Le dicen el Gato, apodo más relacionado a sus facciones felinas que a algún arte típico de funcionario promedio. Baltasar es el hijo del intendente de Orán que será el candidato oficial para la diputación provincial, tal como mandan las nuevas costumbres salteñas: a dedo y a pedido del papi. (Silvana Brezina)

Ya en marzo lo había presentado y su designación causó cierto revuelo, pero luego lo pasó al freezer cuando en la inauguración de las aguas danzantes un petardo le cayó al mismísimo gobernador a metros y la comitiva tuvo que huir, en pleno acto, de la protesta de vecinos contra la inseguridad. No eran tiempos para recorrer los barrios. Pero repasemos el derrotero de candidatos que llevaron a Lara a optar “por su misma sangre, por su misma lucha”.

No sare nada

En octubre del año pasado se conoció que Lara había anunciado a Luis Sare para competir como diputado. Luis, luego de ganarse el corazón del intendente, no sólo pasó de un salto la lista completa de militantes y funcionarios fieles, sino que antes-y de un solo saque más que sospechoso- pasó de changarín de la municipalidad a secretario de gobierno; algo que no cayó bien al círculo del partido.

Ni catedrático ni militante, Luis solo se dedicó a hacer “un trabajito” para ganarse la sobreestima del intendente. Este nuevo personaje de la política fue uno de los sindicados como protagonista de la banda que protagonizó el operativo para hacer desaparecer de Casa de la Cultura los equipos clandestinos de radio que interferían desde el edificio municipal a FM por entonces no alineadas. En marzo de 2010 Luis Sare, el futbolista que decreció de un club de Salta a uno de Orán, se desempeñaba como vigilante de la terminal de ómnibus. De allí habría sido reclutado para el operativo. Luego de ser imputado en la causa federal por las interferencia a radios de la ciudad y de declarar tal como le habría indicado su jefe político, fue promovido por el intendente a guardaespaldas personal y a los pocos meses ya participaba de la mesa chica, de la mesa central en los asados de la cúpula (incluso cuando el comensal era el gobernador) y luego fue nombrado Secretario de Gobierno Municipal, siendo desde entonces beneficiario de un cargo de gerente para su mujer, una casa del IPV que luego vendió, una Toyota 0KM y un emprendimiento deportivo de 800 mil pesos. Por supuesto que ese prontuario enojaba a muchos. Eso, más la incapacidad de coordinar dos palabras juntas, hizo que el intendente desista de su candidatura.

Del estrellato al subsuelo

La otra que se perfilaba para diputada cumplía sí con todos los requisitos de una buena candidata para el PRS. Norma Lizarraga de Bruno tenía un gran curriculum para pretender ese cargo. Había sido alguna vez la elegida por Lara para presidir el Concejo Deliberante, es socia de un canal de televisión local y pariente de prestigiosos profesionales con cargos públicos importantes. Una señora que da con el perfil de excelente candidata para una ciudad como Orán. Quizá por ello Lara optó por pasarla, escalón por escalón, al subsuelo. Luego de salir del Concejo y sin que la propusieran como candidata a nada en las elecciones pasadas, el intendente la habría convencido de que pase a formar parte de su gabinete. Al principio en un puesto importante políticamente, Secretaria de Desarrollo Humano, luego la bajó un escaño, la puso en la Escuela para Familia en un año no electoral. Y ahora fue cambiada por la mismísima hermana de Lara Gros, Silvia, que asumió la Gerencia de esa “Escuela de Moral”, conminando a Norma a lidiar con los trabajadores del municipio en Recursos Humanos, cargo antipolítico y engorrosamente administrativo si los hay.

Regalito de Reyes

Así fue preparando Lara minuciosamente el campo para proponer a su hijo, y aquí está; presentado por el jefe de relaciones institucionales de la muni como “un joven inquieto con ganas de trabajar y con compromiso por su gente”, a quien se le cae una idea menos frecuentemente que a su propio presentador. Así aparece nuevamente en la escena política, y nada menos que para ocupar un cargo de diputado provincial.

