar Aguad. De manera que adivinen ustedes a qué partido o coalición va a favorecer”.
El autor del escrito recuerda que el sistema es cuestionado y está en retroceso en todo el mundo porque impide que los votantes controlen los comicios. “No hay ninguna garantía, ninguna y en ningún país del mundo, frente a la posibilidad de hackeos. Por eso Inglaterra, Alemania, Holanda, Irlanda y Finlandia, nada menos, lo han prohibido luego de probarlo algunos años”, enfatiza el escrito que luego recupera el testimonio de Victoria Collier, directora de comunicaciones de la Coalición Nacional de Defensa Electoral de los Estados Unidos y autora de Cómo manipular una elección.
Giardeinelli recuerda que esa mujer publicó el pasado 5 de septiembre un artículo en el portal Truth-out en el que declara que: “En el último mes se ha validado el hecho de que nuestra tecnología de votación es el paraíso de todo pirata informático, tal como lo aceptan ya los principales sistemas de televisión”. Enumera todas las cadenas, desde la ABC hasta la CNN, y dice que por eso “los medios y los partidos políticos se declaran en shock ante la perspectiva de que las elecciones norteamericanas sean manipuladas y, sí, robadas”.
Collier ha denunciado además, asegura el chaqueño, los modos que el sistema de su país ha venido implementando desde principios del siglo 19 para modificar distritos, inventar circunscripciones truchas y todo ese perverso sistema que cualquier politólogo conoce como “gerrymandering”, término encantador que entre nosotros explica la treta macrista de dividir en cuatro el para ellos inalcanzable Partido de La Matanza, y vocablo que los lectores pueden consultar en la Wikipedia.
Enseguida, y haciendo alarde de ironía y humor negro, Collier concluye que cada vez más decenas de “expertos informáticos y hackers coinciden en que cada componente de los sistemas electorales electrónicos es ridículamente vulnerable al fraude”. Y luego de innumerables casos y comprobaciones concluye que los defensores del voto electrónico dicen siempre que nadie puede probar jamás que las elecciones electrónicas hayan sido trampeadas. Entonces replica Collier: “Por supuesto que ése es el gran problema. Que nunca podemos probarlo. Porque el diseño de los sistemas previene ante todo la detección de fraude. Es el crimen perfecto”.