Desde el 4 de abril 650 trabajadores del Ingenio San Isidro en Campo Santo llevan a cabo un paro. Los trabajadores bloquearon el ingreso a la empresa y exigen 44 horas semanales de trabajo, la empresa pide 48.
La agencia de noticias Rodolfo Walsh se hizo eco de la lucha que llevan a cabo hace más de 30 días los trabajadores del Ingenio San Isidro, reproducimos a continuación la nota publicada:
La reducción salarial, la precarización laboral y el aumento de la productividad son los tres pilares fundamentales por donde pretende avanzar la burguesía con su ajuste. Y son estos los ejes por los cuales se movilizan, organizan y luchan los trabajadores de todo el país.
Pero hay un conflicto que va al fondo de la cuestión de la antihumana “productividad” tan demandada por la burguesía. Se trata de la lucha que llevan desde el 4 de abril pasado los 650 trabajadores del Ingenio San Isidro, Campo Santo (Salta).
En más de 30 días que lleva el conflicto, que pasó por fuertes enfrentamientos con las fuerzas represivas, grandes movilizaciones, una desde el ingenio hasta ciudad de General Güemes donde convergieron con los docentes también en larga lucha, la empresa se fue replegando en la negociaciones y los trabajadores conquistando la mayoría de los diez puntos de su reclamo.
Pase a planta, recategorizaciones, transformación de contratos eventuales en transitorios, mensualizaciones, entrega de ropa y elementos de seguridad, etc.
Pero el martes último se agudizó el conflicto con la decisión de los trabajadores quienes con la consigna “aquí no entra ni sale nadie” bloquearon la totalidad de los ingresos de la empresa frente a la intransigencia de la misma en no tratar la demanda de las 44 horas semanales para los trabajadores en el campo -como indica la ley 26.727- mientras la empresa exige 48 y la cantidad de surcos que deben cubrir por día.
La empresa exige doce surcos de 100 metros cada uno para reconocer la jornada de trabajo. Los trabajadores plantean bajar a seis la cantidad de una jornada.
Estas dos cuestiones centrales que, por un lado, hacen a la calidad de vida de los obreros del surco y, por el otro, a la alta presión de los objetivos de la producción y su dificultosa concreción debido a la imprevisibilidad de las contingencias climáticas llevando a la alta exposición al accidente laboral de los trabajadores manuales.
Como toda lucha obrera es de final abierto y está atada a la correlación de fuerzas en el terreno político. Pero estos trabajadores cañeros no están solos en esta patriada. Pues su lucha es la misma que empieza a tomar forma y contenido en toda la industria del país frente a la maldita productividad demanda por la burguesía que, día a día, destruye los cuerpos y la vida de miles de trabajadores y su familia.
Sin duda alguna, la productividad que atenta contra el hombre, se convertirá en uno de los ejes de enfrentamiento clasista de los próximos meses y un punto de acumulación política para el proyecto revolucionario.