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Mauricio Macri y sus confesiones de diván

En sus espasmódicas apariciones, Mauricio Macri siempre da la nota de color. Esta vez fue en el programa de Mirtha Legrand, que ya dejó de ser almuerzo para ser cena y dejó de conducir la señora para pasar a manos de la nieta, Juana Viale. 

El diálogo comenzó con la conductora mostrando la tapa del libro “Primer tiempo”, que Macri puso a la venta hace dos meses.
“Fue un trabajo profundo que hice con la sinceridad que me caracteriza”, dijo sin que se le mueva un pelo. Lo presentó como “un aporte a los dirigentes valiosos que tiene el PRO, para que el aprendizaje nos permita, cuando volvamos al poder, hacer las cosas mucho mejor y no recorrer caminos que ya recorrimos”.
«¿En el segundo tiempo te gustaría ser director técnico, usar vincha, ser capitán?», fue la pregunta de Viale en referencia a la interna de Juntos por el Cambio.
“Para mí el segundo tiempo ya comenzó”, respondió, y lamentó que “muchos creyeron de vuelta en la música del populismo, de te vamos a regalar o va a haber asado o vamos a dar todo gratis». Y se refirió a su “compromiso de estar firme defendiendo la república, la libertad, porque el kirchnerismo pone en peligro la libertad”.
Siguiendo con la chupada de medias, Juanita le  preguntó si ¿La democracia estaba en riesgo?, en un tono casi incisivo. «Sin dudas, hoy las democracias no corren riesgo de golpe de Estado, son los dirigentes que entran al sistema democrático y empiezan a minarlo sistemáticamente. Lo más peligroso de la pandemia es la concentración de poder de un Estado que te quiere avasallar, regular absolutamente todo. La pandemia, lamentablemente es una excusa maravillosa”, dijo sin ningún tipo de empacho.
En un acto de arrojo, la conductora le recordó que “nadie está preparado para presidir un país en pandemia», a lo que Macri respondió “para ser presidente tampoco” y recordó que habló por última vez con Alberto Fernández el 19 de marzo de 2020, “cuando empezó la cuarentena más larga del mundo” y aprovechó para retomar las críticas al gobierno por “la sobreactuación del encierro y el autoritarismo, que fue muy malo para la sociedad y que estamos pagando”.
A la pregunta de ¿Quién gobierna?, al instante dio su respuesta ensayada. “Claramente el kirchnerismo tiene secuestrado al peronismo hace muchos años. Alberto obviamente nunca tuvo autoridad para encabezar el Ejecutivo». Y agregó que «el presidente tergiversó la conversación que tuvimos hace catorce meses». Que tiene “contradicciones permanentes” por la “cantidad de veces que habla” y que la falta de apego a la verdad “ha destruido el valor de la palabra presidencial”.
En otro intento por mostrar independencia, Viale le marcó la contradicción entre su promesa de ser el último argentino en vacunarse y la decisión de hacerlo en Miami. Evasivamente respondió que “se dio el tema que me inviten a una convención en Miami, justamente a favor de las democracias y otro panelista me dice ‘fui a dos cuadras y me vacuné’. ¿Así nomás?, pregunté y pensé. Acá voy a esperar que me llegue el turno, tengo más de 60, ¿por qué no caminar dos cuadras y pagar la vacuna?”,  minimizando del todo su compromiso hecho público. Inmediatamente volvió a atacar al gobierno nacional con “El manejo de la vacuna ha sido terrible”. Con la misma liviandad que en otro momento se refirió a bajar la inflación o la pobreza, dijo que la solución obvia era comprar “todas” las vacunas. “Comprás todas, es básico”, aseguró, sin decir de qué forma.
A la pregunta de “por qué no fuiste reelecto”, respondió que durante su gestión generó semejante expectativa que después “no estuve a la altura” para satisfacerla. “Un exceso de confianza” relacionado con “el ímpetu de cambio y las ganas de salir adelante”. Explicó que «tuvo la suerte de que el mundo se había entusiasmado muchísimo con este nuevo líder. Me ofertaban plata para ir caminando”, Pero «cuando teníamos todo equilibrado… comenzó la hecatombe» en el momento de las PAASO, «ante la noticia del fin de mi mandato».
Y volvió a aprovechar para pegar. “Mi sensación es que estamos gobernados por gente que piensa que somos sus esclavos, a los que pueden cobrarle lo que quieran para usar en lo que quieran”, seguramente refiriéndose al aporte extraordinario de las grandes fortunas que implementó el gobierno. “El populismo es la negación de la verdad científica, es enamorarse de slogans, creyendo que van a alterar la ley de gravedad”, dijo con una profundidad inusitada.
A la pregunta de si quería volver a ser presidente respondió con un rotundo no. Pero cuando Juanita Viale le enumeró la lista de aspirantes, sugirió que la próxima etapa de su espacio es la de “una sana rebeldía” para evitar “que sigan atropellando y persiguiendo al que piensa distinto”, a lo que faltó agregarle un «plop». “Por supuesto que todos los curas quieren ser papas”, agregó minimizando a toda la lista. “Estoy para ayudarlos a todos. Somos el cambio o no somos nada”, redondeó, pero sin dejar de lado que el líder siempre fue él. “La gente me votó a mí, no me desentiendo para nada de esa responsabilidad”. Elogió a Jaime Durán Barba y relativizó su afirmación sobre la dificultad que habría tenido para gobernar en pandemia. “Quiso decir que Moyano y Baradel no hubiesen actuado de la misma manera”.
Y recurrió a la vieja y querida «pesada herencia», hablando de  las “14 toneladas de piedras” a las que debió sobreponerse. «Ese ataque bestial del kirchnerismo, aliado al massismo, todo ese desastre quebró nuestro gobierno, se me quebró la cabeza”.
De Cristina Fernández dijo que “ella nunca se fue, tenía todo el poder, tiene y tenía secuestrado al peronismo, gobernadores, intendentes, ¡ideas!” y cerró con su esperanza de “que vuelva a haber un peronismo que se separe del kirchnerismo”.