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Marce Butierre es la primera investigadora Trans no binaria de la UNSa

La estudiante avanzada de Antropología de la Universidad Nacional de Salta ganó una beca de investigación de la Facultad de Humanidades para poder investigar sobre las prácticas de movilidad de las mujeres trans del Valle Calchaquí. Poder acceder a la beca le genera la posibilidad de aportar al campo desde la investigación de su identidad de género y le otorga una estabilidad económica. (Guadalupe Macedo)

Ganó la beca para la carrera de antropología. Cada año se seleccionan dos becas para cada carrera y en el caso de antropología se dan una al área de arqueología y una a la orientación de antropología social. “Para mi esta beca es súper importante, no solamente por la posibilidad que me da a mí de relajarme un poco con lo económico que siempre es el problema para todas las personas que nos salimos de las normas establecidas por la sociedad, siempre es un problema acceder a trabajos, acceder a recursos económicos. Para mi esta beca  implica poder relajarme un poco en este sentido, pero además, yo la célebre con mucha alegría y mis compañeras la celebraron con mucha alegría porque para mí es un logro para el feminismo, para el transfeminismo y para todas las personas que venimos trabajando en esta área” comentó Marce.

La obtención de esta beca marca un camino, Butierre comentó “es la primera vez que se elige un trabajo con esta perspectiva, con este grado de compromiso político”. Esta investigación se abordara desde la realidad de las disidencias sexuales, que sean ellas quienes sean las investigadoras y dejen de ser estudiadas por otros. Conquistar espacios en la universidad permite disputar lugares que siempre le fueron negados a las identidades no binarias. La investigadora comento: “Yo valoro, y no condeno para nada, que haya personas blanca, CIS, heterosexuales, de clase alta escribiendo sobre travestis, negras e indígenas, pero me parece que lo más importante y lo más valioso es que las personas que representan  y encarnan esas identidades estén dentro de la academia, estén dentro de los espacios y para eso también se necesita generar cupos”

Conquistar espacios en la academia revindica luchas y visibiliza al colectivo que históricamente fue negado. “El reconocimiento de la beca, no solamente es un reconocimiento a mi trabajo, a mi persona, a mi trayectoria personal que es bastante basta porque me he esforzado bastante en esto, sino también a todo un área de estudio y a toda un área de militancia y de acción política que estamos las que somos parte de este colectivo feminista” declaró.

Investigará las prácticas de movilidad de mujeres trans de Valle Calchaquí, donde abordara las situaciones de violencia que se viven en esos espacios, y las estrategias de resistencia que las mujeres trans tienen para salir adelante y poder habitar esos lugares. “Es tratar de pensar como las identidades sexo disidente, las identidades trans están puestas en el margen del estado y por lo tanto en algún punto constituyen al mismo estado” reflexionó Butierre.

“Las compañeras trans vivimos una exclusión del espacio público no somos  personas fáciles de mirar, cualquier persona puede mirar alrededor suyo y ve que no hay travestis, en cualquier espacio te podes parar en una plaza, en una universidad, en un hospital podes mirar alrededor tuyo y vas a ver que no hay travestis y no es porque las travestis no existan sino porque la circulación dentro de los espacios está vedada o está sujeta a condiciones. Entonces hay que incorporar a las travestis en la vida cotidiana, en todos los espacios y pensar en un aparato de derechos y garantías estatales que nos introduzcan con nuestra naturaleza, con nuestra especificidad y no como sujetas adaptadas y fáciles de ver” relato marce, destacando la posibilidad que le genera a ella y sus compañeres poder habitar espacios académicos como protagonistas activas desde su propia identidad apartándose de las normas sociales.

“Esto es una manera de discutir el binarismo de género, para mí las travestis somos terroristas de lo binario venimos a romper con eso, no nos interesa ser mujeres y no nos interesa ser varones, nos interesa ser personas con un libre ejercicio de nuestra corporalidad y sobre nuestra identidad” destacó que habitar este espacio de investigación académico permite aportar a la lucha de las identidades disidentes desde la construcción de teorías científicas que reflejen su identidad.

El tránsito por la universidad

“Mi experiencia en la universidad ha sido compleja. Mi expresión de género, mi transición, también ha ido atravesándose de diferentes lecturas, de diferentes avances en mi propia formación. Pero he tenido claro desde el día uno que yo llegue a mi universidad que quería ser identificada como Marce, ni como Marcelo ni como Marcela. En líneas generales, no he tenido problemas con la universidad en este sentido, pero si es una dificultad que hay que aclarar, que soy Marce, no Marcelo y no Marcela y todo el tiempo hay que reafirmarlo, hay que reiterar continuamente las cosas y la universidad está pensada en términos binarios. Sus aparatos administrativos y burocráticos están pensados en términos binarios y las personas que están en frente de los espacios académicos también tienen una mentalidad mayormente binaria como todo en la sociedad, la universidad no es distinta al resto de la sociedad” cometa Marce.

Gracias a su forma de pararse en la vida pudo afrontar el tránsito por la universidad “pero para una persona que tal vez tiene otra extracción de clase, otra edad, otra manera de habitar la vida es mucho más difícil. La universidad si necesita adaptarse, y yo estoy hablando desde la facultad de humanidades donde de alguna manera somos más perceptivos y tenemos una apertura a estas cuestiones. Yo no sé si en salud, en ingenierías, o en exactas o en económicas existe esta posibilidad de recibir a una persona que no encuadra dentro de la categoría varón y dentro de la categoría mujer y si las personas están preparadas y desean prepararse para recibir estas identidades” dijo Marce.

“Me parece que la universidad todavía tiene mucho debate para dar, desde el protocolo de violencia de género que nunca se discutió, hasta la posibilidad de que ese protocolo incluya actos discriminatorios hacia las disidencias sexuales y un montón de espacios que todavía no existen en los centros estudiantiles para abordar estas cuestiones del género, las disidencias, las diversidades, las sexualidades” concluyó Butierre.