Luego de que el hombre de la gorra amarilla presentara su rinoscopia como quien muestra el examen de 10 a la mamá, un ex asesor suyo, Juan Cárpena, salió al cruce y espetó al candidato a realizarse una prueba en público. No vaya a ser cosa que la naricita sea otra y no nos estemos enterando.
Por un lado pueden decir que es una jugada difamatoria, algún tipo de venganza, rencor o muchas otras hipótesis que pueden llevar a un exempleado a poner en duda los dichos de su expatrón. O tal vez no, tal vez el conocimiento y el contacto personal previo generen este tipo de disputas.
Días atrás el diputado nacional salteño presentó públicamente un estudio médico, la rinoscopia, utilizado para saber si el paciente le da o no rienda suelta a sus aspiraciones. Al referirse a esto Olmedo dijo que para él lo más lógico es que la sociedad sepa si la persona a quien vota consume o no drogas; manifestó además que “todos los legisladores debemos presentar este estudio ante la sociedad, para que la opinión pública sepa quién es quién. Si de verdad queremos acabar con el flagelo de la droga tenemos que empezar así. Porque nunca podremos combatir al narcotráfico ni el consumo de estupefacientes”. Hasta ahí estaba todo bien, la nariz del diputado pasaba por impoluta, nunca una mínima partícula de merluza había rozado esas fosas nasales. Todo en orden hasta que Cárnepa salió al cruce a pedir aclaraciones.
El ex asesor del ahora diputado dijo sentirse defraudado por la imagen que muestra el personaje creado por Olmedo para realizar su campaña, porque se contradice con la que es en privado, donde como casi todo patrón, es, al parecer, bastante garca. “Me comí un sapo con Olmedo”, dijo Cárpena y denunció maltratos del legislador y candidato a Senador hacia gente que trabaja en su campaña proselitista.
Luego del episodio televisivo aclaró: “anoche se presentó en la televisión habiéndose hecho una prueba de rinoscopia, yo lo desafío a Alfredo Olmedo, el diputado, él, yo a hacernos una rinoscopia públicamente. Con eso le digo todo”.
Lo extraño en este caso es que hasta ahora nadie se ha preguntado por todas las otras vías por las que se puede consumir un estupefaciente tal como la cocaína, estas son de lo más variadas y en todo caso, la nasal es una entre tantas, quizá la más conocida, pero también hay otras, como la intravenosa, la pulmonar y para algunos más avezados, la rectal. Pero este es otro tema, porque mientras las rinoscopias sigan saliendo por lo menos nos aseguraremos de que algunos legisladores no caigan en la paradoja de combatir aquello que consumen. Si por la boca muere el pez, por qué no por la nariz el legislador.