Con las pericias adjuntadas por la familia Peñalva, la jueza Mudski ordenó medidas que podrían desembocar en un cambio de carátula, de la hipótesis de suicidio compartido a homicidio. Dialogamos con el perito que trabajó para les parientes de una de ellas. (Luz Ruíz Zintak)

El 16 de julio del año 2012, después de estar casi 56  horas desaparecidas, encontraban sin vida a las amigas Lujan Peñalva (19) y Yanina Nüesch (16). Ambas aparecieron en una finca, ubicada en Cerrillos, en la que se sembraba maíz y a no más de dos kilómetros al sur del barrio San Carlos, donde vivían. La principal hipótesis fue la del suicidio y la causa quedó archivada.

En febrero de este año, la jueza Mónica Mudski, vocal de la sala VI del Tribunal de Juicio, decidió reabrir el caso regido por el Código Penal viejo, la última actualización fue en el  2013. Cuando se conoció el hecho, el  gobernador de la provincia, Juan Urtubey,  no muy bien informado sobre el tema y secundado por el ministro de Seguridad, Eduardo Sylvester, el jefe de Policía y el presidente de la Cámara de Diputados, brindó  una conferencia de prensa para confirmar el hallazgo e informar como un dato definitivo que Yanina y Luján se habían suicidado. “Vi los cuerpos con la luz de una linterna y no presentarían signos de violencia. Esto lo va a determinar la autopsia”, señaló el entonces ministro de Seguridad en la Central de Policía.

En un principio, el caso estuvo bajo la jurisdicción del juez de turno Pablo Farah, quien seis meses antes de dicho acontecimiento había sido testigo de un caso similar en el cual se halló —en el mismo lugar y en condiciones parecidas— el cuerpo de un joven salteño de 19 años. En el caso de Luján y Yanina, fue el mismo Farah quien decidió caratular la causa como presunto suicidio, con el enfoque en un único sospechoso, el exnovio de una de ellas, Ezequiel Fredes (23).

La familia Peñalva no agotó sus ansias de respuestas con ese accionar judicial.  Al contrario de la familia de Yanina Nüesch que optó por retirar las pertenencias de la joven  y refugiarse en  la intimidad,  les Peñalva decidieron no hacerle caso a la etiqueta  que Farah se había encargado de poner al asunto, aprovechando que Marisa (tía de Luján) vive en Florida, Estados Unidos, contrataron un equipo de patólogos, especialistas en manchas de sangre, genética, criminalistas y demás investigadores pertenecientes al cuerpo de West Palm Beach. Los expertos tomaron al caso como pro bono y desde Argentina accedieron a parte del material de la investigación, incluyendo autopsias y fotografías. Después de varios meses de investigación y en un trabajo conjunto con el perito local de la familia Peñalva, Carlos Párraga, por fin se llegó a la conclusión que la familia nunca había descartado: no se trataría de un suicidio sino de un doble homicidio.

Actualmente la causa tomó dos vías muy distintas, por un lado se encuentra la hipótesis original establecida por el Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) sobre un pacto suicida, y la otra, generada recientemente, en la que se descarta la muerte a voluntad. Párraga le explicó a Cuarto Poder que “dados todos los elementos que hay en la causa es físicamente imposible (el suicidio), por lo que la soga no es lo suficientemente larga para que las chicas se la hayan colocado. Luego la habrían colgado con un mecanismo bastante complejo para entender”.

La familia Peñalva decidió no hacerle caso a la etiqueta que el juez Farah había puesto al caso: suicidio; y aprovechando que una tía de Luján vive en EEUU contrataron un equipo de patólogos, especialistas en manchas de sangre, genética, criminalistas y demás investigadores pertenecientes al cuerpo de West Palm Beach (Florida).

En una breve entrevista con este semanario, el perito explicó que la causa se encuentra abierta en el campo de la investigación y está  a cargo de la sala VI, caratulada como muerte dudosa y que las  últimas disposiciones de la doctora Mudski son solicitar todas las grabaciones, las llamadas que se hicieron al 911, reconstruir el conteo de las pisadas y, la más importante, una mecánica con muñecos basada en la  reedición de los hechos, que se realizará para descartar de una vez por todas la caratúlala de doble suicidio. “Ahora tenemos una posibilidad de hacer una nueva mecánica en el mismo lugar del hecho, es la prueba que ordenó la doctora Mudski para descartar definitivamente el suicidio y pedir el cambio de carátula a doble homicidio”, confirmó el experto empleado por les Peñalva.

Párraga también comentó que, en toda investigación, cuando hay una muerte sin testigos presenciales se empieza a investigar como homicidio y aquí lo que pasó es que se empezó a investigar al revés.

El licenciado concluyó diciendo: “Ojalá se esclarezca esto y ojalá se lleguen a las conclusiones correctas con el CIF; esperemos que se diga la verdad y que sea acertada  y que se pueda lograr por primera vez el cambio de carátula y seguir investigando”.

Si bien sabemos que en Salta, una de las capitales intergalácticas de la Iglesia Católica, la verdadera santa trinidad no es la clásica. PATER FILIUS ET SPIRITUS SANCTUS, sino aquella en donde se enlazan la corrupción, la censura y la impunidad. Detrás de casos como el de Lujan Peñalva y Yanina Nüesch, en los que son los propios familiares quienes toman el toro por las astas para que los acontecimientos no queden archivados, hay un estado provincial en el que impera la diplomacia para intentar hacer borrón y cuenta nueva.