Parece que los más de 300 mil pesos que cobran por mes no les alcanza. Hagamos una vaquita entre todos para los pobres magristrados salteños.
Ya cuando empezó la pandemia mostraron la hilacha: no quisieron donar para el famoso fondo anticovid ni la décima parte de lo que entregaron sus pares de Mendoza. Pero nadie pensó que iban a ser capaces de la caradurez que sigue: quieren un bono extra por trabajar en este marco sanitario. Como si los abultados sueldos que tienen fueran poca plata. Como si ser los únicos en no pagar el impuesto a las ganancias no fuera un privilegio escandaloso.
Y no es que los tipos están tocando enfermos, o revolviendo basura intrahospitalaria: no, están trabajando desde sus casas.
Los jueces de la Cámara Civil y Comercial fueron los que enviaron una nota al Presidente de la Corte de Justicia de Salta pidiendo un reconocimiento económico por prestar servicio remoto durante la feria.
Los jueces Marcelo Domínguez, María Inés Casey y María Silvina Domínguez, consideraron que el reglamento interno del Poder Judicial no distingue entre una feria en condiciones normales y otra dispuesta de manera extraordinaria así que le pegaron el mangazo a Guillermo Catalano.
Según los jueces que piden un resarcimiento extra, la feria “implica un incremento normal de trabajo, pero la gravedad de la situación epidemiológica actual por la circulación viral comunitaria por coronavirus en capital, compromete el normal desarrollo de las tareas jurisdiccionales propias de este Tribunal durante cualquier feria; tareas ya menoscabadas ordinariamente con motivo de la disminución de personal y funcionarios de esta dependencia”.
Una emisora local informó que Catalano todavía no respondió, aunque casi seguro que desestima el pedido. Suponemos que va a responder que se metan el pedido en algún lugar que rime con su apellido o que los va a mandar a lamer tubos de ensayo en el viejo hospital del Milagro.