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La universidad precarizada

La carrera de Medicina en la UNSa sigue generando controversias. Los 40 docentes que manejan el Curso de Ingreso Universitario recelan de la condición que pone el rectorado de inscribirse como monotributistas para cobrar por su trabajo, mientras negociaban un incremento de sus ingresos que es de $2.500. (Aníbal Roldán)

Son cuarenta los docentes universitarios que están al frente de los Cursos de Ingreso Universitarios (CIU) de la flamante carrera de Medicina en universidad salteña, los mismos se enteraron que además de cobrar sólo $2.500 pesos por realizar su trabajo deberán ahora inscribirse como monotributistas para seguir estando al frente de ese ámbito que en el caso de Medicina tiene un doble propósito. El primero de ellos es común a todos los ingresantes de la UNSa: lograr que los estudiantes se apropien de las competencias, capacidades, habilidades, conocimientos y estrategias necesarias para ingresar y permanecer en la Universidad con un rendimiento académico de calidad. El segundo es específico a la carrera: preparar a los inscriptos de Medicina para el examen de ingreso a partir del cual sólo 60 de los 1.100 preinscriptos adquirirán el derecho de cursar la disciplina cuyos programas de estudios y monitoreo siguen dependiendo de la Universidad Nacional de Tucumán.

Hasta el año pasado, formar parte de ese plantel docente dependía de concursos públicos. Ahora, esa instancia quedó de lado y los ganadores de 2014 fueron convocados a ocupar el lugar que ya ocupaban en cada una de las cuatro comisiones en las que se divide el CIU de Medicina: Comprensión de Textos, Química, Biología y Matemáticas. Las novedades, sin embargo, no se redujeran a la antes citada. Y es que los profesionales se enteraron que para poder seguir cumpliendo su trabajo debían precarizar aún más su situación e inscribirse como monotributistas o por el contrario resignar el laburo y optar por otras opciones.

La tarea de informar el ultimátum correspondió a la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, María Passamai, que mediante un mail remitido a los docentes involucrados, el pasado lunes, les informaba que tras la reunión de la Comisión de Hacienda del Consejo Superior de la UNSa se resolvió lo siguiente: “Realizar la designación de docentes del CIU, con contratos, es decir deberán inscribirse como monotributistas (40$ mensuales), a fin de que puedan emitir factura, para poder percibir el monto asignado, se realizara por dos meses y con una continuidad hasta cubrir las necesidades académicas, o sea cinco meses, el monto del año pasado se incrementó una 25%”.(SIC)

En el mismo mail, la académica de precaria y apresurada redacción informaba que estaban ante la única alternativa en tanto si el vínculo entre los docentes y la Casa de Estudios se realizara mediante “cargos, el presupuesto no alcanzaría”. De allí que mujer resalte con tono poco heroico la necesidad de pedir más presupuesto aunque en definitiva enfatice otra vez que los contratos se realizarán hasta concluir las necesidades académicas que según las fuentes consultadas incluyen los meses de septiembre, octubre, noviembre, febrero y marzo. Tras la razón de fuerza mayor esgrimida, la decana remata el correo electrónico de forma lacónica: “por favor deben confirmar de aceptar, así se realizaran luego de ser aprobado el jueves por el Consejo Superior, los contratos correspondientes”.

Las chances de éxito del ultimátum son totales. Fundamentalmente porque las condiciones de trabajo de gran parte de de los docentes universitarios en nada se diferencias de la de millones de trabajadores argentinos que en medio de semejante precarización, lo que más temen es al desempleo liso y llano. Conviene recordar al respecto que en ocasión de las últimas elecciones para rector, el ISEPCi (Instituto de Investigaciones Sociales, Económicas y Política Ciudadana) había realizado una encuesta para identificar las principales preocupaciones de esa comunidad educativa asociadas a la producción científica en condiciones acordes a la importancia de la misión. Los resultados de las muestras evidenciaron que todo se trata de un mito: los docentes respondían que las urgencias residían en lograr estabilidad laboral, mayores ingresos y una jubilación tranquila.

Esas tres variables se materializan brutalmente en esos docentes de Medicina que reaccionaron ante el ultimátum como pudieron aunque sin grandes expectativas. Lograron arrancar para el día miércoles una reunión informativa que convocada al principio en las instalaciones del IEM, a última hora se trasladó a un ámbito de la Facultad de Ciencias de la Salud. El resultado de la misma fue confirmar que los $2.500 de ingreso que perciben los docentes se transformarían en $3.000, aunque la condición monotributista era irrevocable, tal como se aprobó finalmente en la reunión del Concejo Superior realizada el día jueves.

Y así las cosas, la UNSa sigue un derrotero claro: los tiempos en donde las preguntas trascendentales sobre la universidad deseada y el rol que debe cumplir la misma en el medio del que forma parte es cosa de un pasado ido, mientras la ausencia es ocupada por preocupaciones más urgentes: la necesidad de sobrevivir que siempre empuja a un tipo de resignación que va deteriorando lo que por mucho tiempo se consideró la natural personalidad del universitario: un ser arrojado a las grandes preguntas, a los grandes problemas del conocimiento y a las grandes respuestas a los mismos.