Un joven intentaba entrar en una casa saltando la tapia, le pifió y se pegó duro contra el suelo. La mujer dueña de la casa al verlo agonizante en el piso llamó a la ambulancia para socorrerlo.

No es de extrañarse la repulsión que generan los ladrones por parte de una sociedad que teme hasta de su sombra, son constantes los comentarios de júbilo cuando un chorro es reventado a tiros por la policía o hay algún altercado entre dos y muere uno. En todo caso uno imagina que esas personas que comentan con saña la muerte de un caco son los que en el lugar de esta mujer, que vio desplomarse dese tres metros de altura al muchacho de 17 años que intentaba ingresar a su domicilio, le pegarían un par de palazos no contentos con el porrazo de la caída.

Pero la dueña de casa no hizo eso, lo que sí, llamó al servicio de emergencias al ver que el muchacho había perdido el conocimiento debido al golpe. Fue trasladado posteriormente al San Bernardo con politraumatismos.