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La otra campana

Tras las acusaciones de los vecinos de Leguizamón al 1.400, Acerlot pidió derecho a réplica. Las autoridades de la empresa dicen que sufren un acoso por parte de personas que no quieren darse a conocer. Aseguran tener todo en regla y que están dispuestos al diálogo con la comunidad.

Tras el artículo publicado la semana pasada en Cuarto Poder, la empresa Acerlot se comunicó con la redacción del semanario para solicitar un derecho a réplica y contestar de esa manera las continuas acusaciones que un grupo de vecinos realiza en su contra desde el año pasado.

Roberto y Carlos Arangio, socio gerente y vicepresidente de la empresa respectivamente, reciben a Cuarto Poder en una de las oficinas de la empresa ubicada en Leguizamón al 1.400. Desmienten todas las acusaciones que los vecinos han realizado en este semanario y otros medios. Denuncias que señalan a la empresa como un emprendimiento que no debería estar instalado allí, en una zona residencial tranquila, con mayoría de viviendas y pocos comercios.

Un año atrás, en septiembre de 2015, un grupo de vecinos aseguraba en este semanario que a pesar de los reclamos formales realizados mediante notas presentadas en distintas oficinas municipales, nunca habían logrado que se ordenara el traslado de la empresa a un lugar acorde a su actividad. Explicaban que necesitaban ese traslado por los ruidos insoportables que se sucedían a cualquier hora del día y la noche. Comentaban que los camiones que llegaban a diario al corralón cortaban el tránsito durante varios minutos sin ningún pudor. Además, denunciaban basura producida por la empresa, veredas rotas, olor fuerte a gasoil y falta de control.

Este año, la disputa continúa. El 10 de mayo, los vecinos presentaron una nota en el Concejo Deliberante de la ciudad. Se trata del Expediente 1.618. Al igual que hicieron en una nota anterior dirigida al intendente Gustavo Sáenz, los molestos habitantes pusieron en conocimiento a los ediles de la situación que viven.

Sin embargo, la respuesta nunca llegó. Los vecinos, indignados pero no resignados, insistirán. Quieren que se investiguen las habilitaciones comerciales realizadas por la Municipalidad, las de Tránsito y todas las que involucren los permisos que obtiene Acerlot para continuar en ese lugar.

La respuesta de la empresa

“Estamos sorprendidos por lo que leímos el otro día. Nos preocupamos porque vemos un montón de firmas. Salimos a hablar con los vecinos y no es tan así. Nosotros sacamos quince firmas con quince catastros con vecinos que no tienen ningún problema con que nosotros trabajemos”, dice Roberto Arangio, antes de mostrar un papel, certificado por escribano.

“No sabemos quién es la persona que está en desacuerdo. No la encontramos”, dice el gerente. Carlos Arangio agrega que “nunca nadie se cruzó a tocar la puerta y decir ‘che, me molesta algo’”. “Directamente apareció una nota pero no sabemos ni quién es”, completa.

“No sabemos cuál es el problema. Es imposible que tantos camiones vengan por acá. Dicen que tenemos que irnos al Parque Industrial. Nosotros no fabricamos. Creo que hay una confusión. Hablan de ruidos nocturnos y olores a gasoil. Y acá al fondo está la empresa de colectivos y ahí sí no sabemos qué pasa a la noche. Nosotros cerramos a las siete y media de la tarde”, dice Roberto Arangio.

La empresa de colectivos Transal SRL, ubicada a la vuelta, sobre Almirante Brown, también formó parte de la denuncia que los vecinos hicieron llegar a Cuarto Poder en septiembre pasado. Los denunciantes protestaban por ruidos y molestias provocadas por ambas empresas.

Puntualmente sobre Acerlot, se hablaba de ruidos molestos hasta los días domingo. Inclusive a horarios no comerciales durante la semana.

“Los domingos no trabajamos. No estamos nunca. Y jamás abrimos a las siete de la mañana. Nuestro horario es a las ocho. Nos atribuyen ruidos molestos que no son nuestros. El ruido que se produce no es nada molesto”, dice Carlos Arangio.

Para Roberto Arangio, las denuncias ya son “un acoso” que le impide a la empresa trabajar con normalidad. “Todos los días hay denuncias. Me gustaría sentarme para que me digan cuál es el problema. Si me dicen ‘me taparon el garage de mi casa’, bueno, tiene razón. Ahí diríamos ‘che, no estacionen ahí’. Pero no sabemos de qué se trata”, explica.

El gerente dice que “no son denuncias, es la denuncia. Y no son los vecinos, es la vecina o el vecino”. “Acá cuántas casas habrá, 18. Nosotros tenemos quince firmas. Me parece que hay un departamento que han hecho hace poco y capaz que ahí hay vecinos que están en desacuerdo”, continúa Roberto Arangio. Lo cierto es que además del nuevo edificio, también hay departamentos internos justo frente a la empresa. Allí hay vecinos que protestaron.

“Estamos acá hace veinte años. Nunca habíamos tenido problemas”, concluye Roberto Arangio. Carlos repite que están abiertos al diálogo con los vecinos. Todo parece indicar que la historia continuará.