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Lo que la respiración puede hacer por nosotros

por Victoria Garino

La autogestión emocional es una competencia o habilidad que nos facilita una vida de bienestar, empoderándonos frente a nuestro mundo emocional. En vez de pensar en tapar o cancelar las emociones incómodas lo que buscamos es observarlas, comprenderlas, atravesarlas; no guardar nuestras inquietudes debajo de la alfombra si no sacarlas a la luz y conversar con ellas para poder gestionarlas de una manera saludable.

Así como hay personas que buscan huir de sus emociones incómodas, también hay personas que, por distintas razones, tienen dificultad en disfrutar o en relajarse cuando se sienten «bien», su mente está adaptada a sentirse cómoda en estas situaciones. Aquí hablamos de lo que en yoga denominamos resistencias y apegos, en este caso al estímulo concreto de emociones y sentimientos.

Hay diferentes herramientas de bienestar que nos pueden ayudar en la gestión emocional y el autoconocimiento, algunas de ellas, con las que yo trabajo, son: el yoga y las técnicas de respiración, la atención plena (que, aunque pocos lo saben, es una parte inseparable de la práctica de yoga); y la terapia floral, en mi caso trabajo con las Flores de Bach, quizá las más conocidas y también el primer sistema en ser sistematizado por un médico titulado.

Hoy voy a profundizar en una de ellas: el trabajo con la respiración, ahora conocido como breathwork. El abanico de posibilidades para acercarnos a respirar de manera consciente es amplio, podemos comenzar desde lo más básico que es abordar una reeducación de la respiración, donde la persona aprende a respirar por la nariz en su cotidianidad, permitiendo que esta actividad que el cuerpo realiza de manera automática para la supervivencia sea cada vez más consciente y beneficiosa. Y luego avanzar con ejercicios simples y sencillos que ayudan a estabilizar y equilibrar el sistema nervioso. Pero, ¿cómo funciona esto, cómo sucede? No es magia, la forma en la que respiramos está estrechamente vinculada con el sistema nervioso. Poner atención en la exhalación, en el aire que soltamos, haciendo respiraciones largas y lentas, activa el sistema parasimpático (SNP). El SNP es responsable de funciones como la digestión, la cicatrización, la restauración del equilibrio interno ante situaciones de estrés, reduce el ritmo cardíaco, por ende estabiliza la presión sanguínea y relaja los músculos. Ni más ni menos, en un mundo donde todo nos lleva a vivir en estados de hiper alerta. De manera contraria, activar inhalaciones cortas y rápidas acelera el ritmo cardíaco, dispone que vaya más sangre a los músculos, entre otras cosas que nos pueden hacer sentir más “despiertos” pero a la vez refuerza la respuesta de lucha o huída. Ya conociendo estos dos simples “comandos” podemos ayudarnos a gestionar distintas respuestas físicas e internas a emociones y pensamientos con los que nos enfrentamos a diario.

Es importante aclarar que con estas herramientas trabajamos desde el cuerpo físico y hacia un equilibrio energético emocional a la par de la terapia psicológica o el tratamiento médico que sea necesario; de ninguna manera estas terapias reemplazan la atención médica, psiquiátrica o psicológica; por eso ya no les llamamos terapias “alternativas” sino “complementarias”.