El candidato de Cambiemos dejó las recoridas y los actos y sólo se dedicó a hacer entrevistas con los medios.

Radio por la mañana, televisión a la hora de la siesta, diarios y otra vez televisión en el horario del regreso al hogar, sólo salpicados con una visita a una familia en Ezeiza, al caer la tarde. Mauricio Macri pasó ayer otra jornada alejada de las recorridas de campaña y actos masivos que protagonizó hasta la semana pasada, con la vista puesta en la segunda vuelta electoral del próximo domingo.

«El cierre del jueves es un gran desafío organizativo. Y ya tuvimos el debate, que fue lo más fuerte en términos de impacto que nos quedaba», justificaron a LA NACIÓN en el comando de campaña que encabezan el secretario de Gobierno, Marcos Peña, y el ministro de Gobierno, Emilio Monzó.

Más allá de las explicaciones oficiales, Macri enfrentó preguntas de todo tipo, entre ellas las vinculadas con la agresiva campaña que viene desarrollando su rival, Daniel Scioli, antes y después del debate llevado adelante el domingo en la Facultad de Derecho de la UBA. «No era lo de él mentir, calumniar […] fue denso y agresivo, persistió, tenía ese libreto negativo». dijo el jefe de gobierno porteño en declaraciones radiales. También aclaró lo que por estas horas es el latiguillo insistente de Scioli: la posibilidad de una megadevaluación. «Nunca dijimos que íbamos a hacer un ajuste salvaje o una megadevaluación», afirmó el candidato de Cambiemos.

En otra entrevista radial, y haciendo gala de un marcado optimismo, Macri se permitió soñar con el 10 de diciembre con la banda presidencial puesta. «Va a ser una foto… Los fotógrafos se van a pelear por ver quién capta mejor el momento. Va a ser un momento muy especial, pero esperemos el domingo a contar los votos. Siento que el cambio está cada vez mejor», dijo Macri, tal vez arrepentido de la primera parte de la respuesta. También explicó que el beso que se dio con su esposa, Juliana Awada, al término del debate «fue un beso de alegría. Un debate te genera tensión, la cantidad de gente que te rodea. Mi mujer estaba más nerviosa que yo», contó el jefe de gobierno porteño.

Perspectivas

 

Mientras las horas previas a la segunda vuelta se consumen, cerca de Macri confían en que la campaña negativa de Scioli no tendrá efectos concluyentes sobre el voto. Monzó, que estuvo de gira en Mendoza y San Juan hasta ayer, afirmó que «la sensación que tenemos es buena en todos lados», afirmó a LA NACIÓN.

 

Buena parte de la energía del equipo que rodea a Macri está puesta en el acto de cierre, mañana en el Monumento a los Héroes de la Independencia, en Humahuaca.

«Queremos que la última imagen que quede grabada de la campaña sea la de Mauricio en el interior profundo», afirmaron desde el comando de campaña, que también integran el secretario de Medios, Miguel de Godoy, y colaboradores del campo intelectual, como Pablo Avelluto y Hernán Iglesias Illa. Cerca de 8000 personas estarán allí, confiaron en Pro, y habrá presencia radical en los discursos, con el gobernador electo de Jujuy, Gerardo Morales, como orador confirmado.

Aun con la hipótesis de un triunfo en las presidenciales, en el macrismo avanzan con el armado del gabinete que acompañará a María Eugenia Vidal en la gobernación bonaerense. Ayer, su mano derecha Federico Salvai se reunió con Martín Ferré, secretario general de la gestión de Daniel Scioli, para acelerar los términos de la transición entre ambas gestiones.

Fuente: La Nación