Medios nacionales se refieren a la condena de 6 años para el ex juez federal, Antonio Solá Torino, por cobrar coimas a un narco de apellido Farfán que, increíblemente, también está involucrado en el caso del juez federal Reynoso.
La condena fue dictada por el Tribunal Oral Federal salteño, que consideró al ex magistrado autor del delito de cohecho pasivo agravado. Solá Torino, que seguirá libre hasta que el fallo quede firme, adelantó que apelará el veredicto, al que consideró «un insulto a la justicia».
El diario La Nación le dio amplia cobertura al caso y preciso lo que ya se informará ayer: en el debate, otros tres acusados fueron condenados a tres años de prisión. El único que no recibió pena es el acusado de haber pagado la coima, Miguel Farfán, que fue declarado en rebeldía, ya que no se sometió al proceso. Increíblemente, Farfán también está imputado en la causa que involucra al juez federal de Orán, Raúl Reynoso, suspendido y procesado por conformar y liderar una asociación ilícita que lo investiga por cobrar coimas o dádivas para beneficiar con gestiones judiciales a narcotraficantes.
Tal como recrea La Nación, Farfán había sido condenado en 1999 por narcotráfico y estaba prófugo desde 2003 cuando no regresó de una salida transitoria. Pese a eso, Solá Torino levantó el pedido de captura nacional e internacional que pesaba en su contra en 2007, al considerar que el caso en contra de Farfán estaba prescripto. Meses después asumió el «error» en el cómputo por el cual entendió que se había dado la prescripción.
Durante el juicio se analizaron más de 200 comunicaciones telefónicas entre los imputados y alguien que sería el ex juez. En el contexto de esas escuchas, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) advirtió que Farfán, Salazar, Ferreyra y Vázquez conversaban constantemente sobre las gestiones realizadas ante «el Gordo» para dejar sin efecto la orden de captura que recaía sobre el primero.
Farfán dijo que estaba cansado de las exigencias del tal «Gordo» y lo identificó como Solá Torino. Según la fiscalía, el presunto narco admitió que había sido «engañado porque inicialmente le entregaron un «oficio» en el que si bien se le levantaba la captura, existía consignado un error en el último número de su documento de identidad, por lo que reclamaba que se hiciera uno nuevo».
Solá Torino, tras el fallo, opinó: «No ha existido en ningún momento la plataforma fáctica» del hecho por el que fue acusado, por lo que para él «no hay delito». «Nadie me pidió ni me ofreció nada a mí. Yo jamás he recibido nada», expresó Solá Torino, y afirmó que la voz de las escuchas telefónicas que lo comprometieron no es la suya, por lo que «en ningún momento» admitirá «la validez de esa prueba espuria, armada por la fiscalía» para perjudicarlo. «Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias, vamos a casar [apelar ante la Casación] la sentencia», agregó el ahora condenado, quien insistió en su «ajenidad absoluta» con el hecho que le imputan y en que «nunca» mantuvo una conversación con Farfán.