Un periodista francés escribe para Cuarto Poder sobre los atentados que enlutaron a París, las reacciones ciudadanas y cómo los nostálgicos de la Francia “blanca” surfean sobre el dolor para vomitar loas a la guerra. (Marc LE DOUARON*)

Viernes 13 de noviembre de 2015. Francia. Día mundial de la gentileza. Algunos franceses, después de haber jugado a la tómbola (en Francia el viernes 13 equivale al martes 13 en Argentina), están viendo cómo la selección nacional recita su fútbol frente a los alemanes campeones del mundo.

Otros se fueron a ver un concierto o a tomar algo en un bar. De repente, el ambiente de fiesta y de alegría se convierte en terror, miedo, sangre y muerte. Varios ataques terroristas en diferentes puntos de París van a dejar una de las páginas más negra de la historia del país: 129 muertos, más de 350 heridos y un pueblo entero hundido en la tristeza y la incertidumbre.

Reacciones

Las reacciones políticas no se hacen esperar. Duelo nacional de tres días, declaración del estado de emergencia, bombardeos en Siria y despliegue de fuerzas de policía y del ejército por todo el país. Las brigadas de intervención allanan, secuestran armas y matan algunos días después al supuesto “cerebro” de los atentados. Mientras tanto, los aviones siguen bombardeando Siria, el Presidente Hollande hace votar 3 meses más de estado de emergencia y manda al orgullo de la marina gala, el portaviones Charles de Gaullepara intensificar los bombardeos. Francia está en guerra.

¿Qué pensar? ¿Cómo reaccionar? ¿Quiénes son los culpables? Durante los días siguientes, las calles parecen vacías, los parisinos salen menos que de costumbre: el miedo se está instalando. La paranoia también. Las voces llenas de odio y de amalgamas quieren hacernos creer que todo esto es la culpa de los refugiados, de los musulmanes, de la política laxista respecto a la inmigración, bla bla bla… Los nostálgicos de la guerra de Argelia, de la Francia “blanca” surfean sobre los atentados para vomitar sus discursos asquerosos y medievales.

Al principio no supe qué pensar. La primera cosa que se me cruzó por la mente es: hay que reventar a esos hijos de puta, hay que hacerlos mierda. Yo, que siempre me negué a apoyar actos militares estaba justificando los bombardeos. Así como muchos de mis compatriotas. Por suerte, llegó el tiempo de la reflexión. ¿Cómo una guerra va a arreglar las cosas? El pueblo de Siria sufrió demasiados ataques de parte de su propio ejército y de la coalición internacional. Lo que pasó en París el viernes a la noche, los niños de Siria lo viven todos los días hace años. ¿Es una razón para justificar a los tarados que se hicieron explotar? No. A pesar de lo que nos quieren hacer creer los medios de desinformación, los musulmanes que viven en Francia no defienden a los terroristas. Al contrario, para ellos, son el peor ejemplo de su religión. Es verdad también que hay algunos grupos de extremistas religiosos que van a seguir alentando ese tipo de actos. Pero son minorías aisladas. El problema es que, al igual que la guerra, la locura hace vender y los medios van a preferir difundir informaciones acerca de esos grupos que acerca de los musulmanes que desean paz y fraternidad y que condenan firmemente los atentados.

Desinformación

Un ejemplo de esa manipulación mediática se encontró en el diario La Nación. Une nota del 18 de noviembre titulaba: “Saint Denis, el barrio de París en el que muchos justifican los atentados”. Primero, Saint Denis no es un barrio, es un municipio independiente que no forma parte de París. Un poco más lejos en el artículo se puede leer: “Saint Denis, un lugar multicultural, multiétnico con una población africana, argelina, india, china, turca y de muchos otros lados. Muchos en Saint Denis son indocumentados y no tienen permiso legal ni identificación que les permita trabajar. El crimen pulula, con altas tasas de robo, delitos relacionados a las drogas y asesinato”. Un asco. No existen otras palabras para calificar al contenido de la nota. Es justamente esta multiculturalidad, esta mezcla étnica que hace de Francia lo que es y que le da la riqueza que hay que realzar en estos días oscuros que estamos viviendo.

Guerras e incoherencias

El Presidente de la República y sus ministros lo repiten cada vez que tienen la oportunidad: Francia está en guerra y la lucha será despiadada hasta la erradicación completa de la organización Estado Islámico. Todos los parlamentarios aplaudieron al Presidente cuando anunció la intensificación de los bombardeos en Siria. A la excepción de algunos representantes de la izquierda, todos los partidos políticos apoyan la iniciativa militar y la prolongación del estado de emergencia que otorga derechos ilimitados a la policía y que sacrifica libertades individuales y colectivas al prohibir acontecimientos culturales, marchas o grandes manifestaciones.

Francia está en guerra contra el terrorismo. Pero sigue firmando acuerdos comerciales con Arabia Saudita y Qatar. Como dijo Marc Trévidic, antiguo juez de instrucción especializado en terrorismo: “Proclamar que luchamos contra el islam radical y apretar la mano del rey de Arabia Saudita, equivale a luchar contra el nazismo invitando a comer a Hitler”. La incoherencia del gobierno francés actual y de los que lo precedieron es increíble. Hay pruebas concretas que demuestran que estos dos países ayudan económicamente a organizaciones terroristas pero cuando se trata de vender aviones o de comprar petróleo, se olvidan rápidamente de la lucha despiadada contra el Estado Islámico y los terroristas radicales. De hecho, cuando se trata de vender armas, se olvidan de todas las consecuencias, solo piensan en sus bolsillos. Hasta que dichas armas sean usadas en su propia contra…

¿Y ahora qué?

Muchas voces ciudadanas se levantan e invitan a seguir viviendo. Quisieron imponer el terror y el miedo, tenemos que contestar compartiendo, viviendo, saliendo y aplicando más que nunca los principios fundamentales de la República: Libertad, Igualdad, Fraternidad. La única respuesta posible es la unión. Unidos contra el terrorismo, contra la guerra en todas las partes del mundo y contra las divisiones que nos quieren imponer.

* Marc Le Douaron es periodista, traductor y profesor de castellano. Vive en Dijon, 300 km al sureste de Paris