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Más llamados de atención

En Anta, la demanda de servicio financiero parece ser acuciante.

 

 

 

Las quejas por el mal o ningún servicio dirigidas a los banqueros se encuentran amparadas por amplios estudios sociológicos e informes oficiales que fundamentan largamente la ira del usuario. De manera tal que el reciente descubrimiento de la mayoría de los representantes que dan cuenta de este malestar social, convertido en pronunciamiento político será como marcarle un gol al arco iris, más o menos.

De todas maneras, no por tardío deja de tener su trascendencia. En la Cámara alta, el anteño Marcelo García emitió, junto al resto de los senadores provinciales, un exhorto para que el agente financiero de la Provincia habilite una sucursal en Coronel Mollinedo. Esta localidad anteña fue noticia en la semana, luego de un video en que un camionero replicó largamente un intento municipal de cobro por rociar su unidad con agua y lavandina, aunque habitualmente es depositaria del enojo por la imposibilidad de efectuar operaciones bancarias.

De modo tal que el representante del Sudeste provincial exhortó al Ejecutivo provincial a realizar “gestiones y diligencias ante las autoridades del Banco Macro SA, a los fines de que se disponga la instalación y funcionamiento de un cajero automático en la localidad de Coronel Mollinedo, municipio de Apolinario Saravia”. La semana anterior, aprovechando la vertiginosa dinámica que adquirió la cámara que integra, García ya pidió por una sucursal más para El Quebrachal y un cajero automático para los pobladores del paraje Talavera.

Según la última medición hecha por CELAG y que publicamos en esta edición, un 52,5 % de los argentinos suelen programar imaginarios ladrillazos que tienen como destinatarios a banqueros. Especialmente, cuando suceden eventos como el del 3 de abril con el cobro a jubilados y pensionados, o bien cada vez que ven frustrada su intención de efectuar alguna operación y esta es desalentada por la conjunción de aglomeración humana y pocas cajas disponibles en las sucursales. Y ni qué hablar de los cajeros automáticos que parecen seguir directivas de no entregar dinero los fines de semana.