Francisco Vidal, presidente de PROGRANO, cuestionó el enfoque centralista de la medida y pidió una mirada más justa para las economías regionales.
Mientras el Gobierno de Milei celebra el fin del cepo cambiario y promete una economía más abierta al mundo, en el norte del país el ánimo no es de fiesta. Francisco Vidal, presidente de la Asociación de Productores de Granos del Norte (PROGRANO), lo dice sin vueltas: “Necesitamos que se acuerden un poquito del norte”. El regreso de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, que entrará en vigencia en junio, amenaza con golpear de lleno a una región históricamente relegada en las políticas nacionales.
En diálogo con CNN Salta, Vidal expuso una preocupación que se repite —aunque no siempre se escucha— entre los productores del NOA: las decisiones se toman en Buenos Aires, pero se pagan en el interior profundo. “Es una medida pensada para el sur del país. Acá recién empieza la cosecha en junio o julio”, explicó. La aplicación uniforme de la medida, sin contemplar los tiempos y particularidades de cada región, deja al norte una vez más en desventaja.
Según los datos que maneja PROGRANO, el NOA representa apenas el 18% de la producción nacional de maíz, y aun así no tiene voz ni voto en las grandes decisiones. “Para el maíz, prácticamente ninguno de nosotros podrá sacar provecho de esto”, aseguró Vidal, y remarcó que, además de la carga impositiva, los productores enfrentan costos en dólares y precios internacionales deprimidos.
La campaña agrícola viene con una cuota de alivio gracias a las lluvias recientes, pero los pronósticos siguen sin ser alentadores: se estima una caída del 20% en los rindes de maíz en provincias como Salta y Jujuy. En ese contexto, Vidal llamó a los legisladores nacionales a dejar las disputas partidarias de lado y pelear por la eliminación de las retenciones. “Competimos en el mundo en desigualdad de condiciones. Necesitamos que nos escuchen”, reclamó.
El tipo de cambio también fue eje de críticas: “Un dólar libre a $1.400 no es lo mismo que uno a $1.000. La brecha sigue impactando en nuestros costos”, lamentó el dirigente rural. Y cerró con un mensaje que va más allá de lo técnico: un pedido de federalismo real, no declamado. Porque en los campos del norte, donde se lucha con otras lluvias, otros suelos y otras distancias, las reglas del juego parecen siempre estar escritas para otros.