El colectivo travesti trans vive constantemente vulneraciones a sus derechos básicos como el acceso al trabajo digno, el acceso a la salud, la educación entre tantos otros a pesar de la sanción e implementación de ley 26.743 de Identidad de Género. La sociedad condena a los cuerpos no binarios, excluyéndolos de la sociedad y de sus derechos básicos. (Guadalupe Macedo)

El día 29 de julio la MTA, GTS-ATTTA, la Cátedra Abierta de Géneros y Disidencias «Lohana Berkins»  y otras organizaciones presentaron un documento a la corte de justicia de Salta para pedir el cupo laboral trans en el poder judicial. Ese mismo día, el consejo deliberante de Metan aprobó el cupo laboral trans tras largas luchas de las mujeres activistas. Se aprobó con el nombre de «Tia Janet» por unanimidad de los presentes Concejales de la Localidad.

“El proyecto del cupo laboral consiste en lograr la inserción laboral para las personas trans de nuestra ciudad. Que a pesar que nuestros dirigentes políticos digan que con la ley de identidad se puede lograr hasta la fecha no vimos ingreso de personas trans en lugares de trabajo formal ni privado menos en la administración publica. Lo bueno sería tener una ley integral que lograría que el sistema sea más activó y pueda brindar respuestas necesaria para el colectivo trans que es el más vulnerado” Comenta Mary Robles quien es parte de la comisión directiva de la Red Nacional ATTTA, Grupo Transparencia Salteña GTS – ATTTA Salta  – ATTTA Red Nacional y FALGBT fundadora de GTS  y la primera coordinadora de ATTTA en Salta.

La lucha del colectiva Trans “sería una discriminación positiva ya que para la sociedad seria pedir un privilegio, y no es así, para mi es rogar por algo que se nos fue negado históricamente (vivienda, trabajó, salud, y justicia digna)” describe Mary Robles.

Según un informe de ATTTA y Fundación Huésped de 2014, sólo el 18% de las personas travestis y trans han tenido acceso a trabajos formales. En Salta según el observatorio de Violencia de Genero, el 38% de la población trans no termino la secundaria y el 71% se encuentra en búsqueda de empleo. Tienen barreras a la hora de conseguir empleo ya que son discriminadas y marginadas, existen trabas y prejuicios que cuestionan su capacidad y se les niega oportunidades laborales. “No tenemos acceso a la salud, no tenemos cobertura médica, nadie tiene un sueldo. Y lo que nos da el Estado Municipal es un paliativo que no nos mejora la calidad de vida” versa un comunicado de GTS-ATTTA.

En la ciudad de Salta, como relata Mary Robles: “Las compañeras que existen trabajando en blanco serian Mary Robles personal contratado, Victoria Liendro (contratada por el estado), y Pia Ceballos hoy en el Ministerio de las Mujeres. Con ello paremos de contar” es decir que existe un ínfimo número de mujeres que pueden acceder a trabajos estables y con cobertura de salud y aportes jubilatorios. El resto del colectivo como lo analiza el relevamiento de la población trans del Observatorio de Violencia contra la Mujer del año 2018, el 67% de la población trans ejercen o ejercieron la prostitución de las cuales manifiestan que no quieren continuar realizándolo. Los salarios a los que accedieron fueron menores de $8000 «solo entre el 5% y el 6% habían superado los montos estipulados por esos años (2016 y 2018) como Salarios Mínimos».

La comunidad trans vive constantemente violencia sobre sus cuerpos, negándoles la vida digna en sociedad, por no cumplir con las normas sociales del sistema patriarcal. “Las vulnerabilidades que tenemos hoy es general, la herencia de no tener ningún tipo de leyes que nos amparen, ya que venimos de un sistema patriarcal y machista donde nunca se nos ha brindado la oportunidad de llegada a todo los sistemas, inclusivos como a los lugares recreativos. Aunque no creas todo comenzó desde que GTS – ATTTA Salta en el año 2007 que abrió su ONG sin fines de lucro. Con ella comenzamos a ver y caminar sobre un camino minado podrido por dentro de la perversión del sistema policial que nos había condenado hacia la marginalidad, donde pudimos empoderadxs luchar contra la opresión que vivíamos con tanta persecución, en ella descubrimos la falta de todo. Estábamos viviendo en la marginalidad, por qué no podíamos acceder a ningún tipo de privilegios”.

El estado a través de sus legislaciones no garantiza los derechos del colectivo travesti trans y la sociedad a través de sus prejuicios y mandatos sociales condena y margina a las disidencias. Las personas del colectivo no tienen igualdad de oportunidades, ni le es permitido circular en ciertos espacios sociales, lo que las obliga a vivir en condiciones sociales indigna, “Por ello seguiremos muriendo jóvenes como hoy de 19 años a 35 años que es el promedio de vida que tenemos si no llegamos a dar garantías a nuestra comunidad” analizó Mary Robles.