Macabros detalles se conocieron del femicidio de Andrea Neri a manos del reo Gabriel “Chirete” Herrera en una celda fel Penal de Villa Las Rosas el 5 de enero pasado. Los mismos surgieron del pedido de elevación a juicio del fiscal de la causa.
El viernes pasado, la fiscalía remitió al Juzgado de Garantías 4 el pedido de juicio contra Gabriel “Chirete” Herrera. A ese pedido tuvo acceso el diario el Tribuno que así analizó la evidencia reunida por el fiscal en contra de Herrera y que incluyen declaraciones testimoniales de los guardiacarceles, familiares de la víctima y pericias realizadas por el Cuerpo de Investigaciones Fiscales en torno al brutal homicidio de Neri.
Según el fiscal Herrera ya estaba determinado a acabar con la vida de su pareja y madre de su hijo y que el día del crimen, a las 14 horas, recibió en su celda a Neri en donde mantuvieron una conversación por cuestiones de celos. Según el fiscal, el móvil del asesinato fue reconocido por el convicto al prestar declaración indagatoria indicando que la cuestión “de la foto” resultaba clave: se trataba de una imagen publicada en una cuenta de Facebook en la cual, según Herrera, su pareja aparecía junto a otro sujeto. Foto que según el femicida se la mostro mostró un compañero de celda, quien al referirse al asunto negó haberle mostrado la imagen aludida desde su teléfono celular y rechazó ser la persona que le proveyó el arma homicida a Herrera, una gubia de la carpintería.
Ahí empiezan las irregularidades según la investigación en tanto el compañero de celda de Herrera reconoció que cualquier interno puede comprar una gubia de otro pabellón pagando con azúcar o yerba, como así también resulta común obtener teléfonos celulares. “Los teléfonos celulares se consiguen en la cárcel, se consigue lo que uno quiera”, afirmó el reo quien reveló que junto a Herrera eran los únicos que tenían estos aparatos en la celda 372 aunque aclaró que al suyo se lo quitaron hace un año y que sólo “Chirete” tenía uno.
Según el fiscal Rivero, Herrera agregó al asunto de la foto una supuestamente doble confesión de Neri: al aceptación del noviazgo y que el hijo que Herrera creía propio no era tal. Herrera contó que luego acompañó a Neri al baño, donde otro reo del mismo pabellón, precisó algunos detalles.
“El fiscal indicó que de la testimonial de este preso quien, debido a un problema de estreñimiento, debe estar un tiempo prolongado en el baño, se pudo establecer que Herrera habría intentado agredir o someter sexualmente allí a su pareja, quien se resistió verbalmente, lo que fue escuchado por el testigo”, precisa el informe periodísticos que precisa lo siguiente: “Al percatarse de que no estaban solos en el baño, Herrera esperó a que su compañero salga. Cuando lo hizo, el preso dijo haber visto al acusado que tenía bien sujeta de los brazos a Neri, tras lo cual se retiró. Agregó que luego, al mirar hacia atrás, vio que “Chirete” llevaba a su pareja a la rastra a la celda”.
Acá viene otra vez lo peor: resulta que el preso advirtió de esa situación al guardia ubicado en un extremo de la celda pero sus dichos no fueron tenidos en cuenta, razón por la cual la fiscalía lleva adelante una causa penal paralela por las supuestas irregularidades cometidas por el servicio penitenciario en torno a este crimen. Esta situación también se advierte en la filmación de una cámara de video ubicada en ese sector, imágenes que la fiscalía sumó a la causa penal.
Ya de nuevo en la celda, Herrera declaró que la discusión por la supuesta infidelidad seguía y que Neri se burlaba de él tras lo cual la tomó del cuello y comenzó a darle puntazos con la gubia que había conseguido. El móvil de los celos también surge de las testimoniales que prestaron los guardicárceles quienes relataron que el alerta por el homicidio lo dio el propio Herrera. “La mate, la mate” repitió mientras salía de la celda con el bebé de Neri en brazos dijo uno de los guardias. Otros en tanto, señalaron que Herrera adujo también la causa. “entren a ver la he matado porque me carnereaba” y “ya se acabó la carnereada”.
Sobre las lesiones, el fiscal agregó el reporte forense del CIF, en el cual se señalan alrededor de 40 heridas, de las cuales 36 corresponden a la zona del cuello, 17 en cara lateral izquierda y 19 en cara lateral derecha, lo cual evidencia el grado de salvajismo puesto de manifiesto por Herrera al ejecutar el asesinato de Neri.
En la celda, los peritos forenses pudieron identificar en la pared sur, en donde estaba ubicada la cama que ocupaba el acusado, una foto de Andrea Neri, la que sobresalía entre otras fotografías, y en el piso del lecho había dos imágenes: una de “San La Muerte” y la otra del “Gauchito Gil”.