El “juicio de las bombachas” que buscó condenar a Milagro Sala por amenazas a policías terminó con el sobreseimiento de la dirigente que soporto un proceso de tres años sin pruebas. El hijo del gobernador jujeño era el abogado que acusaba a Sala.
Finalmente, el Tribunal Oral Criminal 2 de Jujuy absolvió a Milagro Sala por el beneficio de la duda. “A pesar de los tres años que lleva esta farsa se ha demostrado que no soy culpable”, logró decir apurada mientras los agentes del servicio penitenciario la sacaban de la sala con destino a la cárcel del Alto Comedero.
“Hoy sucedió lo que venimos sosteniendo como defensa desde hace tiempo”, dijo Gómez Alcorta apenas concluyó el juicio. “Que esta causa no podría haber llegado a juicio de ninguna manera y que los tres años y tres meses que lleva este expediente lo único que demuestra es que los procesos penales contra Milagro Sala no tienen ningún tipo de sustento. Este juicio fue una farsa”, dijo tras un alegato en el que desarmó cada una de las acusaciones, habló de testigos que se sentían amenazados pero que en el juicio ni siquiera dijeron que tenían miedo y apuntó directo a las herramientas a las que echa mano el Ejecutivo Jujeño para sostener la persecución. “Un fiscal (Dario Osinaga) pidiendo cinco prontos despachos para la fijación de fecha de audiencia de debate. ¿Cuántas veces el fiscal pidió con ese entusiasmo servil e insistente la fijación de juicio en otras causas? ¿Cuál era la relevancia que tenía esta causa para tener esta actitud? La respuesta es obvia: es Milagro Sala. Es la enemiga del poder, es la enemiga de Lello Sánchez, que es el jefe del fiscal Osinaga y que a su vez responde a Morales”.
El Ministerio Público de la Acusación estaba convencido de que una condena en este juicio podía dejar en “abstracto” la decisión de la Corte Suprema de que Milagro Sala cumpla su arresto fuera de la cárcel.
Al final del día, Milagro estaba feliz, convencida de que va a pasar esta Navidad en su casa, y con su familia. El fiscal Mariano Miranda del Ejecutivo de Jujuy explicó en declaraciones de prensa que la provincia se dispone a cumplir con la medida de la Corte. Una de las fuentes del Superior Tribunal jujeño consultada por este diario también se pronunció en ese sentido, aunque aclaró que de todos modos el tema está en manos del juez Pablo Pullén Llermanos, de quien dependió la última parte de este proceso: el obstinado traslado de Milagro a la casa de La Ciénaga convertida en una prisión de máxima seguridad y su regreso al Penal del Alto Comedero, que agravó sus condiciones físicas y mentales de salud. La misma fuente también explicó que probablemente el trámite no se realice de modo “tan inmediato”, por cuestiones de procedimiento. Pullén no contestó los mensajes.