El club Sanidad cierra sus puertas. El negocio inmobiliario puede más que el amor a la camiseta.
En los últimos días se supo que por la crisis económica el Club Sanidad pidió licencia por un año y aunque el presidente de la Comisión Directiva, Sergio Bautista, recalcó que esto no es un cierre, sino una forma de “reestructurar proyectos”, la verdad es que las posibilidades de que el club se rearme son mínimas y erróneas. Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja o que Alfredo Olmedo diga algo coherente, a que eso ocurra.
En este contexto se convocó a un abrazo simbólico a la institución de zona norte para este martes 19, a las 17.30, Padres de los niños que integran las inferiores se manifestarán pidiendo a Eduardo Abel Ramos, la Liga Salteña de Fútbol y al Gobierno que “no acaben con su ilusión”.
“Son más de 400 los chicos que entrenan todas las tardes, chicos que en ese lugar están contenidos alejados de las adicciones, además demostraron que pueden jugarle un partido de igual a igual a los clubes más grandes de Salta y del Norte argentino“, resalta el comunicado emitido por el grupo de padres preocupados por esta situación.
¿Cuál es el rol de Eduardo Abel Ramos?

En sus inicios el club fue levantado por la Asociación de los Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) y si bien con el paso del tiempo se fueron constituyendo como institución autónoma, el espacio físico en el cual está el club es del gremio de Abel Ramos.
El rumor es el siguiente: si bien la crisis existe, el verdadero motivo es inmobiliario: Ramos quiere usar ese espacio físico para ampliar el Colegio Teresa de Calcuta.
Es un predio grande. Vale mucho. Al menos para Ramos, lo suficiente para borrar con una firma las sonrisas de 400 chicos que sólo quieren jugar al fútbol.