Baltasar Lara Gros, un joven contador recientemente recibido en una universidad privada en Córdoba, y cuyo único antecedente es haber realizado una pasantía en la Seaboard Corporation conseguida por el papi (Marcelo Lara Gros se desempeñó como abogado de Tabacal y hoy mantiene su estudio jurídico vinculado a ella) ya tiene, sin embargo, mucho que explicar. Desde marzo a esta parte, el Gato Lara fue nombrado por su padre como Asesor Contable de una de las cooperativas 3026. También le encomendaron otros títulos, siempre ad honorem, como “Coordinador de la Zona Industrial del Municipio”, por ejemplo, o como “Referente Municipal”en actos públicos, o como “Representante del Municipio” recibiendo a autoridades provinciales, y hasta “Coordinador de la Brigada Ambiental”. Pero es en su labor como asesor de la cooperativa donde aparece ya cuestionado. Ocurre que su padre le dejó un terreno algo minado del que el joven contador tuvo que hacerse cargo. Esta semana, miembros de la Cooperativa Textil Taranto se dirigieron directamente a Buenos Aires a presentar las quejas sobre el intendente y su hijo. Ocurre que desde septiembre de 2011, 35 mujeres esperan que su sueño de la fábrica de ropa se concrete. Son mujeres con oficios de costureras y cortadoras que formaron la Cooperativa y la inscribieron en el INAES, pero su proyecto fue “robado” por el intendente quien armó otra cooperativa dejando a estas mujeres fuera del proyecto.

Las cooperativas 3026, por resolución del ministerio nacional, son creadas para ser beneficiarias de planes sociales que promueven la actividad económica para desocupados. Necesariamente los municipios y las provincias se constituyen en responsables ante Nación, y a través de estas administraciones llegan los recursos a los trabajadores. Esta ventaja fue la que benefició el oportunismo de Lara desarrollando otra cooperativa para posicionar a su gente en lo que luego sería la Fábrica Textil Orán que funciona bajo la Administración de la Cooperativa Confecciones Orán.

¿Cuál puede ser el beneficio de esta maniobra?, es la pregunta. Veamos: El 16 de Octubre de 2012 el gobernador de la provincia vino a Orán a inaugurar la Fábrica Textil en calle Sebastián Cuenca casi esquina Arenales. El relato oficial difundió: “El municipio de Orán y la Provincia trabajaron en forma conjunta para la instalación de la fábrica textil de última generación donde trabajaran y se capacitaran 40 trabajadores de escasos recursos. Las máquinas fueron proporcionadas por la Secretaría de Empleo de la Provincia a través del Programa `Descentralización de Formación´, y la organización del Negocio es a través de una cooperativa de trabajo”, dijo el parte oficial. A la cooperativa se la proveyó de 20 máquinas industriales de diversas funciones, ropa de trabajo, insumos, herramientas y muebles, especificaron también.

Lo llamativo es que la inauguración de la fábrica puesta a cargo de esta nueva cooperativa fue realizada dos meses antes que dicha cooperativa se inscriba como tal; sin embargo las otras mujeres trabajadoras del Asentamiento Taranto que ya tenían su cooperativa formada desde 2011 y habían presentado el proyecto al municipio, quedaron afuera. Ocurre que para este tipo de emprendimientos, el gobierno de la nación otorga a cada trabajador $900 mensuales, y un aporte de 90.000 pesos para insumos, maquinarias y materia prima. Existiría además un Programa de Capacitación y Empleo y otro Programa de Empleo Independiente donde Nación otorgaría $15.000 por cada cooperativista para conformar el capital inicial, más el respectivo apoyo económico mensual para cada trabajador. No es sino así, que se comprendería por qué el intendente habría quedado interesado en el proyecto de las señoras costureras y cortadoras del asentamiento Taranto; por qué habría insistido en erigir una nueva cooperativa con otras autoridades; y por qué habría ofrecido el servicio `ad honorem´ de un asesor familiar.

Las mujeres de la Cooperativa Textil Taranto siguen esperanzadas en recuperar su proyecto. “Las manos negras del intendente” no las detuvo. Una vez que se dieron cuenta que nunca recibirían el apoyo de Lara Gros y de su hijo, y cansadas de falsas promesas del ahora candidato que no logró desalentarlas lo suficiente, ellas se fueron a Buenos Aires a hablar con los funcionarios del INAES. De allá esperan traer las máquinas, los insumos y los subsidios mensuales que desde hace 2 años buscan para poner su fábrica a trabajar, no sin antes denunciar a los funcionarios locales para resguardar los recursos que les llegarían ahora, vía directa